Rovia espera lo inevitable, camina de un lado al otro de una forma compulsiva. Carol volvió a Hilltop con medicamento y Chris consiguió en la ciudad algo más, pero no demasiado, no suficiente, y el arquero seguía sin despertar.
El día quince, a las 7:23 de la tarde, ya no había medicina para Daryl Dixon, y ahora Jesús se limitaba a esperar.
Sucedió en cuestión de cinco minutos, Alexis estaba sentado junto a la cama tomándole la presión y dictaba a Chris el modo rápido en que subía el ritmo cardiaco y la temperatura se embotaba.
-No va a lograrlo -dictaminó Alex-, va a tener un ataque en cualquier momento, ¿qué hacemos?
Chris estaba listo, entrenado para las emergencias, era el único que permanecía tranquilo junto a la camilla con un desfibrilador al lado, encendido con lo último que les quedaba de batería, con una inyección de adrenalina y una jeringa de gran tamaño para encajar en el cuello en caso de que se cerrara la tráquea.
Pero si el ataque era en el cerebro o los pulmones, no quedaba nada por hacer; así que Rovia esperaba. Y entonces empezaron las sacudidas. Alex sujetó el enorme cuerpo convulsivo mientras Chris preparaba la inyección, la última. Paul se detuvo y corrió de vuelta a la camilla para ayudar, "Quédate conmigo, Daryl, no me dejes", masculló mientras lo sujetaba con fuerza para que Chris pudiera inyectarlo, el medicamento entró y las convulsiones terminaron seis segundos antes de que Alex hablara diciendo lo que ya estaban esperando.
Tiene un ataque cardíaco.
"Presión: cuarenta sobre ochenta."
"Lo perdemos..."
***
Daryl Dixon soñaba. Era el hombre de cuarenta años, se paseaba como león enjaulado en su vieja casa de niño, esa que había hecho arder hacía más de cuatro años. En la cocina, su madre se preparaba un bocado mientras sostenía en la misma mano un cigarro y una copa de vino barato, y en la sala, su padre golpeaba un televisor viejo diciendo todo tipo de maldiciones.
Estaba en el infierno, pensó, y no tenía idea de cómo había acabado allí ni si un día podría largarse otra vez de esa pocilga.
En algún momento, su madre y su padre comenzaron a discutir y ella lo abofeteó y él le respondió con tremendo golpe que la llevó al piso, y Daryl se quedó en donde estaba, mirando como cuando era niño, pero pensaba como el adulto que era; su padre era un imbécil y su madre se merecía el golpe, por tonta, por quedarse, por golpear sabiendo que él va a responder.
De pronto, mientras su madre se arrastraba a la cama con la cara morada y la boca sangrante y su padre volvía a la televisión, la mujer se dirigió a su hijo y con tono afectado le dijo "Puto".
-Un jodido puto.
Dixon asintió esquivando la mirada. Pero entonces, de la nada, la mujer se puso como loca, volvió a gritarle: -¡MARICÓN, PARÍ UN JODIDO MARICÓN! TENDRÍA QUE HABERTE ABORTADO. -Pero entonces, cuando hizo ademán de levantarse hacia él, derramó la coma, se le cayó el cigarro y prendió en llamas en cuestión de segundos, y el pelinegro la miró convertirse en un esqueleto de huesos y piel quemada que gritaba convulsionando sobre la cama mientras el resto de la casa prendía en llamas.
-¡Mira lo que hiciste! -le reclamó el padre mientras la casa se incendiaba.
Daryl quiso ir a la puerta, pero su padre lo detuvo e intentó golpearlo, forcejearon, hombre contra hombre, ya no más contra un niño, y de algún modo logró quitárselo de encima, arrojarlo al fuego y salió derribando la puerta. Afuera, era una tarde fría, había una camioneta oscura muy destartalada, y de debajo de ella salió Merle, con sus dos manos, la estaba reparando.
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Susurros en el Edén
Fanfiction#Let'sMakeJesuryl Segunda parte. La historia gira en torno a los Susurradores, que es la parte que sigue en el cómic después de la historia de NEGAN; es absolutamente una adaptación mía de la trama para hacerla empatar con la historia anterior. ADVE...