El encanto Tristán I.

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Bueno, antes de comenzar quisiera agradecer a todas las que me felicitaron por mi cumpleaños, son lo máximo y me alegra saber que me aprecían. Este capítulo es mi regalo para ustedes, es bastante largo y serán varias partes intercaladas en la línea de tiempo (es decir, puede que en cinco capítulos más haya otro titulado así) y sin más, comencemos.

—Te lo dije tres veces y no lo volveré a repetir, suéltame.

—Pero si yo te amo, no puedes dejarme así.

—Deja tu chantaje que no funcionará conmigo otra vez, ya no siento nada por tí.

—¡Mentiras! ¡Me sigues amando y yo lo sé! No te hagas el duro y vamos a hacerlo como antes.—la chica puso expresión de picardía.

Tristán ya estaba harto del acoso, antes era de vez en cuando, ahora se volvió algo rutinario que lo obligaba a dormir con un ojo abierto. Llegó al extremo de que la joven se haya aferrado a su puerta desesperada por tenerlo de nuevo, cosa que no pasaría.

Britney, una de sus ex-novias, lo buscaba día y noche con la finalidad de que regresaran. Su relación había terminado hace muchos años porque la chica era muy escandalosa e irritante—justo como ahora.—y Tristán no aguantaría más sus quejas ni por todo el sexo salvaje del mundo.

La situación era bastante cómica, la chica había conseguido entrar al palacio de Eraklyon sin ser vista, se escabulló hacia el cuarto del pelirrojo y se pegó a su pierna como un parásito.

—Brit, es enserio. Vete.

—¡Me llamaste Brit! ¡Significa que aún me quieres!.

—No, ahora déjame tranquilo.—era impresionante como el hombre mantenía la calma, sin embargo, si la chica se ponía agresiva, acudiría a los guardias.

Bloom caminaba directo a la habitación de su hijo para saber que era tanto alboroto, al principio pensó que se trataba de Marga, pero conocía a su sobrina y esa no era su manera de expresarse.

Se paró frente al marco de la puerta, encontrándose con la rubia acosadora y a su hijo mirando al techo como pidiendo un milagro. Al percatarse de que su madre estaba ahí, la miró con ojos suplicantes.

Esta se cruzó de brazos y lo miró divertida.

—Tu ex, tu problema. Resuelvelo antes de que llegue el embajador de Zenith.—se retiró de ahí, dejando morir a su propio hijo.

Tristán bufó, maldecía la discoteca en donde conoció a la maniática. Se agachó para liberar su pierna de la chica y la levantó, Britney pensaba que le daría un beso, así que extendió sus labios y cerró los ojos.

—Britney, lárgate ¿Quieres? Estoy muy ocupado como para seguir aguantandote.—lucía cansado de sus juegos.

La rubia abrió los ojos, indignada.

—¡Yo solo quería otra oportunidad para hacerte feliz! ¡¿Y así es como me lo pagas?!.—gritó.

—Creeme que soy bastante feliz sin tí estorbandome.—la soltó.

Señaló la puerta, pidiéndole en silencio que se retirara. La chica lo abofeteó, él ni se inmutó, ha recibido golpes más fuertes de su novia.

—¡Esto no se quedará así! ¡No me vas a dejar humillada sin dejarme atacar primero!.

El rey se encogió de hombros.

—Te estás humillando tú sola.

Otra bofetada resonó en la estancia.

—Me vengaré.—susurró, algo macabro.

Tomó su bolso y dió un portazo al salir del cuarto, Tristán se lanzó en su cama, pensando en por qué siempre buscaba a las obsesivas.

Winx Club. Nueva Generación: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora