39. NACIDOS PARA MORIR

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Alejandría estaba convertida en una especie de pueblo fantasma cuando llegaron. Una mezcla de película de terror con algo de gore. El parque y las calles y las casas mismas estaban intactas, sólo cubiertas de polvo y tierra con gotas de lluvia seca, y la plaza principal tenía montones de cadáveres podridos amontonados.

-Carretas y carros llenos para llevarse esa porquería a la zona de granjas y quemarlos -dijo Aaron, los Salvadores habían hecho una masacre de todos los Caminantes que quedaron atorados en la ciudadela y ahora apoyaban con el retiro de los escombros menores, también tenían materiales suficientes para reconstruir unas zonas del muro oeste y fortificarían la muralla.

-También hay que hacer algo con la puerta principal -sugirió Lydia.

Daryl había dicho un par de días más de lo planeado para su regreso, sólo eso, y Jesús decidió entretenerse ayudando con lo que hiciera falta, así, cuando el moreno y Chris volvieran, encontrarían un sitio reconfortante para descansar y recuperar las ganas.

Rovia se unió a los escuadrones a la mañana siguiente de su llegada.

La cabeza de Beta ya estaba en una estaca junto a la entrada, regalo de Negan para animar a su gente sabiendo que las cosas volvían a estar en calma, los niños jugaban otra vez en el parque mientras las carretas con cadáveres salían y salían.

-Yo iré a El Reino por Rick -dijo Michonne subiéndose a un carro.

-Seguro, tómense su tiempo -sonrió Dwight custodiando la entrada. Aaron había dicho que la ciudadela estaría como nueva en ocho meses, pero se vería habitable en menos de quince días.

La mujer se fue y Jesús se pasó el día ayudando en retirar los escombros del muro y la tarde la usó para volver a su casa y limpiar un poco. Daryl había dicho "un par de días" y Paul quería que volviera y encontrara la casa como si nunca se hubieran ido. Así que limpió y barrió y sacudió, cambió las ropas de la cama y se preparó algo frugal para cenar. Estaba comiendo tranquilo pensando que así era como debía sentirse una esposa cuando su marido sale a un "viaje de negocios", cuando llamaron a la puerta y al abrir vio que se trataba de Aaron.

El hombre, con su camisa a cuadros y su rostro otra vez afeitado y aspecto limpio, dudó un segundo y luego le preguntó en dónde estaban Daryl y Chris.

Jesús lo invitó a acompañarlo a cenar cereal y mientras tanto le explicó lo poco que sabía. Chris iba a ir un poco más al este a buscar quién sabe qué cosas para ayudar a Alejandría y el moreno había ido con él. Habían matado a los Susurradores que quedaban y la horda se había ido a otro sitio, de modo que debían estar bien y volverían pronto.

Seis jornadas lejos de Alejandría, de modo que debían estar de vuelta en una semana a más tardar, Negan mismo se los confirmó al otro día, aunque no dio explicaciones de a dónde iban, se limitó a decirles que serían seis días de viaje, seguramente, y menos que eso dado que deberían conseguir un carro para volver y eso los haría regresar antes. Daryl había dicho que sería sólo un par de días más, y Paul usó las siguientes cuatro mañanas ayudando a llevarse lejos los cuerpos y quemándolos en las granjas. Cada tarde volvió a casa y limpió un poco más, nunca demasiado para no apresurarse, y por las noches se fue a cenar con Bruce y Mikey. El pelinegro había dicho "un par de días más, sólo eso", y cuando ya no quedaron cadáveres en la ciudad, Jesús pasó los siguientes días ayudando a reparar la puerta, reforzar la reja, levantar las jardineras, reacomodar los carros, empezar a tapiar la muralla de manera improvisada, revisar los planos de la que sería la nueva torre de guardia, aplanar los caminos de tierra y poner los nuevos nombres en el muro... la hermosa placa dorada con el nombre Judith Grimes escrito en letra fina.

Susurros en el EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora