Mr.Insolence

Epílogo

*Dania*

— ¡Tranquilízate Jordan! — le grito para calmarlo. Yo soy la que va a dar a luz y esté idiota que tengo por esposo me está gritando y transpira como si él tuviera las contracciones.

— ¡Estoy tranquilo Joder! — ruedo los ojos.

— ¡Cállate de una puta vez y conduce el puto auto! — estoy tratando de tranquilizarme pero las contracciones son cada vez más fuertes y seguidas.

Inhala, exhala. Inhala, exhala.
Repito en mi mente para poder aguantar la próxima contracción.

— ¡Tenías que dejarme embarazada! ¡Idiota! — grito. El camino se me está haciendo eterno.

— ¡¿Ahora me culpas?! — dice gritando como loco.

— ¡Oh sí! ¡Claro que sí! — la décima quinta contracción se acerca — ¡Oh por Dios! ¡Duele! ¡Con un demonio! — clavó mis uñas en su brazo — ¡Apresúrate! —

— Ya llegamos — estaciona como camionero y baja rápidamente del auto. Llega hasta mi puerta y me ayuda a bajar — Vamos nena — lo tomo del brazo y bajo del auto.

— Jordan baja la maleta — asiente y me suelta para ir por ella a la cajuela. Cuando la trae, me ayuda llegar hasta el hospital dónde grita:

— ¡Señora casi pariendo aquí! — Díganme si no está súper idiota.

Pobre de mí hijo, tendrás un padre idiota.

— ¡Jordan! — lo golpeó con muy poca fuerza. El padre de Trevor, Steven Blair junto con dos enfermeros quienes traen una silla de ruedas, se acercan a paso apresurado.

— Dania. Te llevaremos a una habitación para revisar que estés lista para a dar a luz — me sonríe.

— Con todo respeto... — los veo a los cuatro — ¡¿De verdad?! ¡Estoy más que lista! O tú qué crees?! — las personas me miran como si me hubiera salido una tercera cabeza.

— Bueno, Bueno. Vamos pues — me ayudan a sentarme en la silla de ruedas.

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— Otro más, Señora Jackson y acabaremos — la Doctora Ferguson me avisa y yo siento que la odiare sí no me saca el chamaco ahora mismo.

— ¡Ok! — miro a Jordan quien luce como si se fuera a desmayar.

— Muy bien, Amor. Lo estás haciendo Muy bien — ruedo los ojos.

— A la cuenta de 3, quiero que puje ¿Me oyó? — asiento — 1... — sujeto la mano de Jordan de nuevo — 2... — respiro pausadamente  — y... 3 ¡Puje! —

Lo hago y entierro las uñas en la mano de Jordan. De pronto, un llanto me hace olvidar el dolor que sentía.

— Señores Jackson... Es un varón, felicidades — nos acercan a nuestro hijo y yo no puedo creer lo hermoso que es.

Tienen razón en decir que te enamoras por segunda vez, pues ver a mi hijo, güerito y rojito se me hace un nudo en el estómago y mi corazón se hincha de orgullo y amor.