Capítulo 27.

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Llevaba caminando en el aeropuerto más de una hora, se había adelantado por la necesidad de ver de vuelta a su amado, había recibido sus fantásticas noticias que había salido bien la operación así que ahora estaban de regreso a la ciudad, estaba ansioso por verlo, llevaban una semana sin verse y se dio cuenta lo terrible que era sentirse sin su pareja por mucho tiempo, al hacer los días extras le ocurría pero no de tal intensidad, sabia anteriormente que estaba bien, pero ahora todo podía pasar, el avión, asaltos, todo estaba en la mente del pobre castaño. 

El llamado de su celular interrumpió todo pensamiento pesimista, revisó el teléfono con velocidad casi resbalándose de sus manos al estar torpe y nervioso y al lograrlo respiró profundo para contestar sin rasgos de sus recientes titubeos, había reconocido claramente la imagen que le había colocado a su pareja además del zumbido personalizado.

— ¿Geno? ¿Ya han llegado? —Desde la otra línea se escuchaban los mismos ruidos que él mismo escuchaba, haciendo evidente que estaban en el mismo lugar, además de una tierna risa.

— "Sí, Blard, ya hemos llegado sanos y salvos. Perdón si me demoré en llamarte, tuvimos que buscar las maletas, ya estamos yendo a la zona de espera".

Blard intentó mirar y encontrar los cabellos albinos del ajeno, o al menos su bufanda roja o al menos a su cuñado, se sentía muy perdido en aquel lugar, había sido complicado llegar a dónde estaba pero al menos se había ubicado, en vano, tuvo que preguntar.

— ¿En dónde están? No los veo.

— "Pff, tonto, estás muy nervioso, respira". —Dijo su voz que era la suficiente para calmarse, aunque después se escuchó otra voz, la de Error.

— "Además de idiota es ciego."

— "Error, por favor".

Sintió escuchar aquello dos veces, y giró lentamente hacia donde había escuchado las voces, y con solo enfocar pudo ver aquella cabellera albina que contrastaba con su preciosa bufanda impregnada de su dulce aroma, una sonrisa tan sincera que cautivaba por completo, además del mismo suéter ancho de mangas largas que se había llegado de su casa en el campo.

Sus pies se movieron solos, su cuerpo reaccionó apenas Geno interceptó su única mirada, ya había estado en recuperación y por eso solo tenía un pequeño parche bajo su ojo. El menor miró brevemente a su hermano diciendo "espera un poco" y así dejar la maleta a un lado e ir al encuentro con quien amaba en todo el mundo.

Los pasos iban en coordinación, los brazos de ambos se alzaban a cada metro que se acercaban, y en menos de un minuto el albino ya estaba entre los reconfortantes brazos de su amado, compartiendo el calor y confort que por más que solo había sido una semana de ausencia, parecía años, sin mucho contacto por los controles médicos que había tenido todos esos días además de estar con su hermano, ahora esos breves momentos eran para ellos dos, eso sentían aquel par de amantes.

Blard deslizó sus manos de su espalda hasta sus mejillas, para sonreírle más un suspiro que quitaba todo peso, y despacio con sus pulgares acarició sus pómulos, rozando el parche que tenía el menor, Geno un poco ruborizado se dejaba hacer, aferrándose al cuerpo ajeno que creía que si lo soltaba se iría como la pesadilla que había tenido un día antes de la operación.

— Te extrañé mucho, Geno.

— Yo también, amor. —Le dedicó una sonrisa llena de amor, una la cual le daba permiso a Blard de poder hacer lo que extrañaba además de su presencia y su todo.

Inclinó su cabeza a un lado para depositar un beso en sus labios, una presión que al instante se convirtió en un movimiento de mandíbulas que Geno correspondió con el mismo sentimiento; se abrazó a su cuello, recordando lo delicioso que era poder besar a quien tanto lo había seducido por su mera mirada, aquella que podía significar muchas cosas a la vez que su sonrisa.

Ya no habían ruidos más allá de sus latidos del corazón, al mismo ritmo, una melodía interna que acompañaba el ósculo que tanto añoraban, hasta sentir que sus pulmones se vaciaban del aire vital; se tuvieron que separar, no querían pero debían, y se dedicaron sonrisas que solo ellos entendían. Estarían más minutos así si no fuera que Error carraspeó ya harto de ver a su hermano dando mimos a ese idiota.

— Joder. ¿Pueden dejar de ser tan melosos en público? —Se quejó— Toma el equipaje de mi hermano y vámonos de una vez, antes que Ink se le olvide como respirar.

Blard rió por las quejas infinitas y divas de su cuñado; aceptó con gusto tomar la maleta de su pareja para tomar su mano y así caminar juntos escuchando al moreno. Geno de vez en cuando le respondía que se calmara pero por otra parte, no podía dejar de pensar que sí que extrañó tomar de la mano a su pareja, que sí lo extrañó, que al final, si antes había duda, ahora tenía muy claro que el castaño, a quien tenía a su lado, era a quien quería por el resto de la eternidad.

Eso mismo pensaba Blard, pero de una forma ciertamente distinta. 

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Se acerca el final.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora