La nueva heredera de Solaria.

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Aclaración: este capítulo va después de que metieran a Brenda en el manicomio y antes de que Marga se enterase. Por si luego tenían dudas. 

—No inventen ¿Es en serio?.—Arwen alzó una ceja, desconfiando de los dos chicos que tenía enfrente.

Era una tarde pacífica en Solaria, o lo era hasta que llegaron Tristán y Corde a joder el día libre de Arwen. Estacionaron una nave de Fontana Roja en los jardines y fueron corriendo a pedirle ayuda al rey de dicho planeta.

—Tan serio como mis relaciones tóxicas.—quiso bromear Tristán, pero al ver la cara de pocos amigos del rubio, carraspeó.—¿De verdad tengo que repetirlo? Alcides mandó a Eloy y Corde en una misión para capturar un trol gigante en Linphea, pero Eloy enfureció al grandote con sus trampas y ahora es su prisionero.

—O como yo lo ví, su mascota.—añadió Corde con gracia.—El punto es, que necesitamos rescatarlo y eres un elemento importante en todo este lío.

El mayor no entendía el por qué le pasaban estas cosas, es decir, nunca fue una mala persona. Ahora, que no estaba ahogado en deberes reales, le exigían que regresara a las misiones como especialista.

—¿Y qué pinto yo?.—exigió saber.

—¿Tú? Nada, la artista es Esmeralda.—el pelirrojo quiso hacer de las suyas otra vez, pero al ver que nadie se rió, su semblante cambió a uno triste.—Público difícil.

—Eres inmune a cualquier ataque o encantamiento mágico.—recordó el azabache, Arwen le dió un asentimiento dando a entender que estaba en lo correcto.—Al parecer, nuestro amigo tiene escudos mágicos rodeando su escondite. Puedes pasarlos sin problema.

«Adora va a matarme». Pensó el hijo de Stella, pues eran sus últimas semanas de embarazo y solo le había pedido que estuviera cerca por cualquier imprevisto.

—Chicos, quisiera ir, pero Adora está que da a luz y no puedo dejarla sola.—comentó, preocupado por su mujer.

—Ni que fuera a dar a luz hoy.—Tristán bufó.—Para tu suerte, arreglé ese detalle con una persona de confianza.

—Dime que Marga no vendrá a cuidar a mi esposa.—pidió, su cuñada no era precisamente una persona paciente ni mucho menos cálida cuando un bebé se trata.

—¿Crees que no pensé en eso? Me siento ofendido.—se llevó una mano al pecho.—Vendrá Esmeralda a cuidar a Adora ¿Contento?.

—Más tranquilo, sí.

—¿Y qué esperas? ¿A qué le tengamos listo su uniforme, su alteza?.—se burló su mejor amigo con un acento británico falso.

(...)

—¿Adora? Estamos aquí.

La voz de Esmeralda resonaba en la entrada del castillo, parecía desierto, pues normalmente era recibida por la señora Capela o algún mayordomo. Lux también había llegado, ella era la más extrañada, ya que sabía que Arwen había puesto una estricta orden de que todos los empleados se quedaran en el palacio hasta que Adora diera a luz. Para evitar el incidente del nacimiento de Arwen.

—Subamos de una vez al cuarto,—opinó la pelirrosa comenzando a ir hacia las escaleras.—debe estar llorando porque no le dieron su taza con puddin a la hora de siempre.

A Esmeralda lejos de parecerle gracioso, le parecía lindo cada acto que hacía Adora durante su embarazo. Era fascinante ver las facetas de una futura mamá y la ternura que transmitían.

Winx Club. Nueva Generación: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora