La maldición

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Un día perdido. Bueno, mejor dicho, aun cuando no sabia exactamente el lugar en el que se encontraba era fácil adivinar quien era la compañía. Si alguna duda hubiera quedado al respecto bastaría recordar que Hermione Malfoy no regreso a su oficina por el resto del día.

Por eso en el momento que lo vio llegar no pudo ocultar una sonrisa burlona. No era solo el hecho de saber con toda certeza en que se había entretenido, sino la tremenda facha que llevaba.

-¿En serio? -Pregunto soltando una carcajada que retumbo en las paredes de la sala.

Draco gruño tirándose agotado en el sillón frente a Nott.

-Mejor cállate. -Advirtió arrastrando las palabras en una clara amenaza, que no amedrento para nada a su amigo.

Lejos de contenerse la sonrisa, un pensamiento la hizo más pronunciada en su rostro.

-Bueno pudo ser peor. -Dijo estirando su mano para tocar un mechón de cabello negro.

De nueva cuenta había tomado una poción para ocultar su identidad, pero esta vez con tan mal tino que había terminado con el cabello oscuro y una apariencia no tan distinta de Potter. Era quizás un palmo más alto y un par de libras más pesado, tampoco tenía una cicatriz en la frente o anteojos, pero en conjunto le causaba grima tener tanta similitud el elegido.

Con un manotazo alejo la mano.

-Dudo mucho que pudiera ser peor.

Nott hizo una pausa antes de agregar, -Pudiste ser pelirrojo. -Refiriéndose a Ron Weasley o alguno de enorme clan.

Malfoy contuvo un escalofrió de solo imaginarlo.

-O pudiste ser el clon completo de Potter.

-¡Basta! -Advirtió de nuevo con los dientes apretados.

-Esta bien. -Acepto levantando las palmas de sus manos en señal de rendición.

Theodore Nott invito a Malfoy a ser su huésped el tiempo que durara el exilio de su propia casa. Contaban con que no durara demasiado, no porque le molestara la compañía, sino deseando que pronto encontraran la manera de detener a Rodolphus.

Levantándose con elegancia, se dirigió a servir un par de copas de su mejor vino, para ofrecer a su amigo un buen trago. Sabia que iba necesitarlo más temprano que tarde.

-¿Pudiste hablar con Hermione? -Pregunto el castaño tratando de esconder su sonrisa.

-Nott, no vayas por ahí, no estoy de humor.

-Eso quiere decir que ya te enteraste de que no solo Potter se enteró de los motivos por los que contrajeron nupcias.

-Me dijo de la visita que le hizo Weasley. -Menciono con sequedad frotándose el arco de la nariz.

-¿Qué piensas hacer?

El cabello negro comenzó a cambiar como si alguien comenzara a denar el color hasta dejarlo en su tono rubio natural, mientras bebía de la copa que le entregara su amigo.

-No puedo hacer mucho, aunque quisiera. -Vacío de un solo trago la copa, tragando con amargura hecho la cabeza hacia atrás hundiéndose más en el sillón. -Por el momento Potter no puede hace nada en su estado, en cuando a Weasley no tiene manera de comprobar nada, es su palabra contra la nuestra y puede que la mía no tenga ningún valor, pero la de Hermione seria suficiente. Estando sellado el contrato matrimonial no tienen pruebas además ventilar todo el asunto es tanto como condenar a su hermana a que siga en el ojo del huracán.

Amar Es Destruir Y Ser DestruidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora