21.

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21. Sin mentiras.


El tiempo siempre da la razón. Su tiempo se estaba agotando y sus mentiras ya no tenían límites.
Recordó bien como fue que se lastimó la rodilla y el dolor que sentía cada vez que caminaba. Disimuló todo lo que pudo en su empleo hasta que él la miraba a lo lejos, se reía un poco de ella cuando intentaba sentarse en su escritorio pero cuando podía espiarla sin que se de cuenta.

Pasa por al lado de ella — Necesito que vayas por mi café y fotocopias de esta carpeta — le dice entregándole todo.

Asiste con la cabeza — En 10 minutos se lo llevo todo realizado — le afirma.

Se queda esperando que ella se levanté de su asiento pero ve que no lo hace. Sam por su parte espera que Matt se retire para poder hacer su maniobra maestra para pararse y no sentir tanto dolor en la rodilla.

— ¿Sucede algo? — le pregunta mirándola.

Traga saliva asustada — No, señor. Ya salgo — le dice parándose rápidamente.

El dolor que sintió al pararse jamás pudo olvidárselo y apretó los dientes para no gritar. Puede verlo disfrutando pero no le dió el gusto y camino derecho hacia la salida.

Tardo más de 10 minutos en hacer todo porque su pierna no le permitía ir rápido, sentía que cada vez se le lastimaba más y no paraba de sangrarle. Agradeció que se pudo poner una calza negra para disimular cualquier tipo de manchas del día anterior. Recuerda como se había chocado con su jefe aquel día en el trabajo cuando estaba colapsada de cosas.

Golpea agitada del dolor la puerta de madera de su jefe — Lo siento — dice abriéndolo rápidamente.

Estaba entretenido hablando por celular con alguien y discutiendo sobre algún tema que no sabía porque apenas podía escuchar. Se voltea y le hace seña que lo espere.
Se queda mirándolo por atrás mientras flexiona su pierna que tanto le duele y se apoya en su escritorio con sus manos. Era la primera vez que transpiraba por algo así.

— Tardaste demasiado — le advierte.

Sube su mirada y lo mira — Sí es que estaba todo lleno y ya sabe...— dice explicándole con las manos para disimular sus nervios.

Matt no despega la mirada de ella mientras la observa cómo le explica todo con detalles — Ya terminó tu horario, puedes irte — le dice para que se vaya.

Mira el reloj — Gracias, señor — le dice cortante.

Nota que no podía moverse — ¿Necesitas que te lleve hasta tu casa? ¿Estás bien de la caída de ayer? — le pregunta.

Camina rápido hacía la salida, escucha los pasos de él por atrás de ella — No, señor. Tengo que ir a lo de una amiga y sabe — le dice sonriendo.

Se queda dudando de nuevo, algo le escondía pero no quería saber más que eso. La deja que se vaya con su pierna así, no podía creer como podía esconderle tantas cosas pero volvió a su trabajo. Todavía tenía muchas cosas por adelantar y podía pensar demasiado en otras cosas.
Firma papeles, lee documentos, así se pasó las horas hasta que vió que era de noche y aún seguía en la oficina. Se levanta de su asiento y refriega sus ojos. Agarra su saco de su sillón, camina hacía la salida. Comió algo así no más en el camino y se desvió hasta el club nocturno para pasarla bien un rato, y así olvidarse de todo su trabajo por un rato cómo solía hacerlo antes. Hacía meses que no iba y necesita algo para distraerse. Pide el mismo trago de siempre y se queda esperándola. Inconscientemente esperaba por ella sin poder disimular. La música que suena hace que lleve su mirada ahora hacía el escenario, aparece esa mujer que tantas cosas le provoca internamente y se queda con la mirada pegada en ella.

La primera parte de su show terminó y faltaba una segunda parte pero él no resistió más. Se bebió de un solo trago el alcohol que le quedaba en su vaso, camino por detrás del escenario y vio a lo lejos a un musculoso que parecía ser un seguridad pero no le importó. Se escondió para que nadie lo vea, siguió de a poco caminando hacía la puerta que estaba abierta y sin perder tiempo ingreso.

Se acercó a ella que estaba frente a su espejo — Me encantas — le susurra al oído.

Cerró sus ojos — ¿Qué haces acá? — le pregunta asustada.

Besa su cuello para demostrarle lo que la deseaba y la giró para que quedar mirándose. Sonríe al verla tan tímida y acaricia su rostro pero sin poder sacarle el antifaz, no le importo en ese momento y la besó sin más rodeos. Era un beso lleno de ganas por los dos, se levanta para quedar a la misma altura y él puede abrazarla por la cintura.

— Deseaba tanto hacerte mía — le dice entre besos.

Sin dejar que ella pueda responder, de un momento para el otro se encontraba pérdida por las caricias de él. No quería que supiera quién era y tampoco que algo pase a mayores pero estaba ocurriendo sin que pueda detenerse. Ya se encontraba entregándose a él, cada embestida de su parte era una ola de sensaciones que no podía disimular — Eres hermosa — le dice agitado.

Ella en su mejor estado de excitación no sabía que más decir — Tú también — le dice susurrando.

Abren la puerta rápidamente — Lo  siento, vuelvo más tarde — le dice alguien y cierra de nuevo la puerta.

Ella no sabía qué hacer se sentía muy mal, él aún seguía dentro de ella y queriendo seguir — Me encantas — le repite besándola.

Lo empuja un poco pero él por su parte la embiste de nuevo — Debemos parar ... — le dice agitada.

— Eres mía — le asegura.

En su mejor momento nunca pensó en meter así la pata pero le salió de adentro — Soy tuya, Matt — le responde.

Se queda sorprendido — ¿Cómo sabes mi nombre? — le pregunta.

Aquel día lo recuerda bien, Sam. Desde ese momento a Matt le empezó a cerrar todo. Se aleja de ella la observa mientras se viste, se queda mirándola y puede ver la rodilla rápidamente en un movimiento. La detiene — ¿Cómo sabes mi nombre ? — le repite la pregunta.

— Debes irte — le dice asustada.

Recuerda que ese día no podía ocultarse más, Matt ya sabía toda la verdad y era hora de contar su versión de la historia sin más mentiras por medio.

Sólo ámame. (2 Temporada #ASM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora