Capítulo 18.

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Tomaba de su infusión de hierbas mientras yacía en el sofá relajado, había llegado hace un rato del trabajo que tenía en el campo, por lo que cuando llegara su pareja iba a poder descansar más tranquilo. Ahora solo lo esperaba, pues había salido al médico a tomarse un chequeo sobre un tema que se le era desconocido pero Geno mencionaba que no era grave, por lo que no se preocupaba y veía su ausencia normal; aunque solo deseaba que no fuera nada malo, debido a que no sabía con detalle qué es lo que se revisaba. 

La puerta se abrió pero Blard no pudo reaccionar a tiempo para cuando a quien esperaba subía las escaleras en dos en dos y un portazo se escuchara posteriormente en el segundo piso. El castaño presenció la escena tan rápida que al instante su mente pensaba cualquier ocurrido perjudicial de la salud de su amado, cerró la puerta de entrada que dejó abierta, dejó su taza en la mesa y partió rápidamente hasta arriba, se le hacía extraño que no hubiera llegado con Error, haciendo una infinidades de posibilidades negativas.

Abrió el umbral, viendo al albino tirado a la cama de costado mirando hacia la pared, susurró un "permiso" para adentrarse, sentándose en la orilla totalmente preocupado, oía los bajos sollozos de un llanto anterior, ocultando su rostro entre sus manos, con las piernas dobladas y encogidas casi en posición fetal, Blard no entendía qué ocurría.

— Cielo. —Murmuró, deslizando con suavidad su mano en el costado ajeno haciendo evidente su presencia— ¿Está todo bien?

No recibió respuesta, y el ambiente se hacía cada vez más deprimente agregando el hecho que las cortinas no estaban abiertas, lúgubre y frío. Blard apretó los labios buscando una forma de llegar al motivo de sus lágrimas, le dolía verle así.

— Geno... Sabes que puedes confiar en mí. ¿Verdad? —Cerró sus orbes— Todo va a estar bien.

En vano, Geno permaneció en silencio, pero aún despierto, se removía de vez en cuando, negando con la cabeza ante lo último, empero su voz no fue respuesta. Blard comprendió que no era tiempo para hacerle hablar, por lo que con cuidado, se recostó a la misma dirección que el menor junto a él, apoyándose con un brazo mientras el otro lo colocaba entremedio del brazo ajeno y torso para atraerlo a sí. Le dio mimos, besó su frente, suspirando triste cuando el otro se abrazó a su brazo.

Lo dio vuelta, el albino no ofreció resistencia, su mirada estaba apagada, el rastro de las lágrimas se habían quedado secas en su blanca mejilla, y el castaño, intentando hacerle saber que estaba ahí, le abrazó mejor; acariciando su cabello con lentitud, deslizando sus falanges por cada blanca hebra, haciendo mimos en su cabeza.

Quedaron en silencio, la respiración entrecortada del menor se calmó, casi durmiéndose por el cansancio, Blard también estaba cansado pero iba a velar por el bien de su pareja, sin embargo, el ruido del celular los alertó a ambos, y el castaño estando más cerca del aparato tecnológico, logró ver el nombre, Error. Geno susurró un "no contestes" y pronto el sonido desapareció en el eco.

— Era Error. —Dijo Blard.

— Me llama porque se siente culpable de mi condición...

— ¿A qué te refieres con eso?

El albino se sentó todavía con un pequeño puchero sobre sus labios, descubrió su mechón de cabello que siempre cubría la mitad de su rostro para mostrar su ojo, allí Blard tuvo que también sentarse para poder ver su pupila más clara, gris y opaca,  podía descifrar bastante cosas pese no era un experto en medicina.

— Yo... Ya no puedo ver con este ojo. —Suspiró— Fue hace años... Cuando éramos pequeños con nuestra madre mis hermanos y yo fuimos a jugar a un cerro.

—... Por eso no te traían buenos recuerdos ir al campo.

Geno asintió angustiado, Blard le tomó una mano haciéndole saber que allí estaba, paciente y que esperaría cuando él quisiera hablar, el albino desvió su mirada, comenzando con su breve relato.

— Estábamos jugando de lo más bien, cuando Error se resbaló por humedad que había, yo pude reaccionar... Y lo abracé antes de que se pudiera golpear con algo, pero... hice un mal paso también y terminamos rodando colina abajo, en eso yo me golpee la cabeza con una roca... Llevándome al hospital con un diagnóstico de una posible ceguera progresiva o definitiva.

— Y ahora se vio el resultado. —Concluyó bajo el mayor, tenso de ver como los ojos ajenos se llenaban de lágrimas hasta nuevamente caer por sus mejillas, Blard nuevamente lo abrazó, siendo correspondido con la poca fuerza que tenía el contrario después de tal fuerte noticia para él— Perdón.

— N-No es tu culpa... No es culpa de nadie... Solo mía por no ser cuidadoso.

— Tú no sabías lo que iba a ocurrir... Eráis niños, Geno. —Mimó con suavidad, dejando que el contrario se desahogara— Fuiste valiente en sacrificarte por tu hermano, eres su héroe... Geno, te amo, todo estará bien.

Era primera vez que Blard le decía un te amo a Geno, sacándole un pequeño sonrojo en medio de su silencioso llanto, se sintió amado, querido y protegido, dejando en silencio las palabras para soltar varias lágrimas más y después calmarse, estuvieron ahí más de una hora, hasta que ambos quedaron dormidos hasta la noche.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora