Dentro de la gran habitación del rey se encontraba T'challa y Tony, éste ultimo estaba recostado sobre la cama mientras el rey se encontraba viéndolo desde la puerta del baño.
-Ah... Esto es relajante. —-se relajó el castaño. —-Ahora no me caería mal una dona de chocolate...
-No Tony, ya va a ser la hora de la cena. --caminó hacia el menor. --luego no vas a comer.
-Si mamá. --dijo con sarcasmo el menor.
El rey solo sonrió. --Tony somos...
De inmediato fue interrumpido. --Su majestad, la cena ya fue servida y el Capitán y los demás desean hablar con usted.
-Gracias. --le dijo el moreno. --Puedes retirarte. --volteó a ver al filántropo. —-¿Quieres verlos?
-Pues especialmente vine a verte a ti. --se sentó sobre la cama. --Pero también hay algo que debo tratar con Barnes.
-¿Y los demás?
-¿Qué tienen? --se confundió el castaño. --Solo los saludo y listo, aunque dudo que quieran verme.
T'challa frunció el ceño. --No les conviene tratarte mal, hasta ahora se han contenido delante de mí, pero si dicen algo contra ti, entonces los arresto. --se acercó hasta Tony, levantó su mentón y lo besó dulcemente.
Se separaron y se miraron como si no existiera nada más. --Mi lindo gatito. --dijo Tony coqueto.
-Mi amada donita de fresa. --le dijo tiernamente el más grande.
Ambos salieron de la habitación real y se dirigieron al enorme y elegante comedor, cuando llegaron se encontraron con los exvengadores y al instante un ambiente incómodo y tenso se había formado.