Capítulo VIII

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Me levanté de la cama sin saber realmente cuál sería mi siguiente paso. Entonces me miré en el espejo de cuerpo completo que tenía en frente. Estaba amarillo; lucía muy enfermo y desastroso. No me vestía mejor que los demás, y casi no me peinaba, pero me veía demasiado mal. Nada atractivo. Mis ojos estaban rojos. El alcohol en mi cuerpo era notorio.

Pero mi rostro no solo lucía como el de un enfermo, sino como el de alguien perdido. Lloraba, incluso mientras miraba mi reflejo. Lo peor era que no conseguía parar.

Las llaves de la camioneta estacionada afuera se encontraban sobre la cómoda. Miré hacia el baño: No había rastro de Charlotte. Entonces fue que agradecí que fuera excesivamente vanidosa. No dudé ni un segundo más y salí disparado de la casa con las llaves en la mano. Muchas veces había conseguido disuadir a mi padre y escapar de casa aun en sus narices, por lo que tampoco me resultó complicado en esta ocasión.

Mientras conducía, pensé en llevarme la camioneta hasta el mismo Stamford, pero claramente era un plan estúpido y no tardé en comprenderlo. Siendo la hija de un gerente de aquella categoría, fácilmente me podrían meter en la cárcel por robar semejante joya.

Finalmente me decidí por conducir hasta la tienda, dejarlo estacionado en el sector exclusivo de los trabajadores y llevarme el camión de Charles. Gracias a Dios no tuve problemas y pude partir de inmediato. El problema real estaba en que yo no me encontraba para nada bien e iba por la carretera colocando en peligro las vidas de muchas personas, incluida la mía.

Mientras lloraba, intenté llamar una y mil veces a los chicos, pero ninguno me respondió; mucho menos lo iba a hacer Rae. Sabía que merecía su indiferencia, pero no hasta el punto de no querer hablar conmigo de nuestro mejor amigo. Lo había dejado solo, mas no me había marchado porque sí. Había sido por trabajo.

Cuando vi mi reloj eran las 5 AM y todavía me quedaba la mitad del recorrido. Iba asustado y con frío. Quería detenerme a descansar, pero la imagen de un Arch completamente roto e inmóvil venía a mi mente y me lo impedía. Estaba arriesgando mi vida. Pero si llegaba a tener un accidente, me gustaba la idea de correr peligro yendo hacia una de las personas que más amaba en el mundo.

A la hora después recibí un mensaje. Era Rae. Por primera vez en horas, una diminuta y casi imperceptible sonrisa apareció en mi rostro. Esta, sin embargo, se borró apenas vi el mensaje.

"Ahora comprendo por qué no contestabas las malditas llamadas, Finn."

Fruncí el ceño. Sus palabras eran casi igual de extrañas que su personalidad.

Ya no quería tratar de ningún tema a través de mensajes. Me había quedado claro que al parecer sólo acarreaban problemas. Por ello, tuve que contenerme lo que más pude para no contestar su extraño mensaje.

Luego de ver a mi mejor amigo aclararíamos todos los malentendidos, además de sincerarnos. Ya estaba harto de todos y todo.

A Stamford llegué pasadas las nueve de la mañana. Mi papá se encontraba en el sofá tomando su desayuno, mientras permanecía con la mirada fija en la televisión. Un periodista se refería a un accidente ocurrido la noche anterior: Archie.

  Según lo poco que se sabe hasta el momento el chico, Archie, quien ya posee la mayoría de edad, arrancaba de su casa después de tener una fuerte discusión con sus padres. No se conocen los motivos, pero al parecer esta decisión de marcharse la habría estado considerando desde hace algún tiempo. Los padres del joven no se han querido referir al tema, corriendo de las periodistas que han intentado entrevistarlos. Los que sí han querido pronunciarse, aunque también mínimamente, han sido sus mejores amigos. No han dejado de hacer un llamado a otro de sus amigos, Finn Nelson, quien por temas laborales se encontraba fuera. Lo único que esperan es que llegue lo antes posible, si es que llegara a suceder lo peor. Los doctores así mismo han establecido que la salud del joven, que permanece hasta estos momentos en la Unidad de cuidados intensivos, es incierta. Esperamos que el aludido llegue pronto al pueblo para darle todo su apoyo en este difícil momento.

Una pareja no tan dispareja -My mad fat diary (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora