Kristen
Después de la llegada de David Copley a la casa, pasó todavía casi dos meses hasta que di a luz. Durante ese tiempo, él fue la persona más considerada y mandona conmigo, pues con respecto a mi salud debo decir que era bastante estricto y aprensivo, casi como un marido recién casado, alterado por la llegada del primer hijo. Era adorable, y aunque a mi madre no le agradó mucho el trato tan familiarizado que él me daba, pues según ella era impropio, con sus constantes cuidados hacía mi persona y hacía la salud del bebé, se supo ganar el aprecio de mi hermano y su esposa.
David y yo no volvimos a besarnos, él siempre fue muy correcto y profesional, no volvimos a hablar el pasado, aunque yo siguiera queriendo pedirle perdón por haberme ido esa mañana tan precipitadamente. Nunca estuvimos realmente solos, aunque su mirada me decía lo mucho que deseaba volverá estar a solas bajo ese árbol cubriendo nuestros secretos. Y ¡Oh como yo añoraba estar entre sus brazos! Y no me refiero a algo pasional, sino a solo dejarlo que me abrazara de nuevo. Fueron casi dos meses de tenerlo cerca, saberlo cerca, desearlo, convivir con él, hablar con él, y, sin embargo, sin poder acercarme lo suficiente, o al menos a como realmente hubiera deseado hacerlo.
Sus ojos me decían que para él era igual o más torturante esa situación.
Y un día simplemente me di cuenta ¿Estoy enamorada de él?
Y mi respuesta interna fue un alegre y ruidoso "¡Sí!"
David era una persona maravillosa y extremadamente inteligente y culta, amable con todos, y generoso como ninguno, su sonrisa siempre era sincera y adorablemente sexy, y no es que solo me gustara por lo físico, que en eso no había queja alguna, él era guapo, sino en su calidad humana, me enamoro la forma en la que siempre procuraba que sonriera, aun cuando yo no me sentía capaz de hacerlo, su manera de cuidarme a diario, de procurar mi bienestar, la manera tan dulce en la que tomaba mi mano cuando me acompañaba a caminar por el jardín, su manera de mirarme, con hambre y dulzura.
En serio, yo no podía entender como mi familia no se daba cuenta de lo que pasaba entre nosotros.
En fin.
El pequeño Nicholas nació durante una fría madrugada de un Viernes, era un pequeño bebé rosado, cuyos ojos al principio se veían verdosos (justamente del verde de los ojos de James, y me aterrorizaba, pues ni Ethan ni Sarah tenían los ojos de ese color, ¿Como íbamos a explicarlo?), Sin embargo para mi calma mental, con el tiempo se le tornaron en más azulados, de manera que se parecían a un azul oscuro medio verdoso, extrañamente similar a los de David. Vaya ironía ¿No?
Nació sano, gracias a Dios, y era un bebé hermoso, al principio sin cabello, pero luego le crecieron unos rizos color marrón oscuro. De inmediato reconocí el parecido con su padre biológico.
La noche que nació no me fue permitido cargarlo ni un momento, de inmediato se le fue entregado a Sarah, así que no pude ver su rostro hasta una semana después. La cual, queda de más decir que me la pasé llorando en cama, bajo la estricta vigilancia médica y consuelo de David. ¡Era mi hijo por Dios santo! Y me lo habían arrebatado tan solo segundos después de haber salido de mi cuerpo. Mi madre fue diaria a recordarme que no debía de llorar, que para mí ese hijo que había estado cargando durante nueve meses debía de estar muerto, y que también debía estar feliz por el nacimiento de mi sobrino. Hasta que un día llegó con sus reclamos mientras estaba David en la recámara, y como venía siendo costumbre sus comentarios solo aumentaron mi llanto. Creo que él no lo soportó.
-Mi lady, no es que la contradiga...-empezó diciendo.-...pero mi experiencia profesional me dice que es muy normal que las mujeres desarrollen depresión posterior a haber dado a luz...- mientras decía esto, él me estaba dando una especia de té de tila y tomaba mi mano en un claro gesto por querer calmarme y a la vez protegerme.-... y si le soy sincero sus comentarios no están ayudando a mi paciente a sobreponerse a esa tristeza que por naturaleza ha desarrollado, sin agregar la situación en la que se encuentra que solo ha aumentado su trastorno, así que le voy a pedir de la manera más atenta su señoría, que deje de entorpecer mi trabajo.
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La Amiga (Saga Montgomery #2)
Historical FictionDe "La Madrastra" conocimos a cierta curiosa chica. Bien, conozcamos su historia. La hermosa señorita, Kristen Anne Dawson, es la hija mayor del marqués de Lloyd, un hombre de estrictos valores morales, que siempre se preocupó por que su familia fu...