No Soy Ella Reiji Y Tu

CAPITULO 16

Narra Reiji.

La última vez que hablé con t/n  fue hace  una semana, a partir de  que sucedió ese incidente. De alguna manera me quería evitar. 

Cada vez que  la  encontraba en la cafetería, en la biblioteca o en el salón de clases y evadía  mi mirada intentaba no entablar conversación conmigo.  Se puede decir que a partir de ese día ella cambio mentalmente y físicamente. No creo que fuera imaginación mía, toda ella se sentía extraña .

— Buenos días chicos — llegó el profesor de química. Mire el asiento de Tn y estaba vacío. Me extrañó bastante que llegara tarde. Jamás lo hacía.

Pocos minutos después tocaron la puerta y Tn entro al salón. La mire,  se veía extraña y nerviosa. Traía puestos unos lentes de sol.

— Señorita dos cosas. La primera, usted sabe que la puntualidad es muy importante  y la...—.

— Ya se, los lentes de sol no se  permiten en estas sagradas aulas. Sé que es de noche pero tuve unos pro...— el profesor la interrumpió.

— No me importa lo que le suceda retire sus lentes y tomé asiento —.

Tn resignada se quitó los lentes y la sorpresa que me lleve fue grande.

Tenía los ojos ligeramente azules. Todos miraron sorprendidos, ella bajo la mirada y camino hacia su asiento.

Durante toda la clase intenté averiguar que tenía. La mire más a detalle y no encontré otra cosa que no fuera ese cambio repentino de color de ojos.

Tendría que hablar con ella para saber que tenía, me estaba matando la forma que se comportaba. Espere hasta que cambiará la clase.

— ¿Estas bien?— le pregunté.

Ella se giró a verme nerviosa y evitó tener contacto visual.

— Gracias por preguntar pero llevo prisa — me dijo y comenzó a caminar, rápido tome su mano y sentí una corriente recorrer mi cuerpo. Ella al parecer lo sintió y quito su mano muy rápido de manera brusca — no vuelvas a tocarme — me sorprendió bastante su forma de hablar, me dolió que me tratara de esa manera.

— Lo siento, pero necesito saber si estás bien.

Me miro enfadada.

— Estoy bien gracias,  ahora búscate un bosque y piérdete — y se alejó rápido por el camino hacia la  biblioteca.

¡Que le sucede!

Tal vez sea eso que les pasa a las humanas cada mes. En definitiva no es eso, no tiene ese olor tan fenomenal que desprenden las humanas.

No me iba a quedar con esa respuesta. La seguí hasta la biblioteca. Se fue al fondo del pasillo,  en donde se encontraban los libros de biología. Me sorprendió cuando la vi sentarse en el pasillo y comenzó a llorar. Tuve un debate interno sobre ayudarla o dejarla sola.

— ¿Con que esto es lo importante que tienes que hacer? — no pude evitar mi tono sarcástico.

Ella se levantó del suelo.

— Te importa una mierda mi vida.

— ¡Deja de hablarme de esa forma humana insolente!— le grité.

— Tu deja de meterte en mi vida —.

—¡Estoy preocupado!.

— ¡Deja de hacerlo!. No. Somos. Nada. ¡Entiendes!.¡ Estúpido!.