James
El alivio que sentí cuando la vi a lo lejos fue grande, ¡era ella!
Ya comenzaba a sospechar que la pista que había estado siguiendo desde París no era correcta, pues al parecer nadie en Dinan conocía a una Kristen Dawson, o una Miss Dawson, o Anne Dawson, es más, mucho me temía que en ese pequeño pueblo francés yo había sido el único inglés en pisar su suelo.
Hasta que la vi, claro está.
Al panadero, que tan amablemente me estaba intentando ayudar a identificar a la chica con la descripción que le di, pero que, al ser tan anciano no recordaba mucho más que sus recetas, le pedí que identificara a la joven de vestido azul que estaba en el puesto de lazos, aunque yo ya estaba seguro que era Kitty.
Aunque algo no cuadraba, era ella sin duda, pero no lucía tan como ella, no tenía ese porte medio asustadizo e introvertido que generalmente tenía, se veía segura y alegre, su cabello castaño estaba recogido en un simple moño en la nuca, con unos cuantos mechones rebeldes bailando por su rostro, y no en un alto y elegante peinado, su vestido era de lo más sencillo, algodón quizá, sin corsé ni siquiera medias se veían en sus tobillos.
¿Qué mierda había pasado con ella? Se veía tan ordinaria como cualquier pueblerina de Dinan, pero a su vez tan bella como siempre.
-Esa niña es la adorable Christinne. - me dijo de buen humor el anciano señor. - sí, sí, la bella Christinne Laforet junto con la Madmoiselle Rocheux.
Fue entonces que me di cuenta de la niña elegantemente vestida que la acompañaba.
Kristen
Por suerte esa tarde Marine estaba en la plaza, no muy lejos de nosotras. Le pedí a Lisette que fuera con ella, pues por nada del mundo quería que ella escuchara lo que James fuera a decirme. Ella a regañadientes me obedeció. Mucho me temí que a la pequeña Rocheux no le agradaba dejarme hablando sola con un forastero.
- ¡Bonjour ma chérie Christinne! - me saludó él con una sonrisa en su rostro. E internamente se lo agradecí, aunque odiaba su sola presencia en mi maravilloso hogar.
Yo traté de sonreír, aunque sin éxito me temo.
- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? - le pregunté en inglés, a sabiendas de que nadie en Dinan hablaba ese idioma.
-Llegué a buscarte a tu casa, y tu madre me dijo que te habías ido de Inglaterra, me contacté con Annette Castello y me dijo que habías desaparecido, no he parado de buscarte desde entonces. - me dijo sonriendo. ¡oh como quise golpearlo!
Aunque pensándolo bien, no era buena idea hablar en medio de la plaza, en donde cualquiera pudiera escucharnos. - Acompáñame.
James ni siquiera protestó, solo se río y me siguió hasta el hotel Du
l'étape Royale, él lugar en dónde se iba a comer. Madame Monique, la dueña, nos ofreció una mesa a mí y a mi amigo de Inglaterra.Yo estaba molesta, quería que se fuera. Pero terminé sentada con él en una mesa mientras tomábamos té.
- ¿Dinan, Kitty? Es un pueblucho deprimente, ¿Por qué estás aquí? - me preguntó de repente. Y yo sonreí, eso yo debería haber preguntado. - ¿De qué huyes?
Eh ahí la pregunta del millón James.
-De ti...-respondí mientras comía una galleta. -...de mi padre, de Annette, de mi anterior vida. Aquí he sido más feliz que nunca.
James me miró fijamente e intentó tomar mi mano. Yo la alejé.
- ¿Más que cuando en la cabaña...-no era necesario completar esa pregunta, habíamos vivido tantas cosas ahí que estaba de más decirlas? Yo asentí y el suspiró.
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La Amiga (Saga Montgomery #2)
Ficción históricaDe "La Madrastra" conocimos a cierta curiosa chica. Bien, conozcamos su historia. La hermosa señorita, Kristen Anne Dawson, es la hija mayor del marqués de Lloyd, un hombre de estrictos valores morales, que siempre se preocupó por que su familia fu...