Capítulo 25.

390 42 13
                                    


Blard se frotaba las manos con bastante frío, no era muy bueno soportando las bajas temperaturas y por ello había ido a visitar a su hermano con abrigo, bufanda y guantes, era día de invierno y donde vivía el menor era justamente en la altura, sector nada agradable para el castaño. Geno sonrió divertido por como buscaba el calor con el frotamiento en sus manos, y le tomó el brazo para poder abrazarlo, Blard rió por su gesto y correspondió. Estaban frente la casa donde vivía Stave y Outer.

— ¿Nervioso, Blard? -Preguntó el albino.   

— Estoy temblando por el frío, no nervios, amor.

— Entonces será mejor que toquemos el timbre y entremos, así entras en calor. ¿Sí?

El mayor asintió y tomó la mano ajena que estaba también fría, y tocaron el timbre para que dentro de poco se abriera la puerta, Outer fue quien apareció, sonriendo al verles y una ojeada al cielo, ya estaba oscuro, habían decidido pasar la noche con ellos para disfrutar mejor todo el día siguiente.

— Hola, Blard, Geno. Stave estará feliz de saber que ya llegaron.

Breves saludos se repartieron entre los dos y pronto el peliazul los invitó a entrar, propuesta justamente aceptada por Blard que poco más y se iba a congelar. Era primera vez que entraban aquella casa, y cuarta vez que el castaño veía a su familiar, costaba que coincidieran sus días libres los cuatro, por lo que era grato poder ahora presentarse en su hogar, ver el avance de su pequeño hermano en la vida y el orgullo que le provocaba.

Vieron a Stave arrodillado en la chimenea eléctrica, mientras se arreglaba la coleta de sus cabellos rubios, y al escuchar los pasos giró su rostro, sonriendo felizmente de ver a su hermano y cuñado, levantándose a su encuentro.

— Pensé que no iban a venir. —Rió el de pecas, con abrazos cariñosos y recibidos, miró a Blard que estaba bastante abrigado y sonriendo ladino agregó— Les puse la chimenea porque sé que eres intolerante al frío, hermano.

— Es amable de tu parte, hermanito, gracias. —Se quitó el abrigo para dejarlo en el perchero y Geno dio un paso al frente para tomar las manos del rubio.

— ¿Cómo estás, Stave? ¿No has sido problema para Outer?

— Pff, no soy un niño pequeño, Geno. —Se negó con la cabeza; los condujo a los sofás, sentándose en el reposabrazos viendo a su esposo entrando con bocadillos.

— ¿Gustan café?

— Por favor. —Dijeron al unísono la pareja.

Stave se sonrió, y tomó la taza que le ofreció Outer quien se sentó en el sofá donde él estaba sentado en el costado.

— Al final mamá siempre tuvo razón de ustedes. —Rió burlón— ¡Ojalá hubiera hecho la apuesta con los amigos de Error! ¡estaría nadando en dinero en este instante!

— O hubiéramos visitado ya la luna. —agregó Outer.

— Nah, creo que ya me hubiera ido a Saturno.

El de bufanda se sonrojó, teniendo que ocultar su rostro en la prenda, Blard a pesar de lo que le decían, veía gustoso la sonrisa de Stave al intercambiar palabras con Outer, se veía feliz, contento, comportándose con confianza entre los que estaban en la casa, sí, sus madres tenían aquella habilidad de saber si el destino era grato, confiando plenamente en que Outer sí cuidaría a quién tanto amaba fraternalmente.

La conversación se hizo a cabo por una hora más o menos, cuando Outer se levantó y revisó por la ventana, le hizo una seña al rubio quien ensanchó su sonrisa para entonces tirarle el abrigo a Blard.

— ¡Bueno, les tenemos una pequeña sorpresa! Pero Blard, no te congeles que si no, no valdrá la pena.

— ¿Una sorpresa? —Preguntó Geno levantándose junto a su pareja, arreglando la bufanda de Blard por gusto, el castaño le sonrió grato para volver la atención donde ellos.

— Sí, sí, hoy está perfecto para que puedan conocer la razón del por qué vivimos acá, vamos, vamos.

Los cuatro salieron por la puerta trasera, allí se podía ver el cielo abierto, un paisaje estrellado de una forma casi nunca vista por Geno al vivir en un sector más contaminado, era sumamente precioso, hasta Blard se le hizo admirable ver mucho mejor cada astro a comparación del campo. Se tomaron de la mano, y se sentaron en el banco que indicó Stave.

— Es muy bello... —Susurró Geno.

Stave rió y se sentó en la orilla al lado del albino.

— Siento mucho no avisarte sobre la boda, ni Blard supo esto en el momento. —Miró a Outer, este alzó un pulgar en gesto de aprobación— Y... Bueno, eso, fue un secreto para todos y sé que fue un... Error, fue suerte que los invitados aceptaran y fueran.

— Tranquilo, Stave, ya te perdoné. —Le sonrió— Solamente fue muy inesperado y que Blard no me lo dijera...

— Perdona. —Susurró Blard.

Stave y Geno se sonrieron, viendo que el castaño se había perdido en sus pensamientos que no notaba que estaba temblando bastante. Se volvieron adentro a los minutos, ya era tarde y tenían que dormir, ya mañana disfrutarían más de la visita.






¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora