Escena segunda
(Madav y el viejo)
Madav.- (Al viejo, que entra).
...¡Bueno! Pero, ¿ahí estás tú, viejo maldito?
El viejo.- ¡No tengas cuidado, hombre, que no te voy a morder!
Madav.- Sí; pero es que eres el diablo; siempre les estás llenando de
viento la cabeza a las criaturas...
El viejo.- Tú no eres ningún niño, ni tienes niños en tu casa... ¿Qué más
te da?
Madav.- Es que ahora tengo un niño...
El viejo.- ¡Un niño!... ¿De verdad?
¿Pues qué ha pasado?
Madav.- Tú recordarás que mi mujer estaba siempre con el capricho de
que recojiéramos un niño...
El viejo.- Pero eso ya es muy antiguo; y además, que a ti no te hacía
chispa de gracia...
Madav.- Tienes razón. ¡Tú no sabes lo que me ha costado juntar este
dinerillo! Y que el hijo de otro se me entrara por las puertas a tirarme lo
que yo, con tanto sudor, había ido ahorrando... ¡No podía con eso!...
¡Pero este chiquillo se me ha metido en el corazón de una manera tan
rara...!
El viejo.- ¡Buena la hemos hecho! Y ahora se te irá todo en darle gusto al
niño... ¡Y tan contentos de que se vaya!