Capítulo 17.

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Geno veía entre sus manos una pequeña caja, tenía forma de corazón y estaba anudado con una cinta blanca que le daba un toque más romántico, era Febrero, justo el día de los enamorados, y había tenido la idea de darle un pequeño agradecimiento por lo servicial que ha sido con él desde que había llegado a su hogar, más de un año, hacerlo saber con su pequeño presente, ya en otro momento pensaría otro regalo, aunque con esto igualmente no creía suficiente devolver todo lo que había hecho por él. 

Suspiró, y fue al jardín donde estaba su pareja haciendo un poco de jardinería, estaba terminando al notar como se sacaba los guantes y se lavaba las manos con la manguera que tenían en una esquina.

— Blard.

— ¿Sí?

El albino ya habiendo tomado todo el aire y reflexión antes de ir al encuentro, dejó mostrar la pequeña caja de forma de corazón que ocultaba tras su espalda, Blard dejó a un lado el paño que usaba para secarse sus manos con clara expresión de sorpresa, sonriendo al tomar este presente, Geno le sonrió también.

— Feliz San Valentín. Blard. —Inhaló y exhaló— Quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí desde que llegaste a la casa, mi vida cambió literalmente, la rutina ya no era la misma, mejoró gracias a ti. Yo... Gracias.

Blard al escuchar el intento de agradecimiento que salió tan cálido como el emisor de sus palabras, tuvo que reír para dejar desapercibido el rubor que aconteció sus mejillas, en vano, Geno pudo notar su reacción, con sus ojos brillosos al ver lo que le había regalado, pudo ver mejor por la luz del sol sus lunares bajo su orbe izquierdo, sus comisuras alzadas que mostraban sus dientes como perlas, aunque no pudo quedarse atrapado al ver su semblante, el castaño le veía con una mirada peculiar.

— Eres adorable, Geno. —Comentó— Yo también debo agradecer que me acogieras bien en tu hogar, es mi primera vez actuando por mi cuenta en la sociedad y si no fuera por ti, estaría todavía perdido, por tu cariño, amabilidad, aunque se me fue por completo que hoy era San Valentín, no tengo nada.

— Eso no importa. —Se encogió de hombros, un tanto atontado por lo que había dicho— No es nada, era lo menos que podía hacer cuando se trataba del hermano de Stave y además a quién vería a diario desde entonces.

— Si es así desde una visión de amistad... —Comenzó a decir, mientras dio pasos alrededor del jardín, Geno le observó algo confundido, infería que Blard quería decir algo y solo hacía un estilo de preparativo—... Quizás sí sepa qué puedo ofrecerte como un obsequio, pero más que amigo, como novio.

— ¿Qué clase de obsequ-

Las palabras se le fueron como de un golpe seco en sus pulmones, quedando sin aire de la impresión que hubo cuando el mayor sin deshacer de su curiosa sonrisa, que lo había derretido más de una vez en esos segundos por los latidos de su corazón y el estremecer en su abdomen. Blard se había acercado en ese pequeño lapso para tomar con tal delicadeza como si tratara a una flor su mentón para alzarlo, e inclinarse ligeramente para colapsar sus labios con los labiales impropios, depositando un cariñoso beso, el primero entre ambos, uno que por más que el castaño se separó al instante, ambos lo sintieron eterno, pero no menos increíble.

Geno no pudo reaccionar, sus labios habían sido profanados por los cuales muchas veces quedó admirando, fue tan suave, que sentía desorbitados deseos de volver a repetirlo, aunque su cuerpo todavía estaba rígido y su rostro a cada segundo se hacía más colorado, siendo similar a su bufanda, Blard le dedicó un pequeño guiño, pero también sentía que su cabeza explotaba de emociones cruzadas, deseaba hacer aquello desde hace tiempo, y aquel día justo fue el indicado para poder hacerlo, después de mucho pensarlo, Geno iba a reaccionar así de cualquier forma. Soltó su mentón entre sus falanges para soltar una corta risa nasal pero grave, para desviar sus orbes verdes a su regalo, lo abrió, y se dio el lujo de saborear uno de los cinco chocolates que estaban, era dulce, pero el sabor de los labios contrarios por más que hubiera sido solo una pequeña presión, fueron mucho más dulces que lo que comía, y los deseos de volverlo a besar perduraban.

— Esto... —Tragó saliva, pasando su mano por su cabello albino para poder encontrar las palabras y no balbucear, pero fue interrumpido otra vez por otro beso, que solo fue una presión y rápidamente se separó, el castaño le sonrió también con un tenue rubor pero bastante seguro de sí.

— Gracias por los chocolates, Tomatito.

Geno quedó fascinado y absorto de aquel regalo que le habían dado, gruñó desesperado y evitó que se alejara para también devolverle un beso. Fue una sorpresa para el castaño, pero no por eso no correspondió, ladeó el rostro con tal de acomodarse y así quedaron por varios segundos. Ambos se separaron y Geno fue el primero en carraspear, su sonrojo pasaba hasta sus orejas.

— Gracias por tus labios. —Dijo atontado, desvió el cuerpo queriendo huir al interior de la casa— No te comas todos los chocolates, el almuerzo está listo.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora