Loving you [BangYongguk]

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¿Por qué lo amaba tanto? ¿Era solamente yo quien lo idealizaba, haciendo de cada detalle de su ocurrencia algo brillante? ¿Era solamente yo, con esos estúpidos e infantiles sentimientos la que quería todo para mí? ¿Estaba todo sucediendo dentro de mi cabeza? Pero no se sentía así cada vez que me besaba, cuando sus manos estaban sobre mi piel.

Las preguntas arribaron a mí cuando sorpresivamente comenzó a doler, físicamente. Cada vez que estaba cerca, todo mi cuerpo temblaba aunque fuera para despedirse o preguntarme por algo que había perdido. No sabía qué era, si él se sentía de la misma manera, si lo encontraría extraño o exagerado. Todas esas cosas las mantuve para mí misma, para mi solitaria conciencia que parecía alejarse cada día más.

Comenzó a volver a casa más temprano todos los días, y mucho tiempo había pasado desde la última vez que tuve que dormir alejada de sus brazos. Abrió la puerta y me vio mirando por la ventana, inmersa en esas estrellas que no podíamos ver aparecer en el cielo. Lo extrañaba, pero el verano se había terminado y como lo habíamos dicho, nos quedaríamos esperando por el invierno.

Sus fuertes brazos rodearon mi torso y dejó descansar su barbilla en mi hombro, inhalando profundamente, suspirando suavemente después. Se llevaba mi alma de esa manera, supongo que lo sabía porque después de hacerlo, una gran sonrisa crecía en su rostro. Incluso cuando era de noche y solamente habían pasado segundos desde que las vi, las estrellas no existían cuando él sonreía. Delincuente, incluso podía robarse aquello.

Preguntó qué cenaríamos antes de separarse de mí y encaminarse al baño para tomar una ducha. Una respuesta muy común dejó mi cuerpo y entonces desapareció. No parecía como si estuviera imaginando aquello, nuestras vidas sucediendo de esa manera, incluso con una rutina como la de cualquier otra pareja. ¿Entonces por qué lo amaba tanto?

Me había declarado enferma y dije que debería buscar por ayuda, pero ¿era aquella una razón suficiente? "Porque lo amo demasiado". Sonaba ridículo y sabía que eso era lo que las personas creerían cuando escucharan mi historia. El agua comenzó a limpiar los vegetales. Mis pensamientos se quedaron atrapados allí.

¿Cuándo comenzó? Desde la primera vez, cuando su misteriosa figura me alcanzó un tenedor y me sonrió con la sonrisa de un niño de cinco años. ¿Fue siempre así? Supongo, aunque por momentos todo estuviera cubierto por un falso emplazamiento de lealtad, una amistad que quería proteger. Entonces ¿qué pasó? Lo besé, lo vi llorar, vi su sonrisa otra vez, me preguntó qué era. Aquel mágico encantamiento. Y me perdí, fácilmente, como si se tratara de magia la que me metió en su vida como él dijo que lo quería. El agua hirviendo en la cocina parecía imitar a mi corazón en aquel momento.

Su baño terminó y como siempre lo hacía, apareció a medio vestir todavía secando las gotas de agua en su cuerpo.

-Huele bien.

Escuché, pero no respondí. En su lugar, todavía me mantenía concentrada en las burbujas dentro de la olla. Me repitió la frase y lo escuché esa vez también pero sin embargo seguí sin contestarle. ¿Era acaso por el tiempo que estuvimos separados lo que me hacía sentir de esa manera? Atemorizada por perderlo, necesitándolo a cada segundo, sintiéndome triste incluso cuando estaba cerca de mí, tratando de alcanzar mis ojos todavía perdidos en alguna parte.

-¿Estás bien?

Me preguntó y odié aquello porque sabía que una mentira estaba a punto de ser dicha. Abrí mi boca pero se quedó así, a medio camino porque su cuerpo se pegó al mío, apretando mi espalda, dejándome sin aire, doliendo...Algunas de las gotas de su todavía mojado cabello salpicaron alrededor nuestro y el agua en la olla estaba lista para los fideos, pero ahí estaba él, sosteniéndome con tristeza ¿o era pena?