15.

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15. Amores de turno.




Se quedo muda sin saber que decirle ante toda esa seguridad por parte de él. Veía la mirada encendida de amor por lo que acababa de decir en sus profundos ojos miel lo delataban por completo.

— ¿Sam, estás bien? — le pregunta.

Traga saliva — No puedo — dice asustada.

— ¿Qué? — le pregunta pérdido hasta sorprendido con la reacción.

— No creo estar preparada para tener un hijo, Matt — se queja mientras camina.

La ve desesperada caminando de un lado hacia el otro y la vuelve a frenar — Te amo, lo demás no me importa — le asegura.

Quería hacerla sentir protegida, ella caen en su pecho abrazándolo — Le tengo miedo a todo, Matt. Ayúdame — le pide llorando.

Le acaricia lentamente la espalda hasta que logra tranquilizarla, toma su rostro entre sus manos — Iremos juntos a un especialista así puedes sacarte todos los demonios de aquí — le toca la cabeza guiñándole el ojo.

Asiste con la cabeza — Gracias — le dice.

Matt besa los labios de ella y la abraza fuerte para que sienta el calor de un buen amor.
De ese amor del bueno que sana hasta el dolor más profundo.

×××

El pasado después de ese 2012 lleno de cosas fue algo que nunca supo como borrar de su vida. Aún seguía al lado de aquel sujeto que le dió empleo cuando más necesitaba, rodeada de las personas por años y con otras chicas nuevas que se iban sumando con el transcurso de los meses.
Ella seguía siendo la más cotiza, era quién más pedían los clientes ver bailar y algunas caricias de su parte.

—Estoy muerta en vida, ¿no te das cuenta? —le pregunta golpeándose el pecho.

La enfrentar para tomarle las manos — Yo sólo veo que tienes que acostumbrarte porque esto es lo que da de comer, Samantha —le dice enojado y le suelta las manos.

Sigue llorando mientras se saca el antifaz, su maquillaje todo corrido por sus mejillas era lo que más se notaba y se apoya por completo en la silla mirando hacia el cielo — ¿Y sí me voy a vivir mi propia vida?—le pregunta mirándolo de repente.

Niega con la cabeza —Eso jamás va a pasar porque eres mi mujer, nunca dejaría que te fueras y eso tienes que entenderlo. No soportaré tus juegos, soy tu jefe —le dice acercándose a ella.

Lanza el antifaz al suelo —Púdrete, Sebastián —le dice con bronca y lo empuja fuerte.

Lo escucha riéndose, abre sus brazos — No te saldrás tan fácil de este lugar, no mientras viva, mi amor —le dice en forma sarcástica.

Podía notar que Sebastián jamás miente en esas cosas, se vio pérdida una vez más y sin salida hacia donde escapar.
Cada noche eran las mismas, música, baile y miles de borrachos queriendo tocarla. Podía ver a Sebastián sonriendo con muchas personas en una mesa mientras beben unos tragos y juegan cartas. Esquiva un montón de tipos queriendo manosearla, se pone atrás de Sebastián mientras los demás miraban todos sorprendidos.

Se acerca a él — Me tengo que ir a dormir — le dice en el oído.

Deja las cartas y la abraza por la cintura —Ve tranquila, te quiero —le dice mirándola fijamente.

Sam sonríe falsamente sin responderle del mismo cariño, siente el empujón bastante fuerte que él hizo de repente y se agacha para dejar un beso en los labios de él.

—Adiós —dice acomodándose el antifaz.

Todas las miradas en ellos se volvieron a sus cosas, Sam corrió en busca de paz y logró tenerla cuando llegó a su casa para dormir.

Año 2017...

Se encontraba golpeando sus piernas en forma de nervios, ese sujeto seguía mirando su currículum sin decirle algo más. Lo vió marcando en su teléfono dejándola parada frente a él.

—Siempre haces lo mismo, te pedí personas serias y traes cualquier cosa —dice quejándose con la otra persona en el teléfono.

Sam se queda mirando frunciendo el ceño ante la situación incómoda que estaba viviendo. Lo ve que escribe y sigue conversando —Tienes hasta mañana para encontrarme a la mujer perfecta para mi —dice furioso y corta el teléfono dándole un golpe fuerte.

Vuelve su mirada a ella —No tienes experiencia, vienes aquí en busca de un puesto que para mí es sumamente importante —le dice pero ella lo interrumpe.

—Puedo aprender —le dice rápidamente.

Levanta sus hombros en forma indiferente —Mi secretaria general la va a llamar si queda seleccionada. Muchas gracias —le dice cortante.

Aprieta sus puños — Es un placer, señor —le dice con una sonrisa.

Ese día regreso a su departamento pequeño con el sabor amargo de que nunca iba a poder conseguir un empleo común como cualquier persona. Tiró las llaves encima de su mesa y se sacó toda la ropa para meterse rápidamente en su cama. Prende el televisor, chequea su celular y sigue mirando a la nada misma pensando en el día que tuvo. Se sentía cómoda por primera vez en su vida sin tener que explicar que hacía en su día libre.

A la mañana siguiente el celular sueña sin parar. Bosteza y atiende — ¿Quién rayos es a está hora? — pregunta enojada.

Del otro lado se escuchaban muchos ruidos lo que dificultaba la cuestión de hablar y entenderse.

— Soy la secretaria general del empleo que te presentaste ayer — le dice cortante.

De golpe se acomoda en la cama para sentir qué todo no era un sueño — ¿Necesita más datos míos ? — pregunta asustada.

Una risa se escucha del otro lado del teléfono — No, señorita. Sólo le quiero avisar que en media hora debe estar acá con un café caliente y así comienza a trabajar — le dice rápidamente.

Se tapa la boca sin saber que decir y se mira toda para ver que aún seguía en la cama — En 15 minutos estoy ahí — le dice y corta.

Había por primera vez conseguido algo propio sin ayuda de nadie pero todo escondido de Sebastián.
Se dispuso a empezar de cero viviendo una vida normal de día y otra vida de noche en el club bailable.

Desde ese momento comenzó “su vida normal”.

Sólo ámame. (2 Temporada #ASM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora