Barraquito

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Los rayos del sol entraban por entre las cortinas, despertando a Stan, quien se había quedado profundamente dormido, hacía tanto tiempo no había dormido bien, las cortinas de la habitación no eran como las suyas e inclusive el techo era de otro color, entonces recordó que la noche anterior se había quedado en casa de Tweek.

Se levantó adormilado vio a sus costados hacia arriba, estaba seguro que fue una pésima idea quedarse ahí, pero ni siquiera se había dado cuenta a que hora se quedó dormido, se sentía tan débil y mareado, cuando niños había visitado, aquel lugar pero ahora había cambiado mucho, estaba más que ordenado, de no ser por el montón de tazas tiradas.

¿Que podría ser más lindo que estar en la habitacion del chico que hacía latir su corazón?, Simplemente que ese mismo chico estuviera en ese mismo espacio, Tweek dormía pacíficamente en el sillón su rostro parecía tan dulce, su respiración pausada, el dulce aire que dejaba salir por sus rosados labios.

Daría su vida por poder tomar un solo beso de aquellos labios, se acercó con mucho cuidado no quería despertarlo, eso le quitaría la oportunidad de poder admirar más aquello que no podría tener, tocó con delicadeza como si del cristal más frágil se tratase, eran suaves como terciopelo, paso su mano por el suave cabello, en verdad quería tener aquel rubio entre sus brazos, robar cada aliento de su cuerpo, que cada sonrisa que saliera de sus labios, fuera solo para él.

Sabía que era codicioso, que no debía apropiarse de lo que no era suyo, pero deseaba con todo su corazón tomarlo como suyo, se lamentó tremendamente ,odiaba con todo su corazón que lo que sentía, ambos son hombres, Tweek, no sentiría eso por él, eso le hizo caer en la cuenta de su amor unilateral, se preguntaba cómo le hacían los que se la vivian enamorados de su amor imposible.

Los párpados de Tweek se abrían delicadamente,acompañados de las rubias y rizadas pestañas, que adornaban los ojos verdes brillantes, relucientes de luz, un bostezo dejó sus labios, se sentó en el sillón, estiró sus brazos levantando sus manos hacia arriba, sus huesos sonaron.

Por un momento logro olvidar cualquier angustia que pudiera haberle estado torturando, miro el techo, respiro profundamente, necesitaba una taza de café, bajo la vista y la centro frente a él, se encontró con una hermosa mirada azulada, que parecía analizar cada acción del rubio.

- Buenos días

- Ghaa hola, buenos días.

Tweek se levantó de donde estaba, se quitó la camisa dejando ver su torso, Stan casi nunca prestaba atención a los detalles, se percató de que estaba un poco marcado, talvez había cosas que no había logrado apreciar, desde más jóvenes se consideraba alguien discreto pero ahora su mirada estaba cargada de tensión sexual, si tan solo no temiera que el rubio se asustaría y alejaría de él, bien podría aprovecharse de la situación.

Reprimió sus deseos agacho la mirada y observo sus manos mientras las tallaba, cada sonido que hacía la ropa deslizándose por la blanca y suave piel de Tweek, le hacía tener pensamientos impropios a su consideración, como era posible siquiera, a unas cuantas horas de haber descubierto su interes romántico y atracción sexual, por Tweek.

El olor de Tweek, era tan dulce y atrapante, se sentía tan sonrojado, necesitado del tacto, trato de pensar en cualquier otra cosa, pensaba una y otra vez, en como relajarse, pero todo empeoró, cuando Tweek, se dirigió ala regadera debíl quitarse el olor a licor de la noche anterior, así como el tabaco.

El agua bajaba desde su cronilla, escurriendo en su rostro, siguiendo un sinuoso camino hasta su cuello, pasaba por su pecho, bajaba por su estómago, alguna que otra gota, se estancaba en su ombligo, sentí dejar ir sus problemas con el agua, ¿desde cuando había notado que le gustaba Stan?, trato de pensarlo toda la noche, tomando en cuenta las primeras impresiones que tuvieron el uno del otro, cuando niños,Tweek los veía como chicos molestos y problemáticos, como es si quiera posible que lograra entrar en su mente de otra forma que no fuera solo como amigo.

BromanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora