Kristen
Durante el viaje a casa, Ethan no habló mucho. Bueno no es que él y yo fuéramos cercanos, lo que nos unía había sido Olive, y desde su muerte, él y yo nos distanciamos mucho más.
Cuando éramos niños, él, muchas veces me intentó proteger de nuestro padre, obteniendo castigos como recompensa, creo que, al final, me echó la culpa de su sufrimiento, por ser demasiado rebelde.
Mi hermano menor ahora era un hombre, apuesto y con una mirada sumamente triste. A veces, al verlo así, me entraban unas ganas locas de abrazarlo, pero yo bien sabía que era probable que él se molestara si lo hacía.
-Me he casado. - me dijo de repente, sin mirarme. Ausente como si hablara del clima.
No sonaba especialmente feliz por eso, ni emocionado, ni triste, aunque con Ethan nunca se sabía, pues no era una persona muy expresiva. De inmediato supuse quien era mi nueva hermana política, él la había mencionado cuando estábamos en el muelle, dando a entender que estaba en casa.
- ¿Annette? - pregunté de todas formas. Fue entonces cuando me miró y vi una sonrisa bailar en su mirada. Mierda.
-No...-dijo él, con esa sonrisilla bailando ahora en sus labios. -...Se llama Sarah. Tal vez la conociste, es la más pequeña de los Conelly.
Sonreí ¡Claro que la conocía! Era una pequeña señorita-ahora señora- hermosa, amable y buena, sobre todo pura. Bendita fuera Sarah Conelly por salvar a mi hermano de las garras de esa bruja ítalo francesa con la que se encaprichó tanto.
-Las cosas han cambiado en casa...-me dijo él. Aunque había perdido ese atisbo de sonrisa y había vuelto a su seriedad normal. -...Han sucedido muchas cosas desde tu partida.
De esta forma, me contó el cómo se había dado su relación con Sarah, la conoció en un baile, bailaron juntos y entonces madre intervino; todo se dio muy de prisa y a los pocos meses se casaron. Yo sospechaba que mi madre tenía prisa por cerrarle las puertas a Annette. Y la amé un poco por eso.
También me contó acerca de que, cuando supieron que yo me había ido de París, fue porque Annette había regresado sin mí, la muy descarada, había llegado bañada en lágrimas por mi desaparición, hipócrita.
Mi padre la tomó bajo su protección ante la furiosa de mi madre. Al día siguiente había llegado James a visitarme, entonces mi madre le suplicó que me buscara y me trajera a casa.
-Él dijo que tu querías tu libertad y que no le sorprendía que hubieras huido...-me dijo mi hermano, una sombra de dolor cruzó su rostro. -... ¿Tan mala familia somos que no quieres estar con nosotros? Quiero decir, no somos perfectos, y nuestro padre, bueno es odioso, pero madre y yo realmente nos preocupamos por ti.
Sus ojos me desarmaron, yo iba preparada para mostrarles mi odio a toda mi familia, pero no, pensaba en Ethan y en mi madre, que, si bien nunca fueron perfectos, como bien dijo mi hermano, no eran malos, el único merecedor de mi odio era mi supuesto padre.
No le respondí.
-Le pagaste a James para que me trajera. - le dije, volviendo a sentirme traicionada por los dos hombres que se suponía debían ser más importantes para mí, ambos por igual me habían decepcionado.
Su mirada no me decía nada, eso a veces me resultaba realmente insoportable.
-Fue para cubrir los gastos de viaje. - me respondió sin más.
Y volvimos a caer en silencio el resto del viaje.
Casi cuando la faltaban unos minutos para llegar a casa, suspiré, estaba ya tan lejos de mi amado Dinan, y la nostalgia fue tal que me juré a mí misma volver a visitarlo algún día.
-Kristen...-me llamó mi hermano con la voz medio cortada. -...padre...-me miró con una extraña mezcla de pesar y algo más ¿emoción? -...él tuvo un accidente hace una semana.
No pude evitar sonreír, si él estaba sufriendo por fin estaba pagando su karma por abusar de dos niños pequeños.
-Qué pena. - respondí impasible. Aunque por dentro me regocijara.
Ethan sonrió un poco. Ambos sentíamos lo mismo al parecer.
-Está muriendo, y es la única razón de la presencia de Castelló en la casa...-me dijo. Así que esa zorra aún buscaba meterse como la humedad a como fuera lugar. -...Madre ha tomado las riendas de todo y, me temo, es más estricta que lo que pudo llegar a ser nuestro padre.
Oh, eso sonaba mal. Muy mal. Mi madre era una mujer fría y calculadora, sin duda, si se lo proponía podía dar verdadero miedo. Por otro lado, comenzaba a preguntarme ¿Debería decirle a Ethan mis sospechas acerca de la posibilidad de que ese hombre no fuera mi progenitor?
Llegamos a casa. Bueno, a la que en otro tiempo fue mi casa, ya se sentía tan ajena.
Los mismos jardines y las mismas vistas que me habían visto crecer ya no me provocaban emoción alguna. Solo tristeza, porque en ese lugar nunca fui verdaderamente feliz.
Mi madre me recibió con su actitud impersonal de siempre, y ni siquiera quise ver a mi padre.
Así que fue directamente a mi habitación, y porque no, Annette se encontraba ahí sentada en mi cama, esperándome. Su rostro hermoso igual que siempre tenía la misma expresión arrogante salvo por unas ligeras ojeras que demostraban su cansancio por "cuidar de mi padre"
- ¡Que alegría verte, querida! No sabes lo preocupada que me tenías. -me dijo en cuanto entré en mi habitación. Su sonrisa intentaba ser amable pero ya la conocía lo suficiente como para saber la hipocresía que escondían sus gestos.
- ¿En serio? - pregunté sin creerme ni una sola palabra. Hacía ya tiempo que me había dado cuenta que esa libertina mujer tenía gran culpa (no toda) de lo que me había convertido, y la odiaba por eso al igual que odiaba las decisiones que había tomado por su culpa.
- ¡Pero claro! Si hasta Hugo se preocupó. - dijo sonriendo. Hipócrita.
-Estoy cansada ¿Podrías irte? -le dije, ignorando por completo el comentario de Hugo Laforet, ambas bien sabíamos que ese hombre no se preocupaba por nadie más que por él mismo.
Realmente esperaba que ella hiciera un drama. Más, sin embargo, Annette solo asintió y tomó camino hacia la puerta, cuando paso a mi lado me tomó del brazo...fuerte.
-No olvides que yo sé cosas de ti Kristen, cosas peligrosas para una señorita de sociedad como tú, así que más te vale que no me desaires y sigamos siendo tan amigas como siempre. - me susurró, casi como si tirará veneno con cada palabra. Yo sonreí y me volví a verla.
-Annette no te confundas, no somos amigas, nunca serás mi igual, tú aquí no eres más que una empleada doméstica y yo soy tu patrona...-en ese momento bajo su atónita mirada solté su agarre de mi brazo. -... no, es cierto, lo olvido, aquí no eres más que la zorra de mi padre y yo soy, como dices, una señorita de sociedad, la heredera de un aristócrata, sería tu palabra contra la mía. Eres lista ¿Quién de las dos lleva las de perder?
Ella en seguida se retiró de mi habitación con presura.
Esperaba que con esto entendiera que las cosas aquí iban a cambiar.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
N/A:
feliz Navidad 2017 adelantada :)Comments?
Atte.
EmmersonJB
ESTÁS LEYENDO
La Amiga (Saga Montgomery #2)
Ficción históricaDe "La Madrastra" conocimos a cierta curiosa chica. Bien, conozcamos su historia. La hermosa señorita, Kristen Anne Dawson, es la hija mayor del marqués de Lloyd, un hombre de estrictos valores morales, que siempre se preocupó por que su familia fu...