Rhodes reflexionó lo que le iba a decir al Dios. —-La mera verdad no lo sé. —-tomó de su cerveza. —-Creo que es porque ya se me subió el alcohol... —-se levantó de su asiento y observó su reloj. —-Ya es tarde, será mejor que me retire. Suerte con Tones. —-el Dios lo perdió de vista.
El rubio se quedó pensativo, debía acercarse al castaño antes de que cierto Capitán que también miraba extraño a la misma persona se moviera.
El Dios del Trueno buscó con la mirada al millonario y cuando lo localizó no le gustó lo que estaba visualizando, pues Stark ya estaba pasadito de copas y un desconocido lo estaba sosteniendo de la cintura y tocando al genio cada vez que tenía la oportunidad.