¿Malik? Oh... ¿Tomlinson? (Zouis)

CAPÍTULO 37

Sus piernas parecían que estaban estancadas en ese lugar. Habían imaginado ese momento incontables veces, y hasta ahora no sabían el terror y el miedo que ambos podían experimentar.
El menor se había quedado con la garganta seca, sin saber qué hacer o decir. El moreno tomó toda la valentía que podía capturar en ese momento y comenzó a avanzar hacia el menor sacando un respingo de este mismo. Zayn sentía sus manos temblar y sus dedos tenían un hormigueo al sentir cierta ansiedad al querer tocar nuevamente a aquél chico. Louis observaba con miedo como poco a poco el moreno se acercaba, pero no podía reaccionar; se sentía como si todo fuera una mala broma, o un sueño, porque no creía que lo pudiera ver de nuevo después de tantos años. Zayn siguió caminando tratando de no caer, porque sentía desfallecer a cada segundo y cada paso que daba.

Al estar a un metro del menor se detuvo conteniendo el aliento; ambos se observaron sin poder creer tener al otro frente a ellos. Louis no pudo más y dejó que sus ojos cristalizar, cubrió su boca tratando de no dejar escapar algún sollozo. El moreno se asustó al ver al menor así e hizo un ademán de acercarse pero Louis se alejó.

—¡N-No!—el moreno sintió su pecho doler, el oji-azul se preocupó al ver la tristeza acaparar el rostro del moreno. No pudo evitarlo y sollozó con tristeza, se abrazó a sí mismo sintiendo el dolor acaparar su pecho y comenzó a llorar.

El moreno mandó al demonio todos los riegos y corrió lo que quedaba de distancia hacia el menor y le rodeó con sus brazos para tenerlo abrazado en su pecho. Lo abrazaba tratando de transmitir el dolor, la tristeza y lo mucho que había extrañado el tenerlo junto a él. El menor lloró en el pecho del moreno sin acceder al abrazo, aunque tampoco se negaba a estar entre los brazos del mayor.
Zayn disfrutó lo más que pudo de tener al menor con él, porque todo era tan irreal, ni siquiera sabía como todo había llegado a hacerse.

Pero eso no era de importancia, en ese momento era mimar aquellos caprichos de poder tenerse el uno al otro, de poder respirar el mismo aroma que solían mezclar. Poder estar juntos.

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—Quiero en mi funeral a Willow Smith cantando mi canción favorita, ¿escuchaste, Luna?

La chica viró los ojos enfadada y, junto a el nuevo chico Tobias, trataban de hacerle sentir mejor pues sabían que lo que hizo era de vida o muerte.

—No podré por estar en la cárcel por haber matado a un chico que no podía mantenerse callado.—Daniel hizo un puchero y dejó caer su cabeza en el hombro de Tobias recibiendo una suave caricia en su cabello de parte de este mismo.

Los tres chicos estaban sentados en el suelo del pasillo que daba al gran penthouse del ojos grises y observaban de ves en cuando la puerta del lugar con miedo y a la vez impaciencia. Los tres querían saber qué ocurría ahí dentro pero también creían que se podría desatar la guerra en cuanto se abriera aquella puerta. El sonido del elevador les llamó la atención y giraron su atención hacia el enorme cubo de metal; Liam y Niall salieron con un par de pequeñas bolsas y al mirar a los más jóvenes fruncieron el ceño extrañados.

—Hey, ¿qué hacen ahí? Todavía que los estábamos buscando para saber a cual de todos los pisos del enorme edificio ir ustedes no nos contestaban el teléfono.—acusó levemente molesto el oji-miel. Niall se acercó rápidamente a los jóvenes y miró con destello al residente de aquél lugar.

—¡Valla! No tenía idea de que vivieras en un penthouse, eso es bastante, ehm, interesante.—terminó con una risa nerviosa al darle otra mirada al grande lujo que se mostraba en cada parte que se podía admirar del lugar.

Tobias rió suavemente.—Son bienvenidos cuando quieran.

A Niall le brilló el rostro y tiró emocionado del brazo del castaño.—¡¿Oíste Liam?! ¡Podemos venir cuando sea!