Capítulo 19.

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— Blard...

— ¿Mh? 

— Hemos estado viendo la programación de la televisión por veinte minutos.

— Creí que te habías dormido.

—... No.

Un bostezo escapó de los labios el menor, quien tenía una manta sobre su cuerpo mientras que el castaño reposaba su cabeza en la ajena abrazándole. Estuvieron varias horas en el sofá, viendo películas hasta el punto que la programación de aquel canal terminó, todo debido a que Geno tenía insomnio. Blard le acompañó en todo ese tiempo para que no estuviera solo, y cuando el programa terminó mostrando la típica imagen de colores arcoiris, pensó que su pareja se había quedado dormido.

Cosa errónea, pues escuchó su bostezo, de todos modos parecía dispuesto a dormir.

— ¿Por qué no vas a la cama? Seguramente puedas dormir ahora.

Todavía el de bufanda seguía algo trastornado por la noticia de su ceguera definitiva en su ojo derecho, no era primera vez que estaba tratando de conciliar el sueño, le había dado algunos tés pero ese día tocó difícil. Geno negó con la cabeza, pasándose la mano por el rostro separándose un poco del contrario y espabiló ligeramente.

— No será posible, llegaré a la cama y mi sueño se desvanecerá.

—Tampoco deseo que duermas en el sofá, te dolerá el cuello. —Reflexionó el castaño, llevándose una mano al mentón para lograr pensar alguna solución.

— Puedes irte a dormir, Blard. No tienes por qué acompañarme en mis insomnios, debes descansar también.

— No creo poder dormir si estás despierto. —Respondió al instante, acariciando la mejilla del contrario quien miraba con sus ojeras, ahora podía ver bien su otro ojo pues tenía el cabello despeinado, pero seguía con el cansancio plasmado. Geno cerró sus párpados al sentir la mano del mayor, suspirando de paso, enternecido por la respuesta del mismo modo como estaba apenado— Hm, ya sé, ¿Por qué no jugamos algo?

— ¿A estas horas? No quiero que te esfuerces.

— Bien, si no funciona esto, te dejaré y me iré a la habitación.

— ¿Y dormirás?

— Eso no lo prometo.

Geno abultó un poco los labios, y tras unos segundos de reflexión asintió, no le quedaba otra y no podía negar que estaba curioso del juego que ofrecía su novio. Blard sonrió al ser aceptado y se levantó para ir a su habitación y volvió al poco tiempo; nuevamente se sentó donde estuvo, mostrándole, entonces, al menor una moneda por ambos lados, cara y sello.

— ¿Jugaremos al cara o sello? —Preguntó, aunque fuera bastante obvio, podía esperar muchas cosas del adverso.

— Sí, pero tendrá condiciones y una meta. —Explicó alzando sus cejas como quien explicaba a más que un contrincante, a su pareja, amoroso— Uno de los dos elige cara o sello y así quedará establecido, quien gane la ronda, tendrá que darle un beso al otro.

— ¿No será al revés?

— Si fuera quien pierda darle un beso al otro, perdería todo el rato, sería más un premio. —Rió— Solo serán cuatro, frente, mejilla, nariz y por último; boca. El primero que llegue allí, gana. ¿Te parece?

Geno miró al contrario con una expresión indefinible, Blard solo agrandó su sonrisa al percibir su adorable sonrojo adornando su demacrado rostro que necesitaba la vida otra vez. Sabía que solo era angustia y culpabilidad más que un daño propio, y rogaba que no sucediera algo peor. Si le dolía verlo así, con una muerte no soportaría verlo llorar todas las noches, y no saber remediarlo. Así siempre su mente volaba en tan cortos segundos, y al menos Geno reaccionó antes de dejarlo en otro mundo con sus mil y un pensamientos.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora