Escena segunda 2

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Madav.- El dinero, antes era como un vicio para mí. Trabajaba por


avaricia. Ahora, como sé que es para este niño, que quiero tanto, ¡lo


gano con una alegría...!


El viejo.- Bueno, bueno; y ¿dónde encontraste ese niño?


Madav.- Es hijo de un hombre que era hermano de leche de mi mujer. Su


madre murió poco después de nacer él, y no hace mucho se quedó


también sin padre...


El viejo.- ¡Pobrecillo! Así le hago yo más falta...


Madav.- El médico dice que no hay parte sana en su cuerpecito, y que no


tiene esperanza de que viva.


Dice que lo único que hay que hacer es guardarlo de este viento del


otoño y de este sol... ¡Pero tú eres el demonio!... ¡Cuidado con tu manía


de irte por ahí, a tus años, con los chiquillos!


El viejo.- ¡Bendito Dios! ¿Conque tan malo como el viento y el sol del


otoño, eh? ¡Pues también sé hacer que se estén los niños quietecitos en


casa, amigo!... Esta tarde, cuando acabe el trabajo, me vendré por aquí a


jugar con tu niño...


(Sale).

"El cartero del rey"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora