Capítulo 12.

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Geno veía incrédulo al castaño, este había pedido un momento para poder cambiarse ropa mientras colocaba la mesa de centro a la pared para tener espacio; ese día iban a comenzar a practicar lo aprendido con los vídeos de baile. Tenía los ánimos necesarios y estaba listo, pero no se esperó que el cambio de ropa por parte del castaño iba a ser tan formal. 

Blard bajó por las escaleras portando una camisa negra con las mangas dobladas por encima de los codos, sus pantalones y zapatos poseían el mismo color dejando un aire formal y elegante. 

— Esto... ¿Era necesario? —Preguntó el menor, pensando que poco y más faltaba una rosa en el bolsillo de la camisa y parecería que bailaría tango.

— Era la ocasión perfecta. —Sonrió.

Intentando quitar de su mente la palabra "dios mío", Geno asintió, colocando la música para dar paso sus conocimientos aprendidos de los vídeos, cuando lo dominasen podrían estar tranquilos para el día de la fiesta de disfraces. El evento ya estaba fijado en el calendario, pero no era un evento cualquiera, la fiesta se haría en una parcela y no en la casa de Ink y Error. 

Era primera vez que Geno iba a estar cerca del cuerpo del mayor, primera vez que habrían roces más allá de un saludo que era solo con la mano debido a lo diario que se veían; un contacto mayor al pasarse llevar al buscar algo, simplemente era un detalle que a ninguno de los dos mentalmente se les iba. Era importante para ambos pese no sabían que el contrario tenía la misma sensación, la mano de Blard en su costado mientras que la mano de Geno en su hombro dejando una calidez única.

Podían diferenciar con más tenacidad su altura, ver con más detalle cada facción de sus rostros, y sentir sus manos tomarse para dar por comienzo el baile.

— ¿Crees que será necesario un saludo antes de partir? —Preguntó Blard dando el primer paso con el pie hacia un lado, Geno bajó la mirada hasta sus zapatos con tal de no perderse. El mayor había imitado ello, era primera vez que lo hacían y que alguien pisara al otro sería inminente, el albino dio bien su paso, solo hicieron un movimiento de lado a lado.

— No creo que la fiesta sea tan formal como para eso. —Respondió, sonriendo al recordar— Es Ink el anfitrión, y son disfraces.

— Buen punto, sin embargo... —Geno se aferró a su brazo, debido que Blard en vez de un paso recto, hizo de las suyas para dar juntos un giro en el mismo vaivén, solo al volver como estaban Geno alzó la mirada frunciendo levemente el entrecejo— Ya tengo pensado un disfraz y sería necesario hacerlo para darle más realidad.

— ¿Cuál?

El castaño junto a su encantadora sonrisa, guiñó un ojo.

— Será secreto.

Geno atraído por tal mirada y curioso del traje que quizás llevaría aquella noche, apretó los labios para tratar de hacer seguro sus pasos. Blard más manejado en los pasos simples, le gustaba ver el rostro del menor concentrado, poder tomar su tibia mano y la otra tenerla en su espalda para que sea más cómodo; se daba últimamente muchas ideas del cómo sería besar su frente, al tenerla a su altura, y ver su orbe visible, sus pestañas y cada expresión que hacía por mínimos comentarios, sin duda, el menor era muy adorable.

Una pequeña pisada le hizo reaccionar, había creído que era adrede por la fuerza pero había sido accidental, Geno se había alejado separando sus manos de su unión y contacto, con un semblante culpable.

— ¡Lo siento! Tantas vueltas todavía no me hacen dominar.

Blard se había encogido ligeramente por el breve dolor, pero le sonrió al adverso diciendo así que no había ninguno problema, sin decir mucho volvió a tomarle la mano con delicadeza, estremeciendo al menor.

— Los errores pasan, tranquilo. —Expresó cálidamente.

Como si esas palabras fueran mágicas, Geno se calmó, si decía que no había problema estaría bien, al menos se había cambiado ropa pues siempre en la casa andaba con sandalias y el daño hubiera sido peor. Igualmente se sentía algo idiota que por más concentración le diera al asunto, más errores cometía, comenzó a calcular las razones, y al poco tiempo solo cedió al momento, ya era la tercera canción de vals, y el silencio en vez de ser torturador hacía más lento y agradable el ambiente, hasta había cerrado sus ojos dejándose llevar, recordando que estaba junto a quien le hacía sentir que estaba bien, recordando que estaba tomando la mano de quien tantos pensamientos impuros le provocaba, y también nervios cuando las charlas terminaban y las vistas colapsaban.

En ese momento se sentía muy afortunado de estar tocando al otro, sin desear apretar más que su brazo cada vez que se sentía desvanecer por su distracción en la realidad, como lo hizo cuando el de lunares bajo su ojo tomó bien de su mano para hacerle dar una vuelta en su eje solo a él, sacándole un ruido de impresión a Geno, sacándole risas a Blard.

— ¿No que no sabías bailar... Blard? —Se quejó, medio molesto por no ser avisado.

— ¿Hmm? Estoy aprendiendo junto a ti.

— Siento que mientes. —Respondió, que a pesar de seguir con el ceño fruncido, imitó el tono de broma por parte de Blard que trataba de no reír.

— Bien, quizás haya practicado un poco antes. —Su expresión se volvió más cálida— Para sorprenderte.

Una vuelta más pero de tal forma que ahora Geno quedó de espaldas apegado al pecho ajeno, ahora con ambas manos tomadas del otro, provocando unos ligeros nervios.

—... No era necesario esto.

— ¿Qué cosa? ¿El paso o lo otro?

— Blard. —Regañó.

Entre un aguante de su común risa, volvió a darle una vuelta al contrario para quedar como estaban, dar unos vaivenes más para que entonces Blard le inclinara con una mano su espalda y así cerrar sus ojos elevando las comisuras de sus labios.

— Es necesario sorprenderte, demostrar lo mucho que me encanta hacerte vivir experiencias nuevas del mismo modo como quiero demostrar mis sentimientos diciéndote cuánto me gustas.

La canción había terminado, y con ello el ensayo que habían tenido, Geno estaba en un estado que no sabía cómo describir. Blard como si nada, tomó un poco del agua que tenía en la mesa de centro y después, como si su comentario realmente hubiera sido normal entre ellos, dijo que saldría a comprar para la cena.

Una vez solo Geno se sentó en el sofá, diez segundos después se cubrió el rostro con las manos sonrojado.

Blard se había confesado. 

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora