Capítulo XXXIII

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El cambio de siglo.

Un tema que a todos les intrigaba e interesaba enormemente. Mas no a mí. Sabía que significaba una nueva etapa de nuestras vidas, lo quisiéramos o no, pero yo esperaba que nada cambiara demasiado. Me gustaba mi vida, quizás más de lo que a cualquiera podría gustarle la suya; y es que tenía todo lo que había estado esperando: Familia, grandes amigos, alguien que me llenaba el corazón de buenos sentimientos, a quién sin problema en ese momento le llamaba "amor", aun cuando no sabía cuánto podría durar nuestra historia, y él último año de mi carrera.

Ocurrió de forma todavía más rápida. Con Rae no nos dimos ni cuenta cuando ya estábamos en Diciembre, específicamente en el día de nuestra graduación. Desde el escenario mirábamos entre el público a las personas que más queríamos y todo parecía un sueño.

Lo habíamos logrado. Juntos.

-Te extrañaré -me dijo el Decano en el preciso instante que me entregó mi diploma-. Eres un excelente alumno, Finley.

-Muchas gracias, Señor. Yo también lo extrañaré a usted.

-Nunca lo olvides: Estar asustado por el posible fracaso no es de cobardes.

Seguí su consejo. Y jamás lo olvidé.

Mi padre estaba sumido en un llanto que no había presenciado antes. En varias ocasiones me demostró estar orgulloso de mí y pude notarlo. Aquella vez, sin embargo, era algo inexplicable para ambos. Y la verdad era que no quería encontrarle respuesta a algo tan hermoso. Supuse que él tampoco.

-Te quiero. Te quiero más de lo que pensé que era posible querer a un hijo -me tocaba como si no se lograra convencer de que era real-. Eres todo un hombre. ¿Es demasiado egocéntrico si me siento bien porque creo que contribuí en ello? -preguntó, confundido.

-El orgullo que sientes por mí es comprensible, papá. Pero todo lo hice por y para ti. Tú me inspiraste.

-¿En serio?

-¿Por qué formulas tus preguntas con ese tono? -murmuré-, como si no merecieras mi esfuerzo. Lo mereces. Y mereces que me siga esforzando durante el resto de mi vida.

Los primeros amigos que hicimos al llegar a la Universidad en 1998 fueron a nuestra ceremonia. Todos ellos estaban ya trabajando como asistentes en diferentes radios del país, pero se tomaron el tiempo de ir a vernos. Deseé con todo mi corazón que en el futuro nos volviésemos a encontrar, fuese o no en el área profesional. Tal como varias de otras personas a las que había conocido hasta ese momento, eran buenas; de esas que aparecen en tu puerta a brindarte apoyo sin que tú se los pidas.

Los acontecimientos importantes los celebrábamos de manera debida. Fue por eso que en aquel mismo mes nos reunimos a celebrar el segundo cumpleaños de Liz.

-No voy a dejar de repetirlo: Mi hermana está enamorada de ti, Finn -Rae nos miraba con fascinación mientras Liz acariciaba mis mejillas y pedía un beso. El resto se unió a los segundos. Opinaron lo mismo que ella.

-Y yo tampoco dejaré de decir esto -murmuré-: Me fascina el parecido.

Una media sonrisa apareció en su rostro. Entonces lo confirmé una vez más: Rae era la mujer con la que quería tener hijos y compartir el resto de mi vida.

Una pareja no tan dispareja -My mad fat diary (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora