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No pude hacerlo. No pude irme. Con las valijas a un lado del camino, pasé la noche mirando los autos pasar, las personas despertar a la vida, el sol posarse en lo más alto del cielo. No pude irme ¿Dónde? Si toda mi vida estaba con él, si desde el instante que di un paso fuera de esa casa, mi pecho se sintió vacío. Hogar, sus brazos eran el mío.

El quieto apartamento me recibió y a mi arrepentido corazón. Había un peso en mis hombros que parecía no poder seguir soportando. Necesitaba verlo.

Mis temerosos pies me llevaron hacia la habitación y, acurrucado en las celestes sábanas encontré su cuerpo, temblando como el mío, débil y triste. Lo lamentaba tanto, era mi culpa. Me acerqué y sentí la calidez despegándose de su piel, mi fuente de energía.

Lo miré dormir por un tiempo, deseando que nuestro amor fuera tan fácil como eso, que mis sentimientos estuvieran tan claros como en esa mañana, que el miedo nunca regresara a mí. Pero eso era pedir demasiado, más de lo que podía pedirle a la vida.

-Eres una cobarde.

Escuché, y acordé. Todos mis sentimientos cupieron en esa palabra. La primera oportunidad que vi para escapar, la tomé y corrí lejos, maletas y todo, llorando porque sabía que me arrepentiría después. Era una cobarde y una muy grande. Era infantil, egoísta y malcriada. Y lo que me dolía más era que él me amaba de todas formas.

-Perdedora.

Sí, también era aquello. Me conocía también. Él...

-No pudiste irte ¿cierto?

Miré hacia abajo y lo encontré, ojos todavía cerrados, descansando su cabeza en mi regazo, con las manos sobre su pecho. Esas palabras vinieron de él, llenándome de chispas. La magnificencia de su cabello formando olas alrededor de su rostro, sus largas pestañas cubriendo esos oscuros ojos, sus lunares, las estrellas de mi única galaxia, la recta nariz y la redondeada boca formando una sutil sonrisa que perforó mi corazón e inscribió su nombre en él. Los pájaros cantaban afuera, y una nublada mañana de otoño jamás se había sentido tan alegre como aquel día. Comenzó a levantarse, y mi cuerpo entero esperó por el momento en que esos fuertes brazos me rodearan y a todo el desastre que era. Su barbilla descansó en mi cabeza y dejó escapar un profundo suspiro. Qué par de tontos.

-Yo...

Traté de decir.

-Yo tampoco.

Respondió.

-¿Qué?

-Tampoco sé cómo amar, pero supongo que es algo que podemos aprender juntos.

Terrenal existencia llena de misterios, sabiduría de miles de vidas, amor que no cabía en el mundo. Hombre de mi vida y guardián de mis sueños. 


N/A: Nunca me doy cuenta de lo corto que son los capítulos hasta que tengo que publicarlos :D Voy a intentar hacerlos más largos pero no prometo nada (? Saludos <3 

Loving you [BangYongguk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora