El espacio vacío a mi lado en la cama me llenaba otra vez de ese devastador sentimiento. La desesperación parecía querer reaparecer, mientras que el peso que se depositaba sobre mi pecho pretendía dejarme sin aire.
No quería volver a ser esa patética versión de mí, quería tener la confianza para sentirme cómoda a su lado, amarlo libremente, sin ningún tipo de miedo. Pero saber que su presencia en aquella casa era tan efímera, hacía que todos mis esfuerzos se esparcieran como polvo.
Mientras esperaba a que el café estuviera listo, ocupé mi preciado lugar junto a la ventana. La lluvia lo teñía todo de aquel maravilloso gris, las gotas iniciaban sus carreras en el vidrio y el olor que comenzaba a escaparse de la cafetera, hacía de la imagen algo todavía más grandioso.
Ni siquiera había notado el momento en el que había salido, y hubiera deseado no dormir tan profundamente cuando estaba conmigo, para poder despedirme de él. Lo imaginaba caminando en puntas de pie, intentando sacar las maletas con cuidado, volviendo la mirada hacia la cama en donde la desastrosa mujer que él convertía en obras de arte, yacía inconsciente. Le di un sorbo al café.
Me dispuse después, a ocuparme en los quehaceres de la casa para que mi mente descansara de los angustiantes pensamientos, aunque no hubiera mucho que acomodar puesto que con él allí, todo se mantenía bastante organizado. Decidí comenzar por la habitación.
Yongguk y yo éramos totalmente opuestos cuando de dormir se trataba. Aquel hombre parecía tener fuego recorriéndole las venas sin importar la estación que fuera. No soportaba cubrirse con las mantas y si en algún momento de la noche yo lo hacía por él, instantáneamente volvía a quedar descubierto, mostrando aquellas espléndidas piernas que reflejaban la luz de la luna que ingresaba por la ventana. Cualquiera se hubiera dado cuenta tan sólo ver la forma en que las sábanas se encontraban acomodadas sobre el colchón.
En medio de estas, un pequeño cuaderno negro se escondía. Había salido disparado cuando sacudí las telas entre las que había sido abandonado. Lo recogí del suelo de la habitación y me senté en la orilla de la cama, inspeccionándolo. Era tan común para mí ver aquel tipo de cuadernos, Yongguk los cargaba todo el tiempo y los ordenaba como si se tratara de una colección. Aquel específicamente, tenía un número en la tapa, señalando que se trataba del vigésimo cuarto. ¿Era ese en el que escribía últimamente? Acariciaba el oscuro material con la misma delicadeza con la que atravesaba su cabellera. Me balanceaba entre la idea de abrirlo y descubrir qué clases de cosas eran escritas, o simplemente dejarlos con el resto. Porque allí estaba mi temor en realidad. Los otros cuadernos se encontraban en la casa, junto a los libros que Yongguk leía ávidamente en sus días de descanso, pero en todo el tiempo que estuve allí, jamás sentí la curiosidad que me llevaría a husmear en ellos como en ese momento. Sabía que en cuanto supiera qué decía en uno, terminaría queriendo leer los demás y aquello...no era correcto ¿verdad?
Sin embargo, las maliciosas ideas afloraban con más intensidad dentro de mi cabeza. Si él no estaba en casa, no tenía por qué enterarse que había leído algunas páginas ¿no es así? Los temerosos movimientos de mi mano se trasladaron desde la tapa hacia el borde de las hojas, acomodando algunas de ellas que estaban dispuestas a escaparse. Aquello me llevó a abrir el cuaderno, y esto a leer algunas de las palabras que estaban escritas. Lo estaba haciendo, y la sensación de adrenalina me convertía en una niña traviesa hurgando en donde no debía.
"Como el orgulloso hombre que soy, no sabes lo feliz que soy de poder decir que es mi rostro lo primero que vez cuando despiertas, que es mi fragancia la que te envuelve, que son mis ojos siempre brillosos por ti, los que reflejan tu adormecido rostro.
Entonces ¿por qué estás siempre triste, mi amor? ¿Por qué te siento ausente la mayoría del tiempo, por qué descubro el camino de lágrimas en tus mejillas cuando regreso a casa? Pero tú, te mantienes callada cuando te pregunto. ¿Por qué, mi amor?
Porque, aunque la gente quiere creer que soy un hombre rudo, nunca puedo soportarlo, verte sufriendo callada como si en realidad nada estuviera sucediendo, como si no quisieras dejármelo saber. ¿Soy yo? ¿Son mis viajes recurrentes, es mi trabajo? ¿Es por el hábito que tengo de no secar mi cabello cuando salgo de bañarme?
Porque aunque me transforme en una mera existencia cuando estoy a tu lado, siento dolor, me siento devastado, quiero gritar. Porque sabes que haría lo que fuera por ti excepto dejarte vivir días tristes. Porque extraño esa vieja tú, la que siempre sostenía una sonrisa para mis momentos de cansancio, la que bailaba conmigo al ritmo del jazz, la que tenía esa mirada soñadora mientras se concentraba solamente en mí. ¿Dónde estás, mi amor?
E incluso cuando no existe la posibilidad de que intente cambiar una sola cosa de ti, me gustaría que siguieras siendo la persona que me ama más que a nadie."
BYG.
Aquellos latidos descarriados que descubrían mi prohibida conducta, decidieron detenerse por unos segundos y me dejaron allí, sentada al borde de la cama, sosteniendo el cuaderno. No podía seguir leyendo, a pesar de haberlo querido momentos antes. Mis ojos no podían enfocarse ya, llenos de lágrimas.
ESTÁS LEYENDO
Loving you [BangYongguk]
Fanfiction"Atesora el verano pero desespérate por el otoño y espera también el invierno, para que cuando la primavera llegue, pienses que el pasado es sólo eso, mientras que el presente eres tú y él, y el futuro les espera." Pensamos que cada historia termina...