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Era Julio del 2012, habían pasado muchas cosas en su vida y Sebastián siempre estuvo presente en cada etapa que atravesaba.
Ya no quería vivir así, quiso regresar a su casa y ver a sus padres pero nunca pudo. Cada vez intentaba no llamar tanto a su familia, no quería seguir mintiendo y terminó la relación alejándose de todo ese mundo para no lastimar a nadie con sus mentiras.

Se estaba preparando para salir a la calle pero la frena Sebastián tomándola del brazo — ¿Es necesario que salgas justo hoy? — le pregunta.

Saca las manos de él y acomoda su ropa — Quiero irme un poco de este lugar — le asegura.

Levanta sus manos — Eres libre pero en una hora quiero verte acá — le exige.

Se acerca a su rostro — Vete a la mierda — le dice enojada.

Últimamente estaba siendo controlada más que antes  y ya no soportaba esas situaciones. Necesitaba tranquilidad y salía sola a recorrer locales de ropa, comer algo y después regresaba al bar para prepararse.

Usaba un poco de su tiempo libre para ella, quería olvidar su presente y disfrutar de la vida a su manera sin que nadie le diga cómo hacerlo.
Era una relación extraña la que tenía con Sebastián y jamás pudo saber cómo controlar sus celos. Nunca supo como hacerlo y menos salirse de ese caos.

Recordó a ese extraño que una vez le hizo sentir cosas nuevas pero que ahora dejó de ir a las funciones de ella, desapareció y no regresó. Tuvo muchas noches en que buscó con su mirada a ese sujeto que solía sentarse frente al escenario con su bebida en la mano y un cigarrillo consumiéndose solo, literalmente. Desesperadamente quería encontrarlo para volver a sentir esa sensación de placer, no tenía ganas de seguir fingiendo algo que no podía sentir con los demás. Lo necesitaba, su olor, ese calor de sus cuerpos chocándose y las manos frías de él. Necesitaba de él sin conocerlo bien, eso la enojaba más. 

Se detuvo antes de empezar y no podía empezar a bailar, se sentía mal y respiro hondo — ¿Qué carajo haces? — le preguntó alguien por atrás.

Se asusto y volteo a verlo era Sebastián con el ceño serio — Déjame tranquila — le pide y camina hacia adelante.

No lo escucha y sigue su camino. Sonríe frente a esos hombres que la miraban desfilar delante de sus ojos, y hace una seña con su mano para que pongan su música. Cuando el dj pone a sonar el tema, su cuerpo automáticamente se mueve al compás de la canción y sonríe para demostrar que todo estaba bien.

La luz apagada no dejaba ver casi nada pero si vió a él — ¿Brandon? — pregunta asustada.

Niega varias veces con su cabeza, se toca el pecho y sigue caminando hacia donde ella ve a Brandon. Se queda parada frente a la mesa que prácticamente se encontraba vacía, se tomó la cabeza y miró hacía el suelo. La música no dejaba de sonar, las personas silbaban esperando que retome el baile y sin dudar se llevó un vaso de whisky a su boca, lo bebió completamente rápido y se giró para quedar frente a sus espectadores.
Siguió bailando sin darle importancia a lo sucedido. En su segunda presentación sintió una mirada de la mesa vacía que solía estar Brandon, tembló de miedo de sólo pensarlo y no despegó la mirada de ese sitio.

Noche tras noche no logró sentirse cómoda cada vez que pisaba ese escenario, se quedaba sin aire y parecía sufrir de pánico. Se quedó sentada antes de salir y Sebastián se sentó a su lado — ¿Qué sucede? ¿Todavía no estás bien? — le pregunto acariciando su mano.

Ella temblaba de miedo pero no sabía porque le tocaba vivir eso, jamás quiso que todo sea así — Él está ahí afuera esperándome para matarme con su mirada y no lo soporto — dice tapándose la cara.

Sebastián no entendía que le quería decir, se arrodilla frente a ella y le saca las manos de su rostro — ¿Quién? — le pregunta mirándola.

— Brandon — dice y se levanta para caminar acercándose al escenario. — Siempre está ahí presente para asustarme, ya no lo soporto. Me estoy volviendo loca — le dice llorando.

Sebastián toma el rostro de ella con sus manos — Necesito que te centres, escúchame. Brandon ya no está y no hay que temer — le dice cortante.

Se aferró al pecho de Sebastián, dejó algunas lágrimas y se alejó mirándolo — Estoy completamente loca — le dice asustada.

Acaricia su mejilla y sonríe — Es sólo un mal momento, ve allá afuera y diviértete — le dice calmándola.

Asiste con la cabeza, limpia sus lágrimas y sale cuando la música comienza de nuevo. No sé detiene, su corazón latía fuerte y lleva su mirada a la mesa, está vez había alguien sentado y no dudo en caminar hasta ahí. Se detuvo con la mirada fija en ese sujeto que resultó ser el desconocido de antes, aquel sujeto que había desaparecido por meses estaba frente a sus ojos y sonrió.

— Matt — dice sonriendo.

Le hace seña con su vaso de vino en la mano y sonríe.
Después de tanto tiempo había regresado y tan solo con su presencia sintió que todo lo malo fue desapareciendo para darle un sentido a su vida. Tan simple como eso. Tan él que no pudo contenerse y fue directo a su lado para sentirlo de cerca.

Lo rodeo mientras sus manos acariciaban su hombro hasta su espalda, perseguía el bordado de esa camisa negra que llevaba puesta y se detuvo cuando estaba en su pecho. Bajo su rostro hasta el oído de él — Estoy dispuesta a prenderme fuego contigo — le susurra.

No le da chances a que se escape, y le toca cintura — Soy todo tuyo — le dice abriendo los brazos. 














Sólo ámame. (2 Temporada #ASM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora