Kristen
El baile pasó rápido, y envuelto en una especie de bruma. David bailó conmigo un par de piezas, pero no podíamos darnos el lujo de la exclusividad, él fue a platicar con unos caballeros, mientras yo hacía lo mismo con unas amigas, él bailó con algunas muchachas y yo con algunos caballeros, pero en ningún momento dejamos de vernos, coqueteando de lejos mientras estábamos en brazos de otros.
Y debo decir que sentí todo ese tiempo la creciente tensión entre nosotros. Necesitábamos estar solos.
-Del lado oeste de la casa, hasta el final del pasillo de la escalera principal, hay un ventanal, a su lado hay unas escaleras de servicio...-susurré mientras bailábamos nuestra última pieza juntos. -...encuéntrame ahí en una hora, le diré a mi madre que estoy cansada y subiré a mi habitación.
Él sonrió.
- ¿Ansiosa? -me preguntó, él bien sabía la respuesta, su mano había estado demasiado cercana de mi pecho durante los últimos cinco minutos. -... ¿No será muy peligroso?
Ahora yo sonreí.
-Esto baile terminará alrededor de las cuatro de la mañana...-le dije, acariciando casi imperceptiblemente su cuello. -...y seguramente mi familia despertara hasta muy tarde mañana.
Yo me mordí mi labio, tentándolo, sus ojos se fijaron en mi boca, y luego en mis ojos y serio, asintió.
Entonces subí a mi habitación.
Contemplé mi imagen desnuda ante el espejo de cuerpo entero de mi armario, Lisa, mi sirvienta estaba buscando mi camisón, para ayudarme a ponérmelo. Internamente sonreí, esa prenda no la planeaba llevar puesta toda la noche.
Con algo de pesar fije la vista en el reflejo de mi cuerpo. El embarazo había dejado rastros en mi cuerpo que, aunque el corsé y la ropa los ocultaba a la perfección, desnuda era otra situación. Mis caderas se habían ensanchado un poco, mis pechos habían aumentado un tanto y se habían colgado ligeramente, después de estar tanto tiempo llenos de leche materna, y ¡mi abdomen! Un ligero exceso de piel arrugada, colgante y con estrías ahora lucia orgulloso en donde antes había un abdomen totalmente plano, y a pesar de todos los esfuerzos tanto míos como de todas esas cremas y pomadas para desaparecer esa poco estética apariencia, al parecer no funcionaba. Sin duda ya no tenía el cuerpo que tuve la última vez que David me vio completamente desnuda, a los 16 años. Me sonrojé, lo que había ocurrido en su consultorio hacía ya dos semanas, no contaba del todo, pues nunca me quité el corsé, y dicha prenda ocultaba justamente lo que más había cambiado en mi cuerpo.
Y de pronto me sentí un poco acomplejada ¿Y si le daba asco verme? ¿A qué hombre le gusta ver la prueba de que una mujer le ha dado un hijo a otro?
Debía confiar en que David me amaba tal cual era. Suspiré, aunque siempre podíamos usar una sábana nupcial, de seguro mi madre o Sarah tendrían algunas en su habitación.
Lisa se retiró dejándome excelente peinada con una trenza, con mi camisón blanco y con la cama ya preparada. En cuanto salió de mi habitación, me desaté el peinado, me puse unos zapatos bajos, y una chaqueta rosada de noche. Que era en sí, una pieza con mangas y tela pesada que se anudaba al frente desde mi pecho hasta la cintura y de ahí caía hasta mis pies cubriendo me completamente, de forma que casi parecía un vestido de casa. Era una chaqueta que se usaba si por algún motivo tenías que dejar la habitación en plena noche.
Eran la una de la mañana.
Salí al pasillo totalmente vacío, y de ahí directamente hasta las escaleras de servicio, estaba nerviosa. La música se podía oír todavía desde el salón. Bajé las escaleras y ahí estaba esperándome. Me sonrió y sin palabras tomé su mano y lo insté a seguirme. No podíamos arriesgarnos a que alguien nos encontrará.
