Escena tercera
(Madav y Amal)
Amal (entrando).- Tío; oye, tío...
Madav.- Amal, hijo, ¿eres tú?
Amal.- ¿No me dejas salir un poquito del patio?
Madav.- No, rey de mi corazón, no salgas...
Amal.- ¡Anda, un poquito nada más!... Voy con tita, a verla majar las
lentejas. ¡Mira la ardilla, allí sentada con su rabo tieso; mira cómo coje
con sus manitas las semillas y se las come!... ¿Voy de una carrera?
Madav.- No, vida mía, no...
Amal.- ¡Ojalá fuera yo una ardilla!
¡Iba a jugar más!... Tío, ¿por qué no me dejas ir donde yo quiera?
Madav.- Porque el médico dice que no es bueno para ti, hijo.
Amal.- ¿Y cómo lo sabe él, di?
Madav.- ¡Qué ocurrencias tienes!
¿Cómo no ha de saberlo, con esos libros tan gordos que lee?
Amal.- ¿Y en los libros lo pone todo?
Madav.- Claro, ¿no sabes que sí?
Amal (suspirando).- Yo qué sé...
Como yo no leo libros...