Antes que nada,perdóname Ari-nee por mi irresponsabilidad pero eh tenido semanas difíciles espero sea de tu agrado...
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Tweek tenía más de una hora esperando la llegada de Stan, no había podido dormir, estaba tan emocionado de pasar su tiempo con el azabache, claro que no todo era miel sobre hojuelas, pues desde la noche anterior había estado recibiendo mensajes de texto, de numeros desconocidos felicitándolo por su relación con Craig, algo a lo que decidió no darle importancia, sobre todo porque hacerlo era afirmar lo que se decía.
Si, en algún momento Tweek, estuvo interesado en su mejor amigo, pero con el pasar del tiempo se dió cuenta era admiración más que nada, había estado bajo el cuidado de él, mientras se tomaba seguridad, dicha protección se la brindaban todos sus amigos y no solo él, así que con el tiempo ese sentimiento desapareció.
En cambio con Stan, sentía que podía ser él mismo sin complejos ni tapujos, no era el adicto miedoso, no, para él era solo Tweek, su amigo y cómplice, por ello le había tomado más que cariño, era más que un amigo, y sabía que quería más que eso, pero temia, tenía miedo de sus sentimientos, no solo por temer no ser correspondido, no, su temor más grande era perder esa amistad.
Se quedó sentado en la orilla de su cama pensando en lo que podría pasar aquel día, estaba inmiscuido en sus miedos, cuando la puerta de su habitación fue tocada con suavidad.
- ¿Que sucede mamá?
Dijo mientras volvía a suspirar de forma melancólica.
- ¿Ahora soy tu mamá?
Al escuchar esa voz entre gruesa y suave, levantó la mirada reconociendola rápidamente.
-¿ Ahora quieres que te diga cafecito?
- ¡¡Ghaa !!, Stan no seas así.
Arqueando una ceja en forma de burla, mientras se apoyaba del marco de la puerta.
- ¿Stan?, Pero si hace tan solo un momento era mamá.
El sonrojo de Tweek, evidenciaba su vergüenza por su pequeño error, Stan era experto en hacerle ver su error, pero no de una forma grocera, no, era una manera simpática que había logrado más de una vez quitarle el estrés.
- Venga cafecito, ya deberíamos comenzar con la entrevista.
Aunque quiso oponerse siguiendole el juego al azabache, este último tenía razón, tomo su portátil y la encendió, se había perdido tanto en sus pensamientos que había olvidado preparar todo, abrió el navegador e ingreso la dirección de la institución educativa.
Pasaron toda su tarde tratando de convencer a los directivos, de que merecían pertenecer a la universidad, Stan se dió cuenta que a pesar de la presión, el rubio no mostraba ni signo de su estrés, se mantenía sereno y tranquilo, articulaba palabras como si fuera todo un profesional, el azabache sabía que no podía perder frente a él, así que hizo todo lo posible por ir ala par.
