Capítulo 5

360 70 29
                                    


Blard yacía viendo la puerta que lo separaba del pequeño jardín, que ayudaba a mantener, con el interior del hogar que era compartida por Geno. Había veces que se quedaba suspendido pensando en diversas cosas, las razones del por qué estaba en ese punto, cómo había llegado a separarse de su área de confort del campo, recordando que parte del dinero que ganaría en un futuro sería para su progenitora, era más eficiente que quedarse allí y prefería tener aquel deber sólo él que atar a su hermano menor a tales garras de una responsabilidad más bruta, que en cambio al rubio, a él le gustaba.

Tuvo que negar con la cabeza para volver en sí, quizás llevaba varios minutos quieto sin parpadear, algo común debido a su afán de irse por las nubes cada vez que pensaba. Abrió la puerta respirando un aroma dulce y gustoso, llamando su atención por completo.

Dejó su abrigo en el reposabrazos del sofá, quedando en una camisa blanca, debía asistir al trabajo con algo más formal algunos días, y con pasos sigilosos se asomó al umbral de la cocina. Ahí encontró al de bufanda roja revolviendo una mezcla mientras tarareaba una melodía casi inaudible a la distancia, en un principio Blard dudó si saludar o quedarse oyendo un poco más.

Sin embargo su presencia fue notoria para Geno, había escuchado la puerta abrirse y sabía que tarde o temprano vendría el contrario al no encontrarlo en otra parte, pero no esperaba que pudiera escuchar su arrullo, había carraspeado para mantener la calma y sonreírle mientras seguía batiendo en un bol.

 — Hola, Blard. —El aludido correspondió su sonrisa, de alguna manera sus ojos siempre se desviaban a sus labiales, una medida perfecta, rosados— ¿Cómo te fue?

Ese día Geno no trabajaba.

— Bien, no hay quejas. —Contestó con simpleza, examinó el lugar encontrando el culpable del buen aroma, pequeños pastelitos el cual faltaban decoraciones y el horno prendido, no podía ver desde su distancia lo que contenía, pero su olor embriagaba con su dulzor— Creí que debías solo cocinar un pastel.

Ambos habían sido invitados para la fiesta de cumpleaños que tendría el antiguo compañero de cuarto que tuvo Geno, su nombre era Ink y la festividad era una completa sorpresa, más que nada porque sabían que el cumpleañero iba a olvidar su propio día así que era un beneficio aquel descuido. Blard había sido invitado por quien organizaba la fiesta, Fresh, le había agradado la primera vez que se vieron aunque todavía tenía sus sospechas, qué mejor que invitarlo para estar pendiente de lo que haría en público.

Geno había sido voluntario a la hora de cocinar el pastel, pero Blard no esperaba llegar a casa y ver tantos bocadillos que variaban en sabor, lo segundo que pensó fue en el estado del menor, debió ser un gran esfuerzo tener todo listo, y lo que era peor, aún parecían faltar.

— Así sería, pero pensé que a Ink le gustaría mucho comer esto, a veces me pedía cuando compartíamos casa, parecía un niño pequeño.

— Siento que vivía en el paraíso estando acá, ¿Qué provocó que se fuera después de tantos años?

El menor se detuvo al oír su pregunta, se encogió de hombros dejando caer el líquido sobre los recipientes con agujeros donde se haría la forma de los pastelitos, después de ello contestó.

— Mi antiguo compañero me dejó para irse a revolcar con mi hermano menor.

— Eso suena... —Blard frunció el ceño algo dudoso, no se esperaba esa respuesta por parte adversa, pero tenía que aceptar que era divertido pensar algo así— Cómico. Déjame adivinar, ¿Con Error?

— Sí. ¿Qué te intuyó eso?

— A veces lo menos esperado es el más acertado, con todas las anécdotas que me contaste lo hacía ver alguien inquieto. Fresh es de esa índole, sería más amistad que una relación.

— Pfft... —Geno se rió, y cerró el horno donde dejó la masa calentarse, y lo indicó con la cuchara— Suenas como un casamentero, he de pensar que le hiciste un gran examen a la pareja de tu hermano para aceptarlo. 

— Lo saqué por parte de mis madres, lo admito. —Rió también, y tomó la cuchara que le era indicada para darle un pequeño toque en la nariz con la misma— No podía dejar ir a Stave con cualquiera, aunque me costó siendo que se conocieron en la universidad.

Geno respondió con un quejido de molestia por esa acción, y se limpió con su delantal, al oírle con cierta voz melancólica, no demoró en tomar la mano de su compañero para sonreírle dulcemente.

— Comprendo ese sentimiento, yo antes había vivido con mis dos hermanos y me dolió bastante cuando ambos comenzaron sus vidas más lejos de mí, pero no por eso hemos dejado de ser unidos, ahora iremos a la casa de Error pues ahí vamos a festejarlo, si quieres me puedes ayudar a decorar, estos meses ya me has hecho saber que cuando me miras así es porque quieres ayudarme.

Su sonrisa se había hecho más ladina mientras alzaba una ceja, Blard se había mantenido callado mirándolo, por más que sabía esos detalles, no dudaba que escucharlos de otra persona le daba más paz de la que se daba por su cuenta, imitó la expresión ajena pero alzando ambas cejas.

— Me pillaste, Geno Crayon. Si queremos hacer la fiesta sorpresa tenemos que llegar, y trasladar esto debe ser con cuidado, déjame ayudarte.

— ¿Sabes adornar?

— Lo suficiente. ¿Sirve?

— Si no haces un desastre con el saborizante lo es —Tomó un delantal que estaba en un cajón, y se lo extendió—, no quiero que te manches la camisa, dudo que quieras cambiarte ahora.

— Gracias.

Prepararon así entonces los pastelitos, sonriendo, conversando bastante a gusto, habiendo terminado a tiempo para llegar justos a la fiesta del cumpleañero, en todo ese tiempo Blard y Geno hablaban, había sido una loca fiesta el cual todos disfrutaron, el mayor se acostumbraba a lo que era estar tan rodeado de gente desconocida y a veces analizando cómo había vivido Geno con el cumpleañero en una misma casa, por cómo había quedado la fiesta, seguramente un caos.

En su ausencia, el correo había llegado.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora