Capítulo 10.

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Geno llegaba de una pequeña salida que había tenido con su amigo Ink, eran las siete de la tarde y sabía que tenía tiempo para descansar antes de un día de trabajo más. Eso no le estresaba, ya estaba acostumbrado a dejar la casa para volver ahora con un lindo motivo, podía llegar antes o después de su compañero que hacía sus tardes más cómodas. 

Ahora mismo, un evento que no había sucedido otras veces le llamó la atención, y era escuchar música más fuerte, pero no menos pesado, se trataba de un instrumento a cuerda, y debía suponer que era una guitarra, ¿Pero qué hacía una guitarra sonando? O era el reproductor que sonaba estéreo o Blard habría traído a alguien a la casa.

Lo último le causó algo de incomodidad, más de una vez Ink estaba con unos amigos y quedaba un desastre en la casa, sabía que el castaño no era así, pero eran los traumas que ha cargado durante meses, despiertos por la probabilidad de tener desconocidos en casa. Se asomó por el umbral, y un fuerte suspiro salió al instante al no ver más alma que el de su acompañante, se sintió ligeramente mal por haber dudado del otro, a lo que cerró la puerta de entrada para adentrarse y saludar al contrario que tocaba algunas notas pero sin ningún canto para poder reconocer la canción, aunque bueno, quería pasar desapercibido pero Blard detuvo su práctica.

— Hola, Geno. —Saludó con una tranquila sonrisa— ¿cómo te fue con Ink?

— Hola, botó su glaseado, otra vez. —Blard rió, e hizo un gesto con la cabeza invitando al albino a sentarse en el sofá de al frente— No sabía que tocabas guitarra.

— Todos los días se aprende algo nuevo ¿No? —Respondió dejando el instrumento reposando sobre el suelo y apoyado entre sus piernas, dio ligeras palmaditas a las cuerdas— Lo traje del campo hace unos días, cuando joven tocaba, ahora por curiosidad lo traje para ver si puedo volver a componer.

— ¿Hacías música? Wow... Debe ser difícil.

— Lo es, por eso digamos que solo me dediqué a improvisar.

— Cómo el rap.

— Heh. Algo así.

Volvió a tomar la guitarra, para comenzar a tocar algunas notas con un raspeo constante, habían ciertos errores que Blard rápidamente arreglaba, haciendo que Geno se sorprendiera, solo pasaron treinta segundos antes que se detuviera, desilusionando al de bufanda, quería escuchar un poco más.

— ¿Tocas algún instrumento, Geno?

— Solo supe tocar la flauta debido a la escuela. —Intentó recordar— Pero creo que siquiera recuerdo la escala.

— Do, re, mi, fa, sol, la, si, do. —Dijo cada una con la nota correspondiente en la guitarra, no había sonado nada mal junto a su voz grave, estremeciendo al menor— ¿No quieres intentar?

— No creo que sea buena idea.

— Es diversión, no te diré nada malo. Te puedo ayudar con esto.

Era mejor no insistir, ya ambos lo tenían claro, por lo que Geno suspiró y asintió para abrir los brazos y esperar que le dieran la guitarra, Blard sonrió a gusto y se levantó para extender el instrumento y colocarse a su lado, allí, acomodó la mano del menor para los trastes y la otra en las cuerdas.

— Solo te enseñaré dos, y verás que con solo eso se puede tocar una canción improvisada.

— No creas que voy a cantar. —Aclaró algo nervioso.

— Lo sé, lo haría yo... Pero prefiero una canción más formal que improvisada para ti.

Geno sintió sus mejillas arder, por lo que se encogió de hombros para ocultar su sonrojo en su bufanda, colocó los dedos donde le indicaron e intentó rasguear omitiendo el tema anterior.  Pasaron así diez minutos para que se rindiera, aunque había sido divertido intentarlo, prefería que alguien más preparado lo hiciera por él. Blard no comentó por el rubor, pero sonreía grato, se sentó y comenzó a tocar algunas notas que ya no eran solo el rasgueo, pronto carraspeó y empezó a tararear una melodía cualquiera que no reconocía Geno, pero no tardó en asombrarse y escuchar atentamente.

— Es posible que... —Cantó en voz baja—... Esto no tenga sentido, sin embargo los sentimientos son así. Aparecen cuando, menos te los esperas, y una visión al mundo nueva tendrás para ti. Oh-oh, ten mucho cuidado, oh-oh, o no saldrás ganando. Oh-oh, yo prefiero, oh-oh que estés junto a mí.

Una composición suave y cariñosa, su voz era afinada por más que se opacaba por la vibración de las cuerdas, Geno había dejado caer ligeramente su mandíbula inferior absorto, aunque al pensar en lo anterior a la canción sintió suma vergüenza, no podía estar tranquilo ahora con la sonrisa complaciente del mayor, mirando las cuerdas como si lo hecho había sido lo más normal del mundo.

— Eso... —Tragó saliva, buscando orden en sus palabras— ¿No es de una letra verdad?

— ¿Uh? —Alzó la mirada, aunque Geno no esperó ver un breve rubor que se disolvió con una suave risa— Oh, algo en proceso, en realidad.

El malentendido hizo hervir las mejillas del menor, desviando la mirada apenado por pensar que era dedicado para él. Era mejor dejar atrás el asunto, Blard nuevamente empezó a tocar otra melodía con mayor dificultad, una distracción ideal para los dos.

Aún así, su mente ahora estaba aturdida.

Hogar de Dos | 30 días de OTP [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora