Capítulo XXXII

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El último fin de semana de Agosto en 1999 lo pasamos en el Festival Leeds. Después de casi cuatro décadas de realizarse el Festival Reading, decidió hacerse una especie de extensión de este. Fuimos afortunados de ir en aquella primera ocasión, pues, más tarde pasaría a ser uno de los eventos más prestigiosos y valorados en Inglaterra.

Aquel día tomé un centenar de fotos de Rae sin que ella se diera cuenta. Al llegar a casa, armé un álbum especial. De portada nos puse a ambos. Tras mirar esa fotografía en particular, recordé una similitud. Revisé los demás recuerdos. Entre las decenas de cartas, entradas para el cine y varias otras cosas que habíamos compartido, encontré nuestra primera foto como novios. La habíamos tomado en 1997.

"Dos años juntos", murmuré después de un hondo suspiro.

-Y vamos por muchos más.

Rae estaba parada en el marco de la puerta.

-¿Cómo entraste?

-Hay algo que aún no sabes de mi, Finn -dijo-: Soy hechicera.

Contuve la risa.

-Y mi especialidad es abrir puertas.

-¿Y si te callas?

-¿Y si mejor me callas tú?

Deseo concedido.

-En serio, ¿cómo entraste? -volví a preguntar.

-¿Prefieres interrogarme antes que besarme? ¿En serio? -frunció el ceño-. Ahora me siento ofendida.

-Considéralo de esta manera -me remojé los labios-: Si te interrogo y no me gusta tu respuesta, o si no me convence, puedo robarte un beso. ¡Y vaya que me aprovecharía!

-Ahora no quiero besarte. Quiero irme.

Antes de que se diera media vuelta -sabía que lo haría para dar más dramatismo a la escena-, tomé su brazo y murmuré:

-No me ha gustado tu respuesta. Y estás en mi casa, así que...

Fuimos interrumpidos por Myriam a los minutos después.

-De verdad siento terminar con su precioso momento, pero, el gruñón quiere que cenemos antes de que la comida se enfríe.

-¿Gruñón?-preguntó Rae, muy, muy bajo.

Simplemente me encogí de hombros y me dirigí hacia el comedor.

Allí nos esperaba mi padre. Mi viejo. Mi mejor amigo.

-He cocinado yo. Espero les guste.

-¿Y si no?

Me miró fijamente a los ojos y meneó la cabeza repetidas veces como cuando de pequeño solía abrir la boca sólo para dejarlo en vergüenza.

-Te quiero, gruñón -murmuré.

Una pareja no tan dispareja -My mad fat diary (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora