# Dos.

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  —He intentado por mucho, cantarte algo justo, mostrarte algo distinto cada vez, escucha lo que te diré, es como un juego—cantaba la Albina en el enorme salón de música. La letra de la canción ''No hay arreglo'' se fue creando en su mente demasiado rápido, que la escribió en una servilleta para ensayarla y así no olvidarla—,ahora aquí estamos parados, me he preguntado, si es que por dentro algo te ha de romper, es algo que conozco bien, que chocante. ¿Es por qué yo no soy ella?, se equivocó, me atormenta no hay arreglo...

Siguió cantando aquella nueva canción.No se la sabía completa aún, pues apenas y la leyó, pero la mayoría de las letras nacían de su corazón para salir de su boca, mientras sus dos amigos, Bon y Joy tocaban excepcional como siempre, y Toddy...bueno esa morena siendo, solamente ella. La diva qué es, solo que esta vez ha ayudado con los efectos de música, aunque aún así mostrándose desinteresada. Al menos apoyaba un poco al equipo.

  —¿Es por que yo no soy ella?, me despertó, me atormenta no hay arreglo.

Lo que más amaba la albina de ella, era su voz. Muchos la felicitaban por tener la voz de casi un ángel, cantaba muy bien.

  —Mi sentir se ha quebrado, por lo qué he errado, me quedo sin paciencia al pretender. No dejaré que acabe así, ya no más juegos.

Varios minutos después, la albina se detuvo a la mitad de la canción, faltaban letras que componer y crear, aprenderse y no olvidarlas. Así que se detuvo.

—No sé de donde sacaste la letra, pero, ¡Meg es magnífica!—felicitó Bon.

Si supieras, pensó, escondiendo su sonrisa.

Se toco la frente—Tú ya sabes. Ustedes interpretaron muy bien el sonido, chicos.

Entonces su pequeña plática fue interrumpida por dichosa rubia de ojos violeta. La cual entro rebosante de felicidad. 

—Perdón por interrumpir chicos, pero nos toca ensayar—habló la joven sonriendo apenada. Meg solo mordió su lengua para no insultarla. 

Ella no tiene la culpa, reprendió la conciencia de la albina, de que rojo sea tan estúpido.

—Si, nosotros ya habíamos acabado—hablo Joy tomando el cartucho de su piano, Bon su guitarra, Toddy...su bolso, y yo mi micrófono.

No contesté. Evité mirar a Foxy y a los demás.

Ellos no dijeron nada más. Y nos dedicamos a salir, estaba a unos pasos de la salida, pero alguien me tomo del brazo.

—Bonita letra, ¿A quién se la dedicas?—El corazón de la albina retumbo fuertemente en su pecho. Su respiración se aceleró—...¿Meg?

—No tengo porqué dedicársela a alguien, rojo.

Y salió de ahí lo más rápido que pudo. ¿Desde cuando los espiaba mientras tocaban?

....................

  —¿Tienes idea de cuánto me costó este labial?, ¡Y está tan horrible!—Se quejo Toddy. Platicándole a Joy sobre la compra de su nuevo labial.

—Pero...se ve muy bonito—declaró Joy.

—¡¡¿Bonito?!!—grito—. Osea, ubícate. Su color es horrible, lo único pasable es el diseño. 

La Albina negó, esa morena nunca cambiaba. No entendía porqué compraba tantos productos de belleza si al final terminaba despreciándolos todos 

 —¿Y cuánto costó?—pregunto desinteresado Bon. 

—Ya se me olvido—negó la morena, pensativa—, pero solo sé que estaba carisímo.

Vaya...pensó la albina, que ridícula. Más qué se le puede hacer, ella es así. 

—¿De...acuerdo?.

—Chicos, iré a casa de Estropajo, así que...adiós—despidió la Albina sin dar oportunidad de dejarlos decir algo. Sólo se fue a aquellos barrios donde vivía su mejor amigo. 

Springtrap.

Camino por aquellos barrios de paredes grafitiadas. Pero a pesar de lo raro que era este barrio, era tranquilo, claro, excepto por los Nightmare

Ese grupo de niños imbéciles. 

Llego hasta la casa de estropajo, y abrió como si fuera su casa. Bestia, el perro de su mejor amigo, la recibió moviendo su cola y ladrando, la albina acarició su cabeza con ternura.

Camino como Juan por su casa, hasta llegar donde estropajo, pero había otra voz, esa voz que aceleraba su corazón y la dejaba ida.

Foxy.

Temorosa, la Albina se acerco hasta llegar a donde ellos. Pensando que quizá era mejor haber dado la media vuelta y haberse marchado. 

—H-hola...Chicos—susurro, pero por suerte, ellos la escucharon.

—¡Enana, ven, siéntate!—grito Spring, palmeando el asiento de a lado.

Siempre tan tierno. Lo consideró un hermano para mí, pensó.

Con cautela y su pulso a mil saludó a Foxy—Hola rojo, no esperaba verte por aquí.

  —Lo mismo digo Meg—le sonríe—, qué linda sorpresa.

# # 

Si, capítulos cortos, lo sé. No me maten.













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