Capítulo 15.

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Pasado una semana, ambos habían vuelto a tener un día libre, momento donde decidieron no cambiar la costumbre de ver una película para pasar el rato, pero esta vez iba a ser distinto, como novios. Blard más de una vez al día le brindaba el calor de sus brazos en un abrazo, y Geno después de unas cuantas veces aceptaba a gusto poder estar cerca de él, pese respondía un poco tenso, le gustaba  lo cariñoso que era su ahora pareja. 

Dejó los refrescos en la mesita, esperando a que el castaño regresara con la idea que había tenido, mientras tanto puso el vídeo que habían elegido y se sentó, pronto, la luz fue apagada por Blard que volvió con una manta, y sonriendo se sentó al lado del menor, en la orilla de su propio cojín del mismo modo que Geno, así poder el albino, con cierta timidez inclinarse hacia él, el castaño colocó la manta sobre ellos y apretó play del control, dando el inicio.

— Geno.

— ¿Mh?

— ¿Puedo coquetearte?

— ¿Qué? —Geno se rió ante la pregunta, aunque no despegó la mirada de la televisión— ¿En medio de la película?

— Eso no me detendría.

— Pero sí mi negativa... ¿Verdad?

— Ajá. —Afirmó— Además, no podría concentrarme en la película, tengo algo mucho más interesante al lado mío.

Geno no pudo soportar más y se encogió de hombros queriendo desaparecer por la vergüenza que el mayor sabía provocar sin problemas. Blard se rió, satisfecho de su obrar, dejó su brazo tras los hombros ajenos para ver la película en silencio como un buen niño. La comodidad entre ellos volvió con rapidez, desde que fueron pareja resolvía muchos de los conflictos que ambos se habían interpuesto, haciendo difícil un buen intercambio de palabras sin recordar lo que los prohibía avanzar, el silencio y los nervios; pero ahora siendo pareja podía por lo menos Blard decir libremente sobre sus sentimientos y dejar de ocultarlos, era difícil hacerlo, más al ser tan sincero, Geno estaba contento de poder entenderse, comprender que le gustaba alguien después de tiempo haciendo vista gorda. Ahora, ambos podían abrazarse sin ningún perjuicio, único gesto que se habían dado hasta ahora, todo a su tiempo. Geno lo necesitaba, y le daría todo, recién habían comenzado y quedaba mucho por delante.

Le resultaba gracioso que ahora comprendiera las intenciones de su hermano y madres en la boda de Stave, que hubiera lanzado el ramo no había sido por probabilidad, ambos técnicamente eran los emparejados y como las predicciones eran asertivas, ahora tenía al menor cerca suyo, tapados y comiendo del mismo bol un poco de palomitas.

Tal concentración a la película no duró mucho, en ese momento lo único que tenía la atención de sus ojos era el perfil de Geno, su ojo evidenciando que no se había dado cuenta que estaba siendo mirado. Era una linda velada donde por más que el siguiente día trabajarían, podía disfrutar a solas, como de costumbre, la belleza de quien era su novio, siempre pensaba que todo era el destino que lo habían guiado a estar cerca de tal ángel, se trataba de aguantar los deseos de disparar todo su cariño, solo llevaban un tiempo.

Pero sí que era difícil, menos cuando Geno le miró de reojo y giró el rostro hacia él, ver que no se quejaba, sino que también se le quedaba mirando ignorando por completo la película que habían puesto, las voces de allí parecían mudas, el silencio de ambos era más sonora. Blard se acomodó para poder estar más cómodo apreciándolo, elevando sus comisuras de los labios para esbozar una cálida sonrisa, una correspondida con la misma expresión que disfrutó, allí estaban sus hoyuelos, como su pómulo elevaba el párpado inferior del único ojo que podía ver. Muchas veces tenía curiosidad de lo que ocultaba en la otra parte del rostro, pero no importaba si eran novios, si negaba mostrarlo lo aceptaría.

Ahora lo único que le importaba era poder tocar su rostro para saber si era real, que no estaba en un ensueño, que su novio, a quien gustaba con intensidad había aceptado sus sentimientos de igual forma como inclinaba su rostro a su mano donde había osado acariciar, allí con su pulgar delinear su suave piel, inspeccionar su rubor, el sonrosado que adornaba su pálida faz, era demasiado adorable.

— Blard... —Susurró con su voz delicada, como si temiera romper el ambiente— ¿Qué te gusta de mí? No me encuentro tan especial, hay muchas personas más hermosas que yo que están a tu nivel.

El castaño se sonrió al escuchar el halago indirecto de haberlo dicho guapo, se acercó para depositar un inocente beso en su mejilla, dos más, y uno en su sien, tras alejarse un poco para poder ver su reacción que le hizo suspirar como enamorado, respondió.

— ¿Debe haber algo específico? Todo de ti me gusta, para mí eres precioso, frágil pero a la vez fuerte, es difícil no poder suspirar cada vez que logro robarte una sonrisa.

— Basta. —Negó con la cabeza—Me sonrojas.

— Solo respondí tu duda, Geno.

— Lo sé...

Una realidad majestuosa, Blard acercó más al contrario para abrazarlo, dejando el bol en la mesa para lograr acomodarlo entre sus brazos, allí notaron que había avanzado mucho la película, al punto de no saber lo que pasaba.

— ¿De qué va la película? —Preguntó el castaño.

— No sé. Por tu culpa ya no sé de qué va.

— ¿La cambiamos?

—... Estoy cómodo. Más rato será. 

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora