Abrió la botella de vino frente a mí como si supiera que con ese simple movimiento, se apoderaba de mi alma. Una media sonrisa estampada en su rostro, los usuales sonidos del jazz sumergiéndonos en nuestro preciado universo para dos. En frente de aquel hombre, solía olvidar quién era, qué era antes de meterme en su vida y darle mi todo. Me transformó, me dio razones para seguir y pelear con cualquier cosa que me impidiera estar a su lado. Me dio fuerzas y, Dios mío, si estaba agradecida por eso, por haberme dado otra oportunidad para amar, pero realmente, cometiendo errores, aprendiendo de ellos, tropezándonos pero siempre levantándonos después. Esperaba que supiera cuán importante era en mi vida, cuánto lo necesitaba. Mientras sus brazos se mantuvieran alrededor de mí, alimentándome con su tibieza, yo pelearía, así se lo había prometido.
Se acercó a la mesa y vació el líquido rojo en dos copas, sosteniendo mi mirada con la suya, dejándome ser testigo de las estrellas que guardaba en sus pupilas. Esperaba que alguna palabra saliera de su boca pronto, de otra manera, perdería la cordura. Mis músculos perdían sus fuerzas y mi temperatura se elevaba, esperando por el momento en que sostuviera la copa y bebiera el vino, lleno de gracia. Todo aquel era un espectáculo que valía la pena presenciar, y yo estaba segura que mantenía la misma mirada tonta cada vez que se movía. Toda su existencia en este mundo valía la pena, y así como le agradecía a él, le agradecía a todas aquellas misteriosas fuerzas que lo llevaron a cruzarse en mi camino.
Finalmente, sus dedos acariciaron el vidrio y sus labios se separaron para que la mágica poción llenara su interior. Lentamente, como la mayoría de sus movimientos, comenzó a beber, haciendo de la simple escena una película. El tiempo parecía correr más lento y el aire no lograba pasar cómodamente por mi garganta. La amnesia temporal me atacó y perdí la noción de mi existencia, dejándome sólo con el pensamiento de la oscuridad en la que se habría convertido mi vida si nuestras historias jamás se encontraban. ¿Pelearía como la hacía todos los días? ¿Trataría de poner en un común pedazo de papel, todos los sentimientos que un simple ser humano me hacía sentir? ¿Me aventuraría a cruzar el mundo sólo para encontrarlo, esperando que dos veranos no fueran suficientes para que se olvidara de mí? Me cuestionaba. El vino desapareció y las abismales esferas inscribieron su profundidad en mí.
Extendió su mano para tomar la mía, acariciándola con su pulgar después. Ese toque, el que tenía el poder de llevarme a otros lugares, dejando en mí una nueva sensación cada vez.
La eternidad no tenía nada para nosotros. El tiempo no existía. Y las noches tranquilas como aquellas eran la única prueba que tenía para confirmar que todo lo que vivía a su lado era real.
Sus ojos veían el mundo como nadie podía hacerlo, y eso me tenía al borde del abismo todo el tiempo, porque sentía que me estaba perdiendo muchas cosas. Explicaba las ocurrencias del universo con tal poderosa manera de hablar, con fuertes convicciones pero al mismo tiempo, con una infinita esperanza por el mundo, un lugar en donde todos podrían vivir en paz. Yo solamente dejaba que sus palabras me llevaran a su utopía.
Escucharlo hablar, otro de mis privilegios. Sumándole a todas las significativas cosas sobre las que predicaba, su encantadora voz, haciéndome caer todavía más por él, deseando que la noche llegara antes para tenerlo susurrando dulces poemas viejos mientras estaba a punto de dormirme.
Si existía un momento de duda, ese sería aquel en el que me daba cuenta que todas las cosas que había anhelado en una persona se encontraban proyectadas en él. Entonces mi revoltoso corazón detenía sus latidos y pensaba otra vez, que no era real, que no estaba sucediendo. Pero él siempre venía a rescatarme, salvándome con sólo un toque, acariciando mi frío rostro. El aire salía de mi pecho como si hubiera estado atrapado allí por mucho tiempo y yo entonces podía darme cuenta, que él estaba ahí, sosteniéndome no sólo con sus manos sino también con sus pensamientos y sentimientos.
El invierno estaba creciendo afuera, y yo siempre le temí, pero gracias a él, durante esos días podía siempre apreciar el aire frío entrando por la venta y el café caliente atravesando mi garganta.
-Necesitamos hablar.
Me dijo, antes de despegar su mágico toque de mi mejilla. Su calmada expresión se volvió preocupada, y los destellos sobre los que flotábamos, desaparecieron.
Mientras caminaba fuera de la ensoñación, persiguiendo sus pasos, observaba su amplia espalda enfrentándome, buscando expresar algo. Se detuvo frente a la mesa de la cocina y posicionó sus codos a los lados, mirándome otra vez. Mis pasos se detuvieron frente a él y con mis expectantes ojos, lo miré.
-Por fin se está poniendo frío...
Comenzó, dejándome sin ninguna respuesta para dar.
-...y sabes, las flores son más débiles durante el invierno, por el aire helado y el sol que no brilla tanto...así que necesito que te cuides.
Aunque no estaba segura a lo que se refería, acepté asintiendo con la cabeza.
-Y, quizá parezca mucho tiempo, pero si lo piensas, es casi el mismo tiempo que pasamos separados. Vas a darte cuenta que no es tanto...
Estaba siendo demasiado cuidadoso con su elección de palabras, casi luciendo como un padre que le habla a su hijo. Hablando de distancia y separación ¿era porque tenía que viajar otra vez? Las sacudidas de su pierna y el golpe de su pie contra el piso aparecieron y entonces, mi corazón sintió el miedo.
-Todo esto parece como un deja vu...no sé cómo pudiste hacerlo...
Sus manos temblorosas descubrieron el sobre blanco y me lo entregaron, pero su rostro casi no se mostraba. Lo tomé y todavía sintiendo los mareos, lo abrí encontrando una carta dentro. El deja vu del que hablaba se refería al día en el que le entregué el pasaje de avión. No había tal cosa dentro del sobre, pero sí un aviso, anunciando que debía marcharse para cumplir con su servicio militar en dos semanas. Las paredes se desmoronaron a mí alrededor.
-Vas a estar bien, ¿verdad?
Me preguntó, como si pudiera responder a algo como eso en ese momento.
N/A: You know que las historias de Judith necesitan de estos capítulos emo :)))))
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Loving you [BangYongguk]
Fanfiction"Atesora el verano pero desespérate por el otoño y espera también el invierno, para que cuando la primavera llegue, pienses que el pasado es sólo eso, mientras que el presente eres tú y él, y el futuro les espera." Pensamos que cada historia termina...