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7. Infierno.


Únicamente respiraba a su lado, todo el tiempo caminaba aquellas calles para verlo aunque sea a lo lejos para ver cómo estaba. Necesitaba de Matt pero también sabía que quería salvarse a ella misma para poder vivir y amar nuevamente. El pasado la estaba matando, se tapa la boca con sus manos y llora mientras lo ve a él sonriendo al lado de otra mujer.

Se había ido de su vida. 

Se quedo en el ayer.

Regresa a su viejo departamento llorando, golpea la puerta y se arrodilla hasta llegar al suelo. Tira el anotador en el medio del living y maldice.

La página que queda abierta fue en el título "Infierno".

*****

29 de abril del 2009, todavía recuerda como si fuese hoy esa fecha. Esa noche de sufrimiento, le tocó bailar como cualquier noche de su vida en aquel entonces.

Isabella estaba a su lado tomándose unos tragos con ella, se ríen juntas y le tocó actuar como siempre. Su rostro estaba cubierto de maquillaje, la delgadez extrema le jugaba una mala pasada y su mirada triste también. Intenta sonreír como siempre pero no le sale como antes, se pierde en la música y en el alcohol.

Cuando termina de bailar Sebastián la abraza — Estuviste un poco apagada — le dice.

Ella lo observa bebiendo y lo golpea suave en el estómago — ¡Oye! — le dice ríendose.

Se ríen los dos como olvidándose de su alrededor como cualquier par de amigos que se cuentan un chiste y no pueden dejar de reírse por más que se quieran callar.

Aparece de repente — Sebastián — exclama golpeándole el hombro.

Se voltea y lo ve parado con la mano en su hombro, cuidadosamente se la saca — Brandon, ¿qué haces aquí?— le pregunta mirando a su alrededor.

Pone sus manos en los bolsillos — Vine por ella — la señala.

Sam no aguanta más, agarra la mano de Sebastián y lo tironea suavemente haciendo que se voltee a verla — No quiero — le susurra.

La aparta de ahí para poder conversar los dos solos — Ayer estaba loca por ese sujeto y ahora me dices que no, ¿qué pasa? — le pregunta.

Ella asustada por demás, no sabía cómo hacer para escapar de ahí y traga saliva — Es que no me quiero enamorar, ya sabes — le miente y después sonríe.

Le pega suave en su brazo — No te sucederá eso, mariposa — le dice y la abraza — Yo estaré a tu lado — le asegura.

Se deja llevar por ese abrazo que su jefe le estaba dando, sentía que volvía a esa Sam que había llegado al lugar y en su interior sintió tanta paz que volvió a respirar. Al lado de él sentía que todo tenía vida, sentido y no quería dejarlo ir tan fácil.

Le toca la cabeza — Estarás bien— le dice.

Asiste con la cabeza — Sí, Seb — le dice mirándolo.

Regresan con Brandon que esperaba como desesperado a esa mujer. Le toma la mano y la guía hacia los camarines.

Una vez adentro él comienza a sacarse la ropa pero Sam lo detiene — Hoy no quiero hacer nada — le dice.

Su rostro cambia de gesto — Si lo haremos a mi manera — la amenaza.

No deja que le responda nada más. La empuja hacia atrás y le arranca toda la ropa. Intenta sacarselo de encima pero él le toma fuerte los brazos.

Estaba teniendo sexo con el mismo tipo que la había maltratado, ya no era ella misma y sólo quedó su cuerpo. Vivía en plena oscuridad, había conocido el infierno en ese lugar y lloró demasiado. Ya no podía disimular una sonrisa sólo hubo llanto de sus ojos, y sufrimiento.
Brandon estaba siendo su peor error pero a la vez lo quería, no sabía cómo hacer para terminar esa relación tóxica y temía tanto por su vida que sólo se callaba, y obedecía.

Había tenido el sexo más violento de su vida, sus brazos llenos de marcas por la fuerza que ella misma hacia para que él salga de encima suyo y no podía escaparse. No disfrutaba tener ese tipo de relaciones, sentía usada y lloraba mientras se tapaba. Lo veía a él vistiendose, sonriendo y conversando como si nada.

Ella levanta su mirada llorando — Vete — le pide.

Se agachó hasta su altura — Mañana regreso y espero que tengas un mejor show para mí solo — le dice dándole un beso.

Ella esquiva el beso y va al baño. Se ducha mientras limpia bien cada beso que él le dejaba en su piel, llora mientras lo hace y sus marcas en los brazos se le comenzaba a moretonear  más fuerte.

Un golpe en la puerta hace que se asuste más y apaga la ducha — ¿Quién es? — pregunta tapándose.

Abre lentamente la puerta y asoma su cabeza — Sebastián — dice sin mirarla.

— Déjame que salgo, espérame ahí — le pide.

Sebastián la espera como tanto le pidió. La ve saliendo del baño cubierta con una bata de baño, todo su cabello mojado y su maquillaje corrido dejándose ver que había llorado hasta el cansancio. Se acerca a ella, toca su rostro, se queda quieta y apoya sus manos con las de él. Sus miradas se conectaron, no podía verla así y ella quería morirse por tener que pasar esos momentos con aquel sujeto que creyó que era bueno para su vida pero termino siendo el diablo en todo.

Acaricia su mejilla mientras la observaba detenidamente — ¿Qué sucedió? — le pregunta.

Ella lo esquiva sonriendo — Nada — le dice sin mirarlo y caminando hacia su mochila.

Se queda parado mirándola como agarraba ropa de su mochila, no decía nada y se cansa del silencio. Toma su brazo fuerte haciendo que ella se queje del dolor y la suelta rápidamente — ¿Qué tienes? — le pregunta.

Mueve sus brazos — Creo que saliendo de acá me hice mal en el escenario — le comento.

Se cruza de brazos — Estuvimos juntos, ¿lo recuerdas? — le pregunta enojado pero ella no le responde nada — No mencionaste ese dolor en tus brazos, ¿porque me mientes? — le pregunta mirándola.

Llora desconsoladamente y se pierde en su pecho — Sálvame — le pide casi suplicando a sus pies.

Él toma su rostro, ve que llora y lo mira a los ojos pidiéndole ayuda — ¿Qué te hizo? — le pregunta.

— Ayúdame a salir de este infierno. Necesito volver a lo que era antes, Sebastián— le dice sin responderle a la pregunta.

Acaricia varias veces sus mejillas y no se resiste más, la estaba besando y ella le estaba respondiendo al beso con un poco de miedo. Se separan — ¿Qué quieres que haga? — le pregunta mirándola.

Limpia sus lágrimas lo observa y nota que estaba prestándole atención — Ayúdame a ser intocable hasta para Brandon, por favor — le pide.

Nota que su mirada estaba asustada como queriendo escapar de algo que no sabía él. Sus manos se reencontraron, entrelazadas sus dedos — Y eso es complicado, Sam. Brandon no tiene límites cuando quiere algo — le asegura.

Ella lo toma de su camisa haciendo que se acerque más — Necesito salir del infierno que vive Brandon. Eres mi única salida — le afirma para que no dude de lo que le intentaba decir.

— Sólo casándote te dejaría Brandon — le dice.

Camina de un lado hacía el otro y se frena cuando escucha esa frase saliendo de la boca de Sebastián — Si yo me caso, ¿dejará de perseguirme?— le pregunta.

— Si — le responde.

Quería volver a verse al espejo como antes, quería regresar a su casa y sonreír como antes. No quería sufrir más, lloraba mientras suplicaba de nuevo su vieja vida junto a sus padres y que nadie le ponga una mano encima. Seducir a ese hombre fue el peor error de su vida, estaba pagando las consecuencias y no podía salir de ahí. No quería romperse de esa forma pero lo estaba haciendo.
El 29 de abril de ese año fue el infierno de su vida, y lo recuerda bien.

Sólo ámame. (2 Temporada #ASM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora