Capítulo XXVIII

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La condena de los padres de Thomas fue pronunciada en el penúltimo día de exámenes: Treinta años para él, la mitad para ella. Quizás estaba siendo muy inocente, pero seguí creyendo que se debió tener un poco de compasión por la mujer. Era más esclava que esposa. Thomas lo confirmó.

-Recuerdo que me habías dicho que tu madre estaba embarazada -murmuré muy de cerca.

Bajó la cabeza.

"Abortó", fue lo primero en lo que pensé.

Lo había perdido. Su marido no quería tener al niño, pero, no fue ni por los maltratos ni por algún tipo de aborto forzado que aquella criatura no llegó a nacer. Murió dentro del vientre de forma natural.

-Tuvieron una de sus tantas discusiones. A media noche la encontré sangrando en el baño.

Archie y yo éramos los únicos que lo sabíamos y prefería que así siguiera siendo.

Durante esas semanas había estado durmiendo en casa de Chloe, pero, aquella noche decidió volver a la suya. Como solíamos hacer cuando alguien de la pandilla estaba triste, nos juntamos todos, ordenamos pizza, escuchamos música y bebimos.

Al día siguiente desperté escuchando la voz de Rae. Se movía de allá para acá en el cuarto mientras recogía algunas prendas del piso.

-Hola, flojo -dijo, tras verme refregando mis ojos.

-Hola preciosa -respondí de vuelta.

-Levántate, ya es tarde.

-No. La vista desde aquí es increíble -comenté.

Me miró fijamente. Pretendió hacerme sentir incómodo con sus grandes ojos sobre mí, cuando no hacía más que incrementar mis ganas de permanecer en esa posición.

-Te amo -murmuré.

Permaneció unos segundos en silencio, hasta que finalmente replicó:

-Sé que me odiaré más tarde por decir esto, pero... Tu voz por la mañana se escucha mucho más grave y atractiva.

Acomodé mis brazos por detrás de mi nuca y sonreí de lado.

-¡Ya levántate!

-¿Ya te duchaste?

-Por supuesto. A diferencia de algunos... Tú -tosió-, madrugo aunque me amanezca la noche anterior.

Me desenredé de entre las sábanas y miré por la pequeña apertura de la puerta. El baño estaba vacío.

-¿No quieres ducharte una segunda vez?

-No.

-¿Segura? ¿Ni siquiera si compartimos agua? -levanté las cejas.

-Especialmente por eso -sonrió de forma graciosa.

-Ven a la cama. Cinco minutos.

-Finn...

-Ven -tomé su mano y nos conduje hasta el borde. Me volví a meter entre las telas. Rae me imitó.

La miré. La miré como no la hubiese tenido conmigo durante años, como si hubiese olvidado cada rasgo de su bello rostro y necesitara volver a guardar esa imagen en mi cabeza.

-Me estas asustando. Deja de mirarme como un psicópata.

Suspiré. Coloqué mi cabeza en su pecho y murmuré:

-No arruines esto.

Besó mi frente.

-Te amo, Rae Earl. Aunque pareciera una locura en ese entonces y aunque hoy también pueda parecerlo, creo que te amé desde el primer día -susurré, mientras unía mis manos con las suyas alrededor de su estómago-. Me haces sentir vivo.

Una pareja no tan dispareja -My mad fat diary (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora