El encanto Tristán III.

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—Vamos, no tengas esa cara.

—No he dormido nada y mi estómago pide dulces a gritos, siento que voy a desmayarme.

—Ya estamos llegando a la pastelería, aguanta un poco.

—¡Quiero caramelos pudre dientes! No pasteles. Es mi cumpleaños, yo mando.

Tristán suspiró mientras se detenía en un semáforo en rojo, su prometida era única en su especie.

Ese día, Marga cumplía 19 años. Ella no le gustaban las fiestas ni nada parecido; la que cumplía años era ella, no los demás, así que ¿Para qué atender personas en una reunión social? Las personas deberían atenderla. Tristán había aprendido eso por las malas cuando la morena lo descubrió planeando una fiesta en el castillo de Domino, Marga le lanzó el teléfono en la cara mientras le gritaba que nada de fiestas sorpresas. Aún tenía el chichón en la frente.

Como la fémina estaba de mal humor,—como cosa rara, entiendan el sarcasmo.—Tristán la pasó buscando para estar todo el día juntos haciendo lo que ella quisiese.

—Después de envenenar tu estómago, ¿A dónde quisieras ir?.—le preguntó, arrancando con el semáforo en verde.

La chica se quedó un momento pensativa.

—¿Podemos escalar una montaña? Me gustaría hacer ejercicio fuera de la escuela.—a Tristán le pareció aceptable la propuesta.

—No hay problema, comemos y regresamos a Fontana Roja por los equipos de escalar.—le sonrió.—Al finalizar el día, te daré tu regalo.—dijo con doble sentido.

Marga alzó ambas cejas.

—Ojalá sea una novia para Orión, anda cachondo últimamente.

—No es eso, pero lo tendré en mente para nuestro aniversario.—hizo una nota mental de eso, ahora no tenía que pensar en el próximo regalo.

Durante el recorrido hasta la pastelería, Marga recibía mensajes y llamadas de sus conocidos, ese día era en el que se daba cuenta de que conocía a mucha gente y eso le molestaba porque no sabía que responder, siempre era un "Jaja muchas gracias" o "Tq gracias". Se cansó de copiar y pegar el mismo mensaje durante varios minutos, así que apagó el celular para no tener que lidiar con eso.

—Odio a la gente que solo te escribe un ridículo mensaje el día de tu cumpleaños.—gruñó la muchacha, lanzando el teléfono a la parte de atrás del carro.

Tristán soltó una carcajada.

—Tú odias a todo el mundo, bebé.

—Buen punto.—concordó. Se giró a ver los locales y una dulcería captó su atención al momento que vió unos caramelos del tamaño de su mano.—¡Allá! ¡Tenemos que ir a esa tienda!.—señaló.

—¿Tenemos?.—él frunció el ceño, mirando de reojo la tienda.—Solo venden dulces y no has desayunado, debes comer algo antes.

—Dije que vamos a ir a esa tienda.—la furia en el rostro de la morena erizó la piel del pelirrojo, quien ahora sudaba frío.

—Claro, nena. Lo que tú digas.—dijo nervioso.

Dió la vuelta y se estacionó justo enfrente de la entrada, las personas que pasaban por ahí hacían reverencia ante el rey, Tristán simplemente los saludaba gentilmente mientras empujaba a Marga dentro del local. Pronto irían los paparazzis y lo que menos quería era aguantarlos.

Percibieron el delicioso olor de las distintas golosinas y chocolates dentro del establecimiento, haciendo que las papilas gustativas segregaran saliva en la muy hambrienta Marga, quien no dudó en buscar un bol grande para comenzar con su diversión azucarada.

Winx Club. Nueva Generación: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora