Un anuncio de tristeza

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Todo Panen estaba sentado en sus casas esperando el anuncio del tercer vasallaje. Los ciudadanos del Capitolio estaban impacientes de descubrir como seria los nuevos juegos. En los distritos también lo estaban pero no por el mismo motivo, si no que era más bien por miedo.

Sabían que era un vasallaje y que eso significaba que iban ha ser diferentes, que no tendrían las mismas reglas que los juegos normales. En el primer vasallaje los tributos habían salido a través de votación; la gente de los distritos tenía que votar por los que querían enviar a la arena.
Ese año los tributos fueron bastante buenos. Todos los distritos habían decidido votar a los que tenían más posibilidades de ganar y fue de lo más emocionante, ya que todos eran bastante buenos peleando y con las armas. Irónicamente ese año ganó la chica del distrito 9; Caroline Johnson; la cual lo único que había hecho fue correr a por la primera mochila que vio y subirse al primer árbol que encontró, y ya no bajo de allí, haciéndolo todo desde las ramas: cazaba desde las ramas, recogía agua desde las ramas, dormía en las ramas,...prácticamente desapareció entre ellas. Cuando sonaron las trompetas anunciando su victoria; tras la muerte del otro último tributo a causa de una picadura de una serpiente que tubo la desgracia de pisar; todo el mundo se quedo sorprendido de que fuera ella la ganadora, por que nadie la había vuelto a ver desde el comienzo de los juegos, y se habían olvidado de su existencia.

En el segundo vasallaje el numero de tributos se duplico, teniendo esta vez que mandar dos tributos masculinos y dos tributos femeninos. Al haber el doble de tributos había el doble de muertes, por lo tanto el doble de acción, por lo tanto era el doble de entretenido, por lo tanto era el doble de divertido. La gente del Capitolio pudo disfrutar de un espectáculo por todo lo alto. Esta vez también hubo sorpresa con el ganador. Nadie esperaba que el joven Haymitch Abernaty; uno de los tributos masculinos del distrito 12; ganará los juegos, ya que por aquel entonces ese distrito sólo había ganado una vez antes y hace mucho tiempo atrás.

Ahora sería el tercer vasallaje, las reglas estaban a punto de ser dichas por el mismísimo presidente Snow. El estaba ya saliendo al balcón de su edificio y la retransmisión empezaba en unos segundos. En las pantallas de televisión se veía el símbolo de Panem acompañado de himno del país. De pronto terminó y salió Snow, se acercó al micrófono y sacó un papel en el que estaba escrito el discurso y empezó a leerlo.

—Hace 75 años, trece distritos se revelaron contra el capitolio, lo que hoy llamamos "los días oscuros". Tras esto y con la victoria de Capitolio se crearon los juegos del hambre. Cuando se establecieron las reglas de los Juegos, dictaminaron que cada veinticinco años, el aniversario
estaría marcado por un vasallaje de los veinticinco. Haría falta una versión glorificada de los Juegos para refrescar la memoria de los muertos en la rebelión de los distritos. Y este año celebramos el tercer vasallaje. —dijo de un tirón, casi sin respirar. Se giró hacia su derecha, donde había un niño que portaba una especie de cojín y encima de este un sobre con las reglas del vasallaje que cogió con la mano. Lo abrió y sacó un trozo de papel que leyó sin vacilar —Y en este como vamos a recordar a las personas que nos llevaron a la victoria, uno de los tributos será él o la escolta de cada distrito y el otro saldrá del grupo de vencedores del género opuesto al del escolta.

En el Capitolio, Effie estaba en su casa mirando la televisión para saber a lo que tendría que enfrentarse este año, algo impaciente por saberlo y con una cara bastante neutra. Pero en cuanto el presidente dio el anuncio del vasallaje su cara se declinó hacia una de asombro y terror. Se había quedado con la boca abierta y la mirada perdida mirando hacia ninguna parte. Sabía que ella era la escolta del distrito 12 y por lo tanto ella era la tributo femenino. También tendría que ser la que eligiera al tributo masculino que la acompañaría, que podría ser, o su compañero desde hace años Haymitch, o el tributo que consiguió sacar vivo el año pasado de la arena Peeta, y ninguno de los dos quería sacar.

Aparte de ese problema tenía otro más, que era por el que realmente estaba preocupada. El hecho de que ella no tenia idea de combate y de como sobrevivir en la arena era algo que tenía que temer. Seguramente moriría en el baño de sangre o si tenía suerte aguantaría hasta la primera noche. Durante años había tenido que enviar a niños a la arena. Al principio era algo que le emocionaba y por lo que tanto había estudiado. Luego se decepcionó que le tocará el distrito 12 porque nunca ganaban. Pero dos ediciones más tarde ya se estaba arrepintiendo de su elección de trabajo, por que siempre se acababa encariñando con los tributos. Quería salirse de esto, pero no sé lo permitieron, ya que "Una vez en los juegos". Aún así no esperaba que algún año fuera ella la que acabará participando.

Esta misma situación, o una parecida se vivía en las demás casas de los demás escoltas y familiares de estos. Ninguno querían ir a la arena. Algunos empezaron incluso a ver al Capitolio con otros ojos.

En los distritos la situación era parecida, pero no especialmente por los escoltas, sino más bien por los vencedores que tendrán que volver a la arena. Algunos reaccionaban con lastima y pena a la pérdida, otros con rabia y furia, y otros simplemente no sabían como reaccionar.

En el distrito 12, Katniss se dio cuenta de que dos de las cuatro personas que le ayudaron salir de la arena el año pasado tendrían que ir este. Una tendría que ir si que si; y le ayudo tanto en su estancia en el Capitolio; y la otra podria que ser él que tanto le costo sacar vivo de la arena o su mentor al que tanto le debía su victoria.

Peeta por su parte se había quedado quieto en el sitio, mirando a la pantalla, que ahora no retrasmitia nada. Pensaba en el 50% de posibilidades que tenía de volver a la arena, en sí tendría que ofrecerse voluntario por Haymitch si llegaba ha salir su nombre, en lo mal que lo tendría que estar pasando Effie  porque seguramente ella no se esperaba esto y en muchas más cosas a la vez, que su mente no podía procesar.

En casa de Haymitch ahora había silencio, pero hace unos minutos el único habitante del lugar al oír el anuncio del vasallaje, pegó un grito de rabia, a la vez que tiraba la botella que tenía en la mano contra la pared y esta se rompió en miles de trocitos. Tras esto Haymitch empiezo a dar vueltas por el lugar pensando en la única cosa que lo tenía preocupado, en ofrecerse como tributo si no sale su nombre, en la persona que lo acompañaría si él volviera a la arena. Se sentó en su sillón después de dar vueltas durante prácticamente una hora, y dijo la única palabra que pudo soltar en ese rato.

—Effie.

Mentor y escolta en la arenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora