La pandilla no nos recibió de la manera en que lo hacen los amigos normales. Apenas nos bajamos del bus, sus primeras palabras no fueron nada parecidas a "¡Los extrañamos!", "¿Cómo les fue?" o "Tenemos muchas cosas que contarles"; todo fue cosa de golpes e insultos. No nos perdonaron el no llamarlos durante todo ese tiempo.
-¿Saben cuánto nos iba a costar si llamábamos desde los teléfonos del instituto? -chillé-. ¡No nos habrían servido de nada las becas!
-¡Ustedes también tienen manos! -apuntó Rae-. ¡Y teléfonos en sus habitaciones!
-Estoy seguro de que no nos extrañaron tanto como dicen y sólo arman todo este drama para simular que sí lo hicieron.
-¡Ey! -Archie golpeó mi brazo.
-Somos amigos desde que usábamos pañales, idiota -se unió Chop-. Por supuesto que te extrañé.
-Teniendo a Izzy para ti durante todo este mes, lo dudo -hice una mueca.
-Me ofendes -simuló enfadarse.
Quedamos en juntarnos en la cafetería a las cinco en punto para comer y ponernos al tanto de todo lo que había sucedido en aquel tiempo tanto en Liverpool como allí.
Al llegar a casa no encontré a mi padre, pero sí una nota suya pegada al refrigerador.
"No hay nada que hubiera querido más que ir a recibirte al terminal o estar en casa esperándote apenas llegaras, pero, el trabajo me lo impide.
Debes saber que estoy mucho más enojado que tus amigos por no recibir más noticias tuyas que las cartas de tu director cada semana.
Ni debes acordarte de tu viejo. Y dudo que lo hayas hecho con tantos deberes y teniendo a Rae contigo siempre.
Nos vemos a la noche. Tenemos muchas cosas para hablar. Una de ellas, por cierto, tiene nombre y tú lo sabes.
Te quiero, hijo".
No pude evitar sonreír al dejarla sobre la mesa. Entonces me puse a pensar en la última parte y de inmediato recordé a su compañera de trabajo. Nada me hacía más feliz que el hecho de que mi padre finalmente estuviera avanzando. En ese momento también pasó por mi cabeza la idea de que quizás siempre estuvo esperando el momento exacto para aclarar el tema pendiente sobre mi madre; probablemente nunca se atrevió a mencionarme sus sospechas de infidelidades para no acabar con la intachable imagen que yo tenía de ella. Me sentí culpable, y es que aquello debió ser la piedra tope, a pesar de que mi madre no hubiese muerto hacía demasiado tiempo. Él merecía ser feliz y era lo único que importaba. Habíamos decidido dejar todos esos malos recuerdos atrás. Él me lo había dicho: Recuerda lo bueno.
Aquella tarde me vestí y arreglé para Rae; cosa estúpida porque fue a ella a quién sí había visto durante el último mes. Pero, tal como dicen tantos por ahí, el amor te vuelve idiota. Chop no dudó en hacérmelo saber al verme en la cafetería. Sabía que no era del tipo de chicos que tarda demasiado escogiendo de un guardarropa. Esa tarde, obviamente, sí lo había hecho.
-¡Estás mal! -chilló-. Podrías verte como un vago y Rae seguiría queriéndote. No es que la seduzcas con lo que usas, ¿o sí? -levantó las cejas repetidas veces.
-¡Chop! Déjalo en paz alguna vez en tu vida -Izzy lo jaló de la chaqueta-. Además, no es que tú seas muy racional al tratarse de nuestra relación, así que mejor cállate.
-Siempre tan amorosa.
-Y sincera -sonreí.
-De nada, Romeo.
-Puedo ver quién dirige la relación.
Izzy mostró su preciosa sonrisa una vez más, y aunque Chop había sido humillado por su novia, no pudo evitar mirarla como el idiota enamorado que era. No éramos nada distintos, aunque intentara hacerlo ver de esa manera.
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Una pareja no tan dispareja -My mad fat diary (TERMINADA)
Roman pour AdolescentsFinn Nelson había llegado a cambiar la vida de Rae Earl, de la misma forma en que Rae Earl llegado a cambiar la suya. Parecían diferentes a la vista de todos, casi de mundos opuestos, pero la verdad no era tan así. Juntos descubrirían de qué se tr...