Lungo

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Amaba la sensación que aquellos labios le estaban brindando, pero había algo en el que le decia que muy a pesar de lo bueno que fuera o lo bien que se sintiera, no dejaba de ser solo el beso de un ebrio, -" Es por que está borracho, él no siente lo mismo que tú"-, ese triste pensamiento lo saco de su felicidad, se sentía frustrado, lo odiaba realmente, añoraba tanto ese momento, y su conciencia de estaba haciendo ver qué no había nada de especial en ello, no, si el único que lo deseaba era él.

Trato de separarse de Tweek, deshaciendo el agarre, pero el rubio, no tenía intenciones de soltarle, de hecho comenzaba a profundizar el beso, en cada movimiento parecía querer deborarlo, y los brazos del rubio lo apresaban, parecía tener una terrible necesidad, una sed inmensa que no podía ser saciada, muy a pesar de haberse resistido hace algunos momentos, Stan, se encontraba sumergido en el dulce néctar que eran los labios del rubio.

Beso a beso la resistencia de Stan, se iba perdiendo, en su lugar se impuso el deseo, quería más que solo besos, sentir la piel del rubio bajo su tacto, pero algo en su mente, se siguió resistiéndo, estaba dispuesto a reclamar aquella piel como suya, pero muy en el fondo sabía que no era correcto.

Los rosados y delicados labios de Tweek, tenían embelesado a Stan, la consciencia del rubio, estaba volviendo poco a poco, sentía un calor subiendo por su cuerpo, centrándose en su entrepierna, la excitación se comenzaba a hacer presente, un dulce abultamiento, duro y firme, estaba dispuesto a deborar a su contrario, sintió temor en el mismo, el compartir intimidad con alguien más lo tenía aterrado, claro que esto no duraría mucho, pues la excitación seguía subiendo y con ello su resistencia bajaba, por ello, aún con su temor pensó.

- ¿Que puede pasar?, es alguien que no conozco.

Debido a su ebriedad, su vista le era deficiente, no sabía con quién estaba, pero lo que si sabía esque quería llegar hasta el final, debido a su temor se reprimia un poco, pero la lujuria lo tenía poseído, por ello poco a poco se perdió aquel miedo y solo quedo aquel demonio deseosos, por deborar, deslizó con suavidad sus manos por debajo de la playera de su contrario, sentía su abdomen plano, suave y endurecido, subió más y los músculos estaban bien marcados en un codiciado six pack, que dividía su abdomen.

Un escalofrío recorrió al azabache al sentir el tacto del rubio, sintió como su entrepierna se ponía rígida, era una sensación que reconocia, muchas veces había estado excitado cuando compartía la intimidad con algunas chicas desconocidas, de las que al día siguiente olvidaba hasta su apariencia, solo satisfacía su necesidad de contacto, muy a medias, casi siempre sentía un vacío, siempre fue discreto en sus aventuras, pues se apreciaba de ser un caballero.

El ritmo entre besos y caricias, parecía una dulce melodía, constante, degustante, con tonos altos y bajos, acompañada de dulces cantos, en este caso los gemidos, mezclados con la respiración pausada de ambos, deseaban más, tanto así que sus manos comenzaban a moverse ala entrepierna de su contrario, el rubio bajaba lentamente del pecho haciendo un recorrido con la punta de sus dedos, por el torso del azabache, haciendo que este último se estremeciera, por su parte, Stan, subía con lentitud la playera del rubio, dejando ala vista su torso, sus pezones rosados y endurecidos, así como su abdomen delgado, bajo hasta quedar frente a su pecho, y comenzó a lamer su pecho, dulces y pequeños gemidos salían de sus labios, los labios del azabache besaban con suavidad la piel, para después succionar de esta dejando marcas, mientras el rubio soltaba quejidos de excitación.

Estaban a poco de pasar al siguiente paso, donde olvidarían todo, hasta su nombre, por entregarse a aquella pasión carnal, ambos estaban dispuestos a seguir, y así sería de no ser por un pequeño suceso, mientras ambos seguían disfrutando del cuerpo del otro, un sonido saco a ambos de su lujuria, el timbre de la puerta fue tocado con suavidad, ambos lo ignoraban y seguian en lo suyo, pero como si se hubiesen dispuesto a joder el momento, dicho timbre era tocado con insistencia.

BromanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora