Capítulo 30.

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Los años pueden significar mucho, para los dos solo hacían que el lazo que los unía, se fortaleciera con mayor intensidad, hasta el punto que apenas se tomaban de las manos, sentían que era amor, cada mirada que se dedicaban significaban miles de cosas que ambos entendían, así mismo con sus sonrisas, simples gestos.

No hasta ese día.

Geno había estado mirando al mayor que poseía claras facciones de nerviosismo en su rostro, no se quedaba quieto y miraba varias veces el reloj. Blard había regresado en la madrugada de su pasatiempo del jardín y en la noche se había movido bastante que apenas el albino había podido dormir esperando que no fuera nada grave; y ahora en la mañana el castaño le había pedido que no saliera al patio hasta que él lo dijera, haciendo que claramente escondía una sorpresa para el menor.

— Hum... Blard.

Llamó el menor, haciendo que Blard, quien estaba totalmente hipnotizado en el segundero, hiciera un gesto de estar escuchando, el de bufanda suspiró un tanto cansado de que estuviera así por más de quince minutos, por lo que tomó su mano con las propias para llevársela a su propia mejilla, no sabía qué pensaba ahora su amado, nunca en su vida lo había visto tan nervioso, hasta creyendo estar contagiándose de su estado.

— ¿Por qué no hacemos algo para distraerte? —Preguntó una vez más, sentía que si no le veía no iba a tomar totalmente su atención, por lo que algo sonrojado por la idea que tuvo, se levantó y se sentó ahora en el regazo ajeno para ahora él tomar sus mejillas— Y lo digo en serio.

El castaño parpadeó volviendo a la realidad al sentir las manos frías de su pareja en su piel, y cerró sus párpados esbozando una pequeña sonrisa para suspirar, que el albino hiciera tal acción de estar sobre sí no le causaba mucho, se le antojaba muy tierno y varias veces le había hecho acurrucarse mientras veían alguna película. Dejó que Geno deslizara sus falanges por sus cabellos, siendo mimado y acariciado en su cabeza que le proporcionó una clara sensación de tranquilidad, necesitaba que esa tensión que había nacido desde que tuvo la decisión de hacer su sorpresa.

— Bien... Tú ganas. ¿Qué deseas hacer, cielo?

— Jamás pensé llegar tan lejos. —Comentó, apretando los labios— ¿Quieres caminar? Así estás tranquilo que no iré al patio y te logro alejar del reloj.

— Heh... Todos ganan. —Rió en medio de otro suspiro nasal— Está bien, vamos.

Ambos se levantaron, aunque Blard le había detenido cuando Geno quiso subir las escaleras a buscar sus zapatillas, se giró extrañado de que tomaran su mano y más cuando recibió un abrazo en el cual su amado escondía su cabeza entre su hombro y cuello, ocultando su rostro en su bufanda; eso le había preocupado mucho más al menor, y nuevamente empezó a mimarle independiente de estar medio escalón arriba, si su pareja deseaba los mimos, se los iba a dar.

— ¿Mejor, Tostadito? —Preguntó una vez se separó del abrazo, sonriéndole cálidamente.

— Sí, Tomatito.

Se rieron bajo, agradeciendo ahora que el ojiverde dejara de estar tan tenso, para entonces tomarse de las manos y comenzar a caminar y dar vueltas a la manzana. Llevaban bastante tiempo juntos desde que comenzaron a salir, hace poco habían cumplido ya cinco años, cinco preciosos años llenos de amor y aventuras que no pasaban los límites, además de no haber discusiones.

Era una relación sana, donde no existía pese se vieran todos los días una gran dependencia, entre ambos se ayudaban a cuidarse y a valorarse, era sin más un precioso momento donde caminaban en silencio, sin incomodidad, calmo y con frases cariñosas por parte del mayor al albino. ¿Cómo no querer a quien tanta seguridad le proporcionaba? Que las caras tristes no duraran más apenas recibían el consuelo ajeno, además que por ambas partes, sus hermanos habían aceptado su relación.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora