Escena octava
(Dichos y el Heraldo del Rey)
El Heraldo del Rey (entrando).- ¡Nuestro Rey soberano llega esta noche!
El jefe.- ¡Dios santo!
Amal.- ¡Heraldo, Heraldo!, ¿a qué hora llegará?
El Heraldo del Rey.- En la segunda vela.
Amal.- ¿Cuando mi amigo el guarda toque el gongo en las puertas del
pueblo: Din, don, din... Din, don, din?...
El Heraldo del Rey.- Sí, entonces.
Y el Rey manda delante a su médico más sabio, para que cuide a su
amiguito.