Mi corazón palpitaba fuerte en mis oídos, y sentía mi ritmo acelerado. No estuve tranquila hasta que ambos estuvimos en la seguridad de mi habitación y escuché el pestillo cerrarse.
Suspiré y él, con toda su bendita pasión, supongo no soportó más. Me besó, salvaje y apasionado, su lengua profanando mi boca sin piedad, atacando mis labios con lujuria. Gemí en sus labios ¡Era el paraíso!
Ambos éramos demasiado sexuales para nuestro bien. Y de nuevo esa premura adolescente nos inundó, necesitaba sentirlo bajo mis dedos.
Su chaqueta fue lo primero que desapareció, él enterró sus manos en mi cabello y comenzó a besar mi cuello. Yo misma me quité ese feo y pesado chaquetón de noche, y David me atrajo a él, tomándome de la cintura con posesividad.
-Me enloqueces...-susurró en mi oído, yo suspiré y fui desabrochando los botones de su camisa. Tomé su rostro y lo besé con desesperación.
Quité su camisa, con algo de trabajo porque él no quitaba sus manos de mí. Acarició mis senos sobre la tela del camisón y éstos se irguieron bajo su tacto. Mi intimidad ya comenzaba a estar húmeda. Comenzó a desanudar los lazos de camisón, como con apuro, y cuando logró bajar de uno de mis hombros el camisón, de pronto me entró un nerviosismo nunca antes experimentado. Me sentí cohibida, no quería que me viera desnuda.
Me alejé un poco, podía sentir el rubor en mis mejillas.
- ¿Qué sucede? -me preguntó con preocupación tiñendo su voz. -...Cariño, si no quieres esto, no te voy a forzar.
Bien Kristen, eres buena para arruinar momentos.
-No es eso...Claro que lo deseo. -susurré ¿De dónde había venido toda esa timidez?
David me tomó de la barbilla y me obligó a verle a los ojos.
-Dímelo. - pidió, su pulgar acariciaba mi barbilla lentamente. Suspiré.
-Yo...yo no...-tartamudee ¡Ah ya me estaba comportando como esas muchachas tímidas y estúpidas! -...no tengo el mismo cuerpo que hace siete años ¿Sabes? Tuve un hijo...
Y bajé la mirada, no soporté sostener la suya.
Sus fuertes brazos me rodearon con ternura en un bello abrazo, su mano paseando por mi esposa y mi oído pegado a su corazón.
- ¿Escuchas eso? -me preguntó. -...ese corazón ya late por ti Kristen Anne...-volvió a tomar mi rostro para obligarme a verlo directo a los ojos, su mirada era sincera y cargada de admiración. -...A mí solo me importa lo que me haces sentir, estando o no desnudos, y es inmenso y fuerte lo que siento por ti, de eso no tengas duda nunca. Te amo...- perdí la respiración y morí de amor, ¡Este hombre era la perfección en persona! Sonrió. -...además, los rastros que un hijo dejó en tu cuerpo son hermosos, son la prueba del milagro de dar vida, por otro lado, te recuerdo que yo te ayudé a traerlo al mundo...
Y me besó, pero era un beso diferente. Ahora era lento y cargado de sentimientos. Tanto que unas cuantas lágrimas escaparon de mis ojos. David me las borró a besos. Y por fin supe lo que se sentía ser amada en cuerpo y alma.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
N/A: pero esperen que esto no se acabó aquí jejejeje al cliente lo que pida y ustedes pidieron explícito ;)
Coments?
Besos :*Atte.
EmmersonJB
ESTÁS LEYENDO
La Amiga (Saga Montgomery #2)
Historical FictionDe "La Madrastra" conocimos a cierta curiosa chica. Bien, conozcamos su historia. La hermosa señorita, Kristen Anne Dawson, es la hija mayor del marqués de Lloyd, un hombre de estrictos valores morales, que siempre se preocupó por que su familia fu...