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Cuando los suspiros se alejaban de mi cuerpo, parecía correr a socorrerme, acercándome a su pecho, reclamando una explicación. "¿No puedo sólo suspirar? Por supuesto que no, sabes que hay una razón, entonces ¿por qué no hacérmela conocer? Bueno, no puedo porque..." Qué vergüenza. Él no podía saber aquello.

"Aquello" era todo lo que atravesaba mi mente mientras lo observaba salir del baño y dirigirse hacia el vestidor, eligiendo las ropas que esconderían el lienzo de sus obras de arte plasmadas en tinta. No se trataba de un traje, de algún lóbrego color, de algún tieso material. Una simple camisa y unos jeans oscuros, y otra vez se transformaba en una persona diferente. Aquel era un día de zapatillas cómodas, nada de zapatos de cuero, relucientes e inconvenientes para usar por más de cuatro horas.

Después de terminar con el dobladillo del pantalón, se encargó de los cordones de su calzado y frunció el ceño durante todo el tiempo que la operación duró. Cuando las personas solían hablar de aquella visión de cámara lenta que poseíamos cuando mirábamos al ser amado, pensaba en lo conveniente que era que Yongguk se moviera tan lentamente, porque así me ahorraba el trabajo.

Se levantó y simulando los movimientos de un hechicero, esparcía colonia a su alrededor y se envolvía en fragancias que en realidad ya parecían ser parte de su piel. Sonrió a escondidas y volvió hacia la cama. Me atrapó prendada de sus acciones y pareció avergonzarse, pretendió aclarar su garganta y miró a través de la ventana.

-Regreso en unas horas.

Me avisó, y a pesar de la preocupación que podía escuchar en su tono de voz, no tenía más tiempo que desperdiciar. Tomó una chaqueta y se esfumó de la habitación. Apenas lo perdí de mi vista, solté el aire y en un pestañeo lo tuve otra vez allí, a mi lado.

-¿Qué sucede?

Quería decir que nada, que solamente había pasado porque sí ¿Era tan raro suspirar? Pero en realidad lo conocía, el motivo que me había llevado a pensar qué lamentable era no poder seguir observándolo prepararse para salir.

-¿Debería quedarme?

Me dijo, y sonreí al mismo tiempo que el aire se volvía a escapar por mi nariz, aunque ya no como suspiro. Elevé una de mis manos para descubrir así sus ojos, ya casi cubiertos por su cabello. Me perdí en ellos, esperando con aquello, guardar muy dentro de mí, las emociones que tenerlo así de cerca me hacía sentir.

-Ya vete, o podría responder que sí.

-Hazlo.

En vez de una sonrisa, fue una sonora risa lo que se desprendió de mi pecho y sacudió nuestros alrededores.

-Yongguk, sólo vas a la peluquería ¿por qué haces tanto aspamento?

Aun sentía las chispas en mis extremidades, mientras me mantenía mirándolo expectante.

-Fuiste tú quien suspiró en cuanto me fui ¿Ibas a hacerlo todo el tiempo que estuviera afuera?

Podía ser, pero no era algo raro. Solía suspirar muy seguido, tan seguido como pensaba en él. Volví a acariciar su rostro y me levanté. Me siguió a través de los pasillos, en silencio.

-Estás buscando que te corra ¿no es así? ¿Es eso lo que quieres?

Le dije sin mirarlo, ocupada en el agua que me servía. Yongguk pretendió no escucharme y volvió a pararse al lado de la ventana.

-Bang...Bang Yongguk!

Elevé la voz e inmediatamente cubrí mi boca, sorprendida por mis acciones. Opuesto a esto, la grave voz transformada en risa llegó a mis oídos. Pasó por la habitación y tomó su chaqueta, caminó hacia la puerta y antes de salir, me dedicó una divertida mirada.

Me quedé parada en la cocina, descreyendo que todo aquello hubiera sucedido, y suspiré una vez más. 

Loving you [BangYongguk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora