Escena quinta

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Escena quinta
(Dichos y el médico)
El médico (entrando) (a Amal).- ¿Cómo estás hoy?
Amal.- Muy bien, señor médico; hoy no me duele nada.
El médico (a Madav, aparte).- No me gusta esa sonrisa. Mala señal que
se sienta tan bien. Chakradan dice...
Madav.- ¡Bueno, por amor de Dios, déjame de Chakradan!; lo que quiero
saber es cómo está hoy mi niño...
El médico.- Me parece que tenemos para poco tiempo... Ya te lo dije...
Aseguro que se ha vuelto a enfriar...
Madav.- No, pues el niño no ha salido; eso te lo digo yo. Hasta las
ventanas han estado cerradas.
El médico.- ¡No sé qué tiene hoy el aire! ¡Había una corriente por la
puerta principal cuando entré...!
Lo mejor sería cerrar la puerta con llave... Creo que no te importará no
recibir visitas en dos o tres días; y si alguien tiene necesidad de verte, ahí
está la puerta falsa... Y esas maderas también debieran cerrarse... Los
rayos del sol poniente no sirven más que para desvelar al enfermo.
Madav.- ...Ha cerrado los ojos.
Debe haberse dormido. ¡Qué carita tiene! ¡Ay, médico, yo me lo traje
como si fuera mío, y después de haberle tomado este cariño, perderlo
para siempre!...
El médico.- ¿Quién, quién es? ¡Este jefe, que tiene que meterse en todo!
¡Valiente hombre!... Bueno, tengo que irme. (A Madav). Mejor será que
vengas conmigo a ver si está todo bien cerrado... En cuanto llegue a casa, mandaré una buena dosis de esa medicina, a ver si así conseguimos
algo... Aunque me parece...
(Salen Madav y el Médico).

"El cartero del rey"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora