Feliz cumpleaños, Bloom.

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—Chicas, ¿A dónde me llevan?.—preguntó una muy confundida Bloom, quien tenía los ojos vendados y era guiada por sus mejores amigas.

—Deja de hablar que arruinarás la sorpresa.—Stella la mandó a callar, se notaba que era la más emocionada.

La ex-reina de Solaria la jalaba por el brazo izquierdo, Flora por el derecho; Musa y Layla la sujetaban por la espalda y por último, Tecna guiaba el camino a un metro de distancia.

—Stella, no la trates así.—le reprochó Flora.

—Si, yo también estaría asustada en su lugar.—completó Musa, riéndose.

El hada de la llama del dragón no escuchó más voces en el resto del camino. Se sentía feliz de tener a todas sus amigas juntas, no era común que ellas tuvieran el mismo día libre para reunirse, así que se dejó vendar los ojos con tal de complacerlas y verlas unidas más a menudo.

Sintió como sus amigas se detuvieron, supuso que ya habían llegado a donde quiera que ellas hayan decidido. Sin embargo, se alarmó al escuchar la risa pilla de la rubia.

—¿Estás lista?.—inquirió Layla, con una risa similar a la de Stella.

—No.

—Era una pregunta retórica.

Flora y Musa le quitaron la venda de los ojos de un jalón. Bloom tuvo que parpadear un poco para acostumbrarse a la luz y mirar al frente, percatandose de que sigue en el castillo de Eraklyon. Grata fue su sorpresa al encontrarse con su marido, Sky, regalandole una tierna sonrisa mientras que le tendía la mano, invitándola a acercarse.

Ella le devolvió la sonrisa, aceptando su mano y pegándose a él para que envolviera su otro brazo en su cintura. Cosa que, obviamente, hizo.

—¿A qué se debe el honor de tenerlo aquí, señor?.—dijo Bloom imitando el modo de hablar que usaba cuando era reina.

—Estoy esperando a mi maravillosa esposa ¿La ha visto? Está cumpliendo años.—le dió una mirada pícara.

—Oh, no lo sabía. Muy afortunada es al tener tan atento y guapo hombre a su lado.—siguió con el juego, ahora sin poder evitar reír.

Sky se contagió y ahora la pareja de esposos reía a carcajadas mientras se abrazaban cariñosamente. Las Winx miraban desde una distancia prudente lo felices que eran sus amigos, se sentía el amor en el aire y eso les encantaba.

—Basta, tortolos. Guarden eso para la renovación de votos y la siguiente luna de miel.—les cortó Stella, ganándose miradas asesinas de sus amigas.—Tenemos un itinerario al cual guiarnos.

—¿Tú? ¿Orientandote por un itinerario?.—la pelirroja miró a su mejor amiga como si fuese un bicho raro.

Las mujeres soltaron una risita, Stella las miró con reproche.

—Claro, es un día especial.—contestó, ignorando la burla hacia su persona.—Aunque debo admitir que mis planes de último minuto siempre son espectaculares.—guiñó el ojo.

Con un chasquido, las puertas del gran salón se abrieron de par en par, dándole la bienvenida a todos los amigos y familiares de la pelirroja sosteniendo un gran cartel de "feliz cumpleaños" mientras que Nex y Eloy encendían los fuegos artificiales.

—¡Feliz cumpleaños, Bloom!.—gritaron todos al mismo tiempo.

La cumpleañera sonrió a más no poder, todos sus seres queridos estaban ahí reunidos para celebrarla. Se sentía tan dichosa de contar con personas que la querían y apreciaban.

Beck—el hijo de Daphne.—se acercó a ella con Aurora en sus brazos, Bloom la tomó y la bebé le lanzó un beso que tanto había practicado con sus padres. El hada dios casi se derrite de ternura.

Winx Club. Nueva Generación: One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